- ¿Hija? ¿Podemos hablar antes que te vayas? - mi papá entra a mi habitación mientras termino de empacar mis cosas.
- Claro pasa - me siento en la cama y el me imita. Suelta un suspiro.
- Embarazada ¿eh? - dice, más para sí mismo - No me lo puedo creer. Me acuerdo perfectamente cuando recién cumpliste trece años. Fue el primer cumpleaños que pasamos juntos. Eras una nena que iba a todas partes con ese muñeco.
Recuerdo que cuando era pequeña siempre llevaba a la mano un peluche. Solía hacerme sentir segura con ese peluche a la mano. Me lo había regalado las cuidadoras cuando cumplí siete años y nunca lo deje, de hecho, todavía lo tengo guardado en mi habitación en Francia.
- No puedo creer que mi niña este embarazada. Eres toda una mujer fuerte e independiente - Oh no, aquí vienen las lágrimas. Mi papá me habla con una sonrisa - Pero quiero que sepas que estoy orgulloso de la persona que te convertiste. Si te soy sincero, no quería esto para ti, quería que disfrutes tu juventud y cuando seas ya bastante mayor tengas tu familia con tu esposo o bueno, esposos, como quieras - le sonrío -. Pero dada la situación, quiero que sepas que siempre voy a estar para ayudarte. Sé que lo lograrás tu sola sin necesitar a alguien.
- Gracias, papá. Sé que cualquier decisión que tome, la voy a poder a superar sola, y si no, cuento con ustedes.
Luego de una corta charla con mi papá, él me ayuda a bajar las maletas y me despido de ellos en el umbral de la puerta con lágrimas en los ojos mientras el taxi me espera.
No quiero irme, los iba a extrañar mucho. Y, de algún modo, estando aquí me sentía más cercana a los chicos. Aunque no los pueda ver.
(...)
Mis clases de Francés empezaban mañana. Apenas llegue a mi piso en París, desempaque mis cosas y fui a comprar todo lo que necesitaba para mis clases.
Para mi, la mejor parte de iniciar clases es comprar los útiles. No sé porqué pero me encanta.
Casualmente camino por la zona de juguetes y me pongo a pensar. En un año podría a estar comprando estas cosas para el bebé. Suspiro y a acaricio mi estómago plano.
Tengo que tomar una decisión ya. Todavía me quedan mas de seis meses para saber que voy a decidir pero estar indecisa me genera estrés.
Cuando acabo de escoger todos mis útiles voy hacia el mostrador para pagar. Veo un estante con chocolatinas y sonrío perversamente en mi interior antes de agarrar la mitad de la caja. Nunca me ha gustado mucho las chocolatinas pero este bebé parece que le encanta porque no para de pedírmelas.
(...)
Me despierto temprano para no llegar tarde a clase. Me arreglo de forma sencilla y cómoda, con mi café en un termo en mano y un paquete de galletas en mi bolso como desayuno, salgo de mi casa.
Justo cuando llego a la universidad, alguien chica conmigo haciendo que un poco de mi café se derrame en mi blusa blanca.
- ¡Oh no! - me quejo chillando porque el café caliente cae en mi cuello.
- Lo lamentó muchísimo - me dice el chico - Déjame ayudarte.
- No, no te preocupes - le digo dándole una mirada fugaz y saliendo de ahí para irme a los servicios.
Joder que la mancha no sale. Voy a tener que colocarme la polera para ocultar la mancha. Suelto un suspiro frustrado. Que gran inicio de clases.
Voy a mi clase antes que se me haga muy tarde. Me siento en las filas del medio, siento que son un buen lugar para poder ver todo.
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Ramé
RomanceLeah tiene que seguir sus sueños y dejar a los chicos en Italia. Ella se va a ir a estudiar a Francia pero no se olvidará de ellos. Mientras que los hermanos Bianchello nunca se olvidarán que la mujer que aman. Cinco años es mucho pero a la vez es...