Capítulo 29: Las dos cartas

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"Theo, no hay nada que pueda decir. No hay nada que pueda decir para cambiar lo que pasó. Pero tengo que decirte al menos que lo siento-"

Un sonido de crujido y después otra hoja de papel arrugado siendo abierta. Draco presionó su rostro más firme contra su almohada plateada, manteniendo los ojos cerrados.

"Theo, sé que tu padre era tu mejor amigo. Y sé que era la única familia que te quedaba. Nunca fue nada más que amable conmigo, incluso cuando le di la espalda. No merecía morir. Pero había una batalla y-"

Arrugarse, crujido.

"Theo, creo que tienes que saber que fui yo quien asesinó a tu padre. Lo admito aquí en escrito, de todas formas, para que no tengas que leerlo en El Profeta. Es lo mínimo que te debo-"

Arrugarse, crujido.

"Theo, sin importar lo que digan, no conjuré Avada Kedavra sobre tu padre, conjuré un maleficio de corte y dicen que se desangró mientras la batalla se desarrollaba, aunque no es una excusa-"

Arrugarse, crujido.

"Theo, nunca aceptarás una disculpa, ni deberías hacerlo, pero al menos deberías saber la verdad. Aquí hay un recuento de los eventos que se desarrollaron la noche del 21 de junio- es una pena que terminaras esta aquí. Tal recuento habría sido educacional para mí también"

"¿Severus?" dijo Draco adormilado, abriendo los ojos y sentándose. Efectivamente, su padrino se encontraba ahí en sus usuales túnicas negras, una silueta dispersa y amenazante en contraste al azul Patronus de su habitación. Severus estaba sentado a menos de un metro de distancia del costado de su cama, leyendo en voz alta los intentos abandonados de cartas a Theo. "Severus, ¿qué estás haciendo aquí?"

"¿Y me preguntas eso ahora?" preguntó Severus con frialdad. "Creí que estarías en alerta máxima después de los eventos a los que se refería la última carta. Estoy aquí, obviamente, para hablar contigo sobre eso"

"Creí que estaba soñando" dijo Draco, tallando sus ojos y ajustando su sudadera. "¿No estás aquí para llevarme de regreso a Hogwarts?" Draco había estado esperando tres días a que lo llamaran de regreso.

"Ciertamente" dijo Severus seriamente. "Debes saber que eso es imposible, dadas las circunstancias"

Draco se inclinó y agarró la pila de cartas fallidas a Theo, antes de lanzarlas en el aire y quemar el pergamino ante los ojos poco impresionados de Severus. El brillo de la llama iluminó las ojeras bajo los ojos de Severus y Draco se retrajo, su corazón oprimiéndose de una forma que apenas podía soportar. "Tú- fuiste torturado, es por eso que apenas viniste- estabas con el Señor Tenebroso, estaba enojado por mi culpa-"

"No es por tí" dijo Severus secamente. "Es porque sus planes fallaron- los que, claro, tuvieron que ver contigo, pero no te lleves todo el crédito. Está enojado por la pérdida de la profecía y por tu fascinante prima, en quien ha tomado cierto interés-"

Draco se deslizó al costado de la cama, aferrándose a sus sábanas. "Severus, por favor, díme-"

"Intercambiemos información" entonó Severus y Draco solo pudo mirar fijamente las lúnulas oscuras en sus manos. Parecía que todo había vuelto a la realidad. Umbridge había sido despedida, Dumbledore había sido reivindicado y reincorporado y Severus seguía siendo torturado.

"¿Fue la tía Bella? Su Cruciatus es el peor" espetó Draco. Se dió cuenta de su error un segundo después y pensó en añadir que pensaba eso porque lo vió conjurado sobre Harry. Pero Severus parecía demasiado cansado para cuestionarlo. "Severus, lo siento tanto-"

"Si deseas ayudarme, Draco" dijo Severus fríamente. "Tendrás la amabilidad de dejar de mentir"

El corazón de Draco se aceleró "¿Qué?"

Draco Malfoy y la Marca de Garra (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora