Capítulo 1: Opaleye de las Antípodas

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Una vez más, Sirius había limpiado el suelo con él, y con el conocimiento que Draco tenía del año por venir, solamente podía tomar eso como una buena señal.

Salieron del 'cuarto de duelo', el cual Remus llamaba 'El cuarto a prueba de fuego', y Draco marchó directo a los calderos, que estaban bien guardados en dónde Kreacher solía tener las sábanas de lino. Nadie sabía en dónde las guardaba Kreacher ahora, o la mayoría de las cosas si eran honestos. Sólo se consideraban afortunados de que Kreacher continuara limpiando y cocinando para ellos, y que aún no había intentado incendiar Grimmauld Place con todos ellos dentro.

"Ya le ganarás un día de estos," dijo Remus, sonriendo mientras suponía el resultado del duelo por el estado sucio y cubierto de hollín en el que se encontraba Draco. Remus estaba en cuclillas revisando la poción Matalobos, y sonrió ampliamente cuando Draco se dejó caer exhausto junto a él, para revisar la infusión de ángel. Ahora que Severus había desaparecido del mapa en las últimas semanas, Draco era responsable de prepararla él mismo. "Ya debería estar lista, es el color correcto ¿o no? Debo, limpia-"

"¿Limpiar el hedor de la derrota?" Terminó Sirius, reclinándose sobre el marco de la puerta con una sonrisa arrogante e inmaculada como un héroe conquistador. "Sí, deberías hacer eso, Draco, pude olerlo desde el piso de arriba. Es eso, o apestas a sudor. Le di una verdadera paliza, Remus. Jugué con él hasta asestar el golpe final"

"Sí, una vez más has conseguido derrotar a nuestro protegido de quince años, estoy tan impresionado" dijo Remus sin ninguna emoción, pero se rió con ganas cuando Sirius se acercó por atrás, abrazándolo y meciéndolo hacia adelante y atrás. "¡No cerca del Matalobos, pedazo de salvaje, eso es importante!"

"Yo soy importante..." se quejó Sirius, en ese tono infantil al que a veces recurría para llamar la atención de Remus. Draco tomó una larga botella de la infusión antes de sonreírle de lado a su tío.

"Sólo continúas ganando," dijo Draco con un resoplido exagerado, "Porque no se me permite usar magia oscura. En cuanto esa restricción sea más flexible, yo limpiaré el suelo contigo-"

"Draco," le recordó Remus por enésima vez, "Sabes que intentamos hacer que no dependas tanto de la magia oscura, cariño" y Draco le ofreció su expresión más inocente e inofensiva.

"Lo sé, Remus" contestó, dejando su voz titubear. "Es sólo que el tío Sirius es tan fuerte, que me asusta," y cuando Remus giró a ver a Sirius con indignación, empujando a Sirius para mirarlo con furia, esa fue la señal para que Draco saliera de ahí despreocupadamente. Sirius a su vez miró enojado a Draco sobre el hombro de Remus, y Draco le guiñó el ojo antes de cerrar la puerta.

Antes de tomar su baño, despegó una Polaroid de la pared para llevar con él. Tomó su larga infusión de ángel entonces, con la única foto de Harry Potter con él, recostada en la orilla de la tina. En ella, Harry estaba inmóvil y con confianza, en sus túnicas de campeón de los Tres Magos con Draco hecho un manojo de nervios, inquieto a su lado. Hermione la había tomado antes de la primera prueba, y si Draco doblaba la mitad en donde aparecía él, esa era la belleza de las fotos muggle. Podía borrarse a sí mismo, sin temor de que su imagen cruzaría al otro lado para acercarse a Harry otra vez.

La había hechizado con Impervious para que fuera a prueba de agua, pero aún así tuvo cuidado al colocarla de vuelta en dónde la había encontrado en su muro de fotografías, el cual, en retrospectiva tuvo mucha suerte de haber liberado de la mansión a tiempo. El portero del Arsenal, Ian Wright colgaba en su lugar de orgullo, eternamente congelado en camino a anotar con un cabezazo. Draco difícilmente podía imaginar que le hubiera ido bien si lo hubiera abandonado en la mansión Malfoy.

Wright y las otras fotografías ahora adornaban las relucientes paredes azules de la que había sido la habitación de Sirius al crecer, completamente remodelada por Remus como pago por la poción Matalobos que Draco le preparaba. Le había tomado algo de trabajo a un exasperado Remus quitar las imágenes, incluyendo las fotos en bikini de chicas muggle que lo pusieron algo irritable con Sirius cada vez que tenía que intentar despegarlas. Pero eventualmente, Remus lo había logrado con su firme paciencia, la cuál tendía a triunfar eventualmente en todo, y había limpiado las paredes para que Draco las pintara del color de su elección. Sirius se había declarado aliviado de ver el lugar de la habitación de su infancia completamente limpio.

Draco Malfoy y la Marca de Garra (#5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora