Una de cal y una de arena

14 2 0
                                    


Me desperté con el sonido de la puerta. En pijama, tal y como estaba fui a abrir la puerta. Me sorprendió ver a Javi en la puerta, pero me sorprendió más todavía que después de un simple hola, me tomó la cara con ambas manos y me besó. Me besó con una pasión, con un ansia que apenas me permitía respirar... y me encantaba.

Miré a mi alrededor nerviosa y como si me leyera la mente me susurró: "Nico no está, estamos solos". ¿Cómo podía saberlo? No me dio tiempo a planteármelo mucho más, sus besos volvieron a ser intensos y yo ya no tuve cabeza para pensar en nada más que en las sensaciones que me provocaban sus besos.

Casi con desesperación me agarró del culo y levantándome del suelo me llevó hasta mi cama. Me tumbó y mientras seguía besándome empezó a acariciarme los pezones con sus pulgares. Hacía círculos, apretaba, pellizcaba y volvía a acariciar... el placer que sentía era indescriptible. No sé cuándo o como pasó, pero en un momento estábamos los dos desnudos en mi cama, besándonos y recorriendo cada centímetro de nuestra piel con devoción. "Voy a hacerte mía" susurró en mi oído y me penetró. Mi espalda se arqueó al notarle dentro de mí, notaba electricidad en cada una de mis vértebras.

Estaba disfrutando enormemente. Javi se levantó y fue a sentarse al borde de la cama y me pidió que me sentara sobre él, pero quedando de espaldas a él, de modo que mi espalda quedaba contra su pecho y mientras él me penetraba aprovechaba para tocarme el pecho y besarme el cuello desde atrás provocándome mil sensaciones, y entonces... escuchamos abrirse la puerta y, un par de minutos después, Nico estaba en la entrada de mi habitación mirando la escena.

No sabía qué hacer. Javi seguía como si no pasara nada y yo estaba horrorizada de ver a Nico allí y a la vez tremendamente excitada por lo que estaba haciendo Javi. Sin dejar de mirarme Nico se acercó a nosotros, se arrodilló a los pies de la cama, de modo que quedaba entre mis piernas y me besó mientras, con una mano, acariciaba mi clítoris. Aquello era más de lo que yo podía soportar, había tantas sensaciones, tanto placer. Notaba a Javi dentro de mí, la mano de Nico haciendo maravillas en mi clítoris estimulándome desde fuera, los besos de Nico en mis labios, los de Javi en mi cuello y cada uno de mis pechos siendo tocado por uno de ellos. Estaba a punto de llegar al orgasmo más intenso de toda mi vida cuando...


Me desperté.


Estaba en mi cama, sola, sudando y con un calentón que nunca había sentido antes.

Mi ginecóloga me había advertido que en el segundo trimestre del embarazo podría experimentar un aumento del deseo sexual, pero esto... nunca había tenido un sueño erótico y este había sido de lo más real y de lo más intenso.

Cuando salí de la habitación lista para ir a darme una ducha para despejarme me encontré con Nico y no podía mirarle a la cara sin notar el rubor correr por mis mejillas. Menos mal que no podía saber lo que estaba pasando por mi cabeza hacía tan sólo unos minutos ¡qué vergüenza!

- Buenos días - susurré - voy a ducharme.

- Ok. ¿Estás bien?, pareces sofocada.

- Sí, sólo tengo calor, no te preocupes - me metí corriendo en el baño y dejé que el agua de la ducha me despejara y me... tranquilizara un poco. Al salir de la ducha Nico me espera con el desayuno en la mesa.

- ¿Mejor?

- Sí, más despejada - me dio la risa y Nico me miró extrañado pero con una media sonrisa en su bonita cara.

- ¿Tienes planes para el fin de semana?

- No - dije metiéndome en la boca una tostada con jamón cocido y aguacate.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora