Sorpresas

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Parecía una niña. Eso nos dijeron, que era pronto para afirmarlo con seguridad pero que parecía niña, y que de momento todo lo que se veía estaba bien. Nico estaba tan emocionado que hasta se le llenaron los ojos de lágrimas, no me esperaba verlo así, tan contento por aquello que nos había pillado tan de sorpresa...y en un momento tan complicado...

Cuando llegué a casa mi madre ni me preguntó por la ecografía. No podía creer lo que había cambiado nuestra relación, me dije a mi misma que jamás haría aquello con mi hija, que la apoyaría siempre, hiciera lo que hiciera, creyera yo que era lo correcto o no... nada justifica que des de lado a tu familia así, sólo por que no opinan lo mismo que tú.

Desde ese momento tuve muy claro que tenía que ponerme las pilas con el trabajo, no iba a poder quedarme allí mucho más tiempo, cuando el bebé naciera no iba a quedarme allí bajo ningún concepto, no permitiría que mi hija creciera creyéndose no deseada.

Aquella misma semana conocí al informático del periódico con el que iba a trabajar. Y la verdad es que me sorprendió.

- Hola soy Javier, ¿tú eres Ana? Me han pedido que venga a explicarte cómo funciona el programa. ¿Has trabajado antes con bases de datos? – Era un chico muy joven, debía tener tan solo dos o tres años más que yo. No es que me fijara mucho pero era bastante guapo.

- Hola, bueno... trabajar, trabajar, muy poco... no se me da mal la informática, pero creo que soy un poco novata en esto.

- No te preocupes, seguro que lo pillas en seguida, no es complicado. – Tenía una sonrisa muy bonita.

Después de estar una media hora enseñándome cómo iba aquello, qué esperaban que hiciera y cómo debía comunicarme con él si me surgía alguna duda le invité a tomar un café. Mi madre había llegado de trabajar y no me apetecía seguir hablando allí.

- Perdona que te pregunte, pero... ¿cuántos años tienes? Es que pareces muy joven para tener un puesto de tanta responsabilidad.

- Tengo 20 años. Hice las prácticas en el periódico, les gustó como trabajaba y me contrataron. Tuve suerte. ¿Y tú? ¿No te llevas mucho con tu madre ahora mismo, no?

- Se ha notado mucho, ¿Verdad?

No sé por qué, pero le conté todo... necesitaba hablar con alguien, necesitaba desahogarme y él estaba allí.

- ¡Menudo rollazo te acabo de soltar! ¡Debes de pensar que estoy loca! Lo siento mucho.

- ¡Qué va! No te preocupes, tienes una historia interesante y una voz bonita, no me ha molestado escucharte y si quieres hablar otro día ya tienes mi número.

Desde ese día quedamos casi cada semana para tomar algo, discutir cosas de trabajo y también charlar de nuestras cosas. Javier era un chico muy simpático, me ayudaba a aclarar mis ideas y me daba normalidad en la vida tan patas arriba que llevaba en ese momento.

Con Nico la relación iba muy poco a poco. Desde la ecografía apenas volví a hablar con él. Me costaba separar lo que pasó de lo que estaba por venir y aunque quería que participase de la vida de nuestra hija, no podía volver a nuestra relación como si nada, olvidando lo que había pasado. Confiaba tanto en él que esa traición me había hecho muchísimo daño.

Él me conocía mejor que nadie, me estaba dando el espacio que necesitaba, por mucho que le costase.

Mi relación con Nico se reactivó cuando yo estaba ya de 23 semanas de embarazo. Me mandó un mensaje, tenía que hablar conmigo de algo importante, así que quedamos en un parque cercano. Se le veía emocionado.

- Hola preciosa, ¿cómo estás? ¿cómo va nuestra niña? –dijo acariciándome el vientre.

- Bien, moviéndose a tope. Te veo emocionado.

- Es que tengo una gran noticia. Sabes que mi madre tiene un piso pequeñito por aquí cerca, lo tenía alquilado, pero le ha dicho a la inquilina que lo necesita y este mes ha quedado vacío. Me ha dicho que si lo quieres es tuyo.

- ¿Qué? –eso sí que no me lo esperaba.

- Es pequeño, tiene dos habitaciones, pero para ti y la niña... -hizo una parada y miro al suelo antes de seguir hablando con un hilo de voz –bueno y, si quisieras, también para mí.

- ... - sólo le miré, para que pudiera explicarse.

- Bueno, es que, como tiene dos habitaciones, había pensado que tú y la niña podíais instalaros en la habitación de matrimonio y yo podría instalarme en la pequeña y así podría ayudarte con la niña al principio, y... bueno... participar del todo, me gustaría mucho no perderme nada...

- No sé, no me esperaba nada de esto...

- Ya, sé que es mucho, no tienes que decir nada ahora y, Ana, que lo sepas, la oferta de mi madre es para vosotras... si no quieres que yo vaya, la oferta sigue en pie, no te sientas obligada.

Mudarme. El ofrecimiento de la madre de Nico era maravilloso, la situación en mi casa era cada vez peor y esto me ofrecía una salida estupenda... y que Nico se mudara conmigo... no sabía qué hacer.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora