Nicolasa... o la historia del marinero ruso

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Finalmente llegó el día de mi cumpleaños, Nico se había ido a clase cuando me desperté, pero me había dejado preparado un desayuno increíble sobre la mesa de la cocina, con una florecita en un jarrón y todo. Debía haberle llevado mucho tiempo prepararlo todo, había exprimido zumo de naranja, cortado diferentes frutas, hecho tortitas... y junto a mi sitio había dejado una nota:

"Para la mujer de mi vida. Muchísimas felicidades, te quiero. Esta noche lo celebramos."

Era tan dulce que tenía ganas de llorar... malditas hormonas, estaba con las emociones a flor de piel.


Comí con Javi en un bonito restaurante, me regaló una bufanda preciosa y entre risas pasamos un par de horas maravillosas. Por la tarde recibí la visita de mi padre que, pese a que le dije que no era necesario, me dio un sobre con una buena suma de dinero como regalo de cumpleaños y para ayudarme con los gastos. Charlamos un rato y la verdad es que ayudó a que mi día fuera un poco mejor.


Ya eran casi las 8 de la tarde cuando llegué a casa de nuevo. Nico me esperaba... ¡y menudas pintas! Llevaba uno de mis vestidos y una peluca larga de color fucsia.

- ¿Qué haces con esa pinta? - pregunté con un ataque de risa mientras entraba en nuestro salón.

- Hola querida - dijo imitando, muy mal por cierto, la voz de una mujer con cierto acento... ¿ruso? - bienvenida a tu fiesta de pijamas. Soy Nicolasa. Ven, ven, que está todo preparado.

La "maravillosa Nicolasa" me hizo sentarme en un banco, había una tina con agua caliente y sales minerales para mis pies y mientras yo remojaba mis pies él... o ella, comenzó a darme un masaje en los hombros y espalda.

- Bueno, querida - dijo con marcado acento ruso - cuéntame qué tal con el muchacho ese, el informático.

- Nico...

- No sé quién es ese Nico. Pero lo entiendo, lo entiendo... uno quiere saber antes de contar... vale, vale, te contaré sobre Vladimir... ¡ay mi Vladimir! - dijo siendo especialmente escandaloso... o bueno, escandalosa. - Mi querido marinero ruso... menudo hombretón - yo no podía dejar de reír ante sus ocurrencias - lo conocí hace dos años en una cantina de al lado del puerto y cuando me miró y me dijo "arrrr", la verdad es que en ese momento supe que era suya - dijo teatralmente llevándose una mano al pecho.

- Parece un gran hombre - dije metiéndome en el papel.

- No sabes cuánto chica - dijo dándome un pequeño codazo y poniendo cara pervertida. - Pero basta de hablar de mí, cuéntame chica, esta es tu noche, ¿qué tal con el informático?

- ... - suspiré - Me gusta mucho - Nico mantenía su cara sonriente y, si no le conociera tan bien no hubiera notado esa pequeña mueca de dolor al escucharme. - Es un chico muy bueno, siempre me hace reír, da igual lo que pase siempre está alegre... lo único es...

- ¿Qué?

- Que tengo a otra persona en la cabeza... y en el corazón... y en la piel. - Nico me miró a los ojos y pude notar como se le dilataban las pupilas de la... ¿emoción? Me retiró un mechón de pelo de la cara y se acercó con intención de besarme, pero lo paré. - Lo siento, Nicolasa, pero... - reí mientras le tocaba la peluca.

- Es cierto, perdona... ha sido por hablar de mi Vladi... me emociono demasiado, pero la diversión no puede acabar aquí - dijo volviendo a su papel, como si hubiera recordado que esa noche no podía ser él. - Ven conmigo - me llevó hasta el dormitorio en el que había colocado luces de navidad y puso música (quizá demasiado alta para la hora que era), su subió a la cama y me dio la mano para que hiciera lo mismo - vamos a aprovechar que aún puedes moverte.


Estuvimos saltando en la cama, bailando a lo loco y haciendo el burro un buen rato hasta que estuvimos los dos agotados. Bajó la música y nos quedamos los dos tumbados sobre la cama agotados.

- Te quiero Ana. Gracias por no alejarte de mí. Eres maravillosa. A ti también te quiero patatita - dijo acariciando mi tripa con cariño.

- Yo también te quiero Nico, no creo que sea capaz de cambiar eso nunca... ni ganas. - No abrazamos y me besó con cariño la frente. - ¿Te quedas esta noche a dormir conmigo?

- Me encantaría... ¡Noche de chicas! - dijo volviendo a ser Nicolasa para hacerme reír.

Esa noche dormimos juntos, abrazados, como tantas otras noches, como tanta falta me hacía desde hacía tanto tiempo. Quizá estaba siendo una tonta al pasar por alto todo lo que había pasado, pero le necesitaba mucho, sentirle cerca me hacía sentir completa, era como una parte más de mí. 

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⏰ Última actualización: Jan 09, 2023 ⏰

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