𔘓𝟒

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19 de Diciembre, 2016.

Él iba camino hacia la casa de su ex.

Eso sonaba tan extraño incluso solo diciéndolo en la mente, no lo había visto desde hace años, básicamente la última vez que lo vio fue la vez que habían terminado.

Por medio de cartas, habían quedado en verse ese día, solamente para hablar, no era la gran cosa.

Le había dicho a su esposa que el jefe de su trabajo lo había citado a una junta imprevista, cosa que era una vil mentira, pero si ella se enteraba lo iba a matar. En realidad no era nada malo, pero su mujer simplemente era así.

El hogar ajeno se encontraba a casi dos horas en auto de su domicilio, había sido un poco cansado el tener que conducir por tanto tiempo sin pausa, pero finalmente se estacionó en una pequeña casa a mitad de la nada.

A los alrededores habían solamente árboles, la carretera era solitaria, y no habían más construcciones cerca. Veinte minutos antes de llegar se había topado con las últimas viviendas y tiendas.

Cuando salió del vehículo, se daba cuenta del dolor en su estómago que indicaba que estaba fuertemente nervioso. No sólo eso, su corazón dolía, suspiró y pensó en tantas cosas antes de seguir caminando rumbo aquella casa.

Me volveré loco.

Se dijo así mismo, con los nervios al tope.

Entonces avanzó, y tocó el timbre con la mano temblandole.

Casi enseguida, y sin dejar que continuara pensando en lo que estaba haciendo, le abrieron la puerta.

Era él.

Lo miró cara a cara después de tanto tiempo, se lo imagino en silla de ruedas o en muletas  porque al inicio le había dicho que así era. Pero recientemente se había conseguido una prótesis para su pierna, por lo que casi le sorprendió verlo de pie. Había olvidado lo tan alto de que veía.

— Hola, bienvenido. — le dijo casi a secas, sonriendo. Se esperaba un abrazo o algo así, pero no pasó.

— Hola. — saludó también, pretendiendo que también sonreía.

— ¿Vas a entrar? — preguntó segundos después, el silencio se había vuelto incómodo. 

Al estar adentro, Beomgyu se dio cuenta que casi todo lo que había en su casa tenía una apariencia de ser muy antiguo. El lugar tenía unas vibras muy peculiares, no sabía si sentirse cómodo con eso.

— ¿Quieres té? — preguntó él, sirviéndose una taza de té.

Beomgyu asintió.

Ya los dos sentados uno frente al otro con tazas de té caliente, se veía ya un buen momento para contarse todo.

— No luces muy bien — Soobin rompió el silencio, tomando un sorbo de su té.

Beomgyu no comprendió lo que quería decir con eso.

— ¿Ah?

— Estás bajo en peso. Decían que era grave, pero no pensé que demasiado.

— Ah, es que exageran. Estoy bien, sabes que tengo cuerpo delgado por naturaleza.

— ¿Naturaleza? — Soobin arqueó una ceja, inesperadamente tomó su muñeca y lo posó frente sus ojos, dejando mostrar que sus huesos eran demasiado notorios — ¿Te parece que esto es natural, Blueberry? Parece que solamente tienes huesos.

El inesperado tacto hizo que Beomgyu se estremeciera, incluso sintió un hormigueo en la zona.

— He tratado de comer bien, no es nada contra mi apariencia — le dijo, quitando su brazo de su alcance — Mi cuerpo reacciona de una manera muy extraña. Comenzó a penas hace un año. De repente devolvía la comida sin motivos y mi apetito desaparecía. Realmente no es ninguna enfermedad mental..

Beomgyu miró a Soobin, y se fijó que éste lo estaba mirando fijamente. Sintió dolor en el estómago.

— ¿Cómo está tu esposa? — preguntó Soobin sin pudor, dando a entender que el tema de su peso debía desaparecer.

— Ah.. bien.. — le dijo simplemente. Recordó que probablemente Soobin estaría molesto por enterarse quién era la persona con la que se había casado. Ryujin era una chica que anteriormente lo acosaba en la escuela, y Soobin tenía que defenderlo.

Pero Soobin no dijo nada.

De pronto la conversación dejó de ser aburrida, hablaron sobre los años en los que solían ser amigos, incluso de cuando fueron pareja. Hablaron de sus vidas, y de viejos recuerdos. Hablaron sobre la hermana de Soobin, sobre muchas, muchas cosas.

Soobin le mostró sus últimas obras respecto a la pintura, también se la pasaron hablando un buen rato de eso.

Así, sin darse cuenta, ya habían pasado más de dos horas.

Beomgyu a penas recordaba el motivo por el cual se encontraba ahí.

— ¿Recuerdas la temporada en la que todos los días te regalaba flores? Estaba enloqueciendo en esa época..

— Se te notaba — le sonrió Beomgyu. De repente tuvo el vago deseo de volver a esos tiempos. Bueno, en realidad lo tuvo desde que comenzaron a hablar de su pasado.

— Soobin..

— ¿Eh?

— ¿Puedes besarme antes de que me digas el motivo por el cuál me abandonaste esa vez? Te prometo que jamás lo volveré a pedir.

Entonces Soobin dió un paso hacia atrás, con los ojos muy abiertos.

— Beomgyu, estás casado.

— Lo sé, pero sólo ésta vez.

Soobin negó con la cabeza.

— Estás loco. Volvamos a la sala, se hace tarde. Ya debo contarte lo que debí haberte dicho hace ya dos horas.

Beomgyu se prometió así mismo que no lo volvería a hacer después.

Tomó su ex por el cuello y quisiera o no lo besó sin pudor en los labios.

𝐎 𝐔 𝐓 𝐒 𝐈 𝐃 𝐄 ; S.B & B.G;  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora