La Vida es una Aventura, y si es entre Universos mejor

Capítulo 7: Confesiones, De Regreso a la Aventura

Pov Sam

Han pasado unos días, desde que nuestras nuevas residentes llegaron a nuestro hogar, y la verdad parecen haberse acostumbrado bastante rápido, y bastante bien, creo que eso es lo más importante.

Y por parte de nosotros, todo ha estado tranquilo también, las chicas también cada una tiene sus cosas que hacer, así que no todo es aburrido por acá, ya que solemos salir de casa de vez en cuándo.

Mi hermano a pesar de su actitud bastante despreocupada, no suele meterse en problemas cómo yo pensaba, o quizás lo hace, pero llega a ocultarlo bastante bien, aunque no creo eso último la verdad...Y por mi parte, suelo centrarme un poco más en las situaciones, y no distraerme tanto, aunque, si soy sincero creo que a veces también llego a descuidarme, aunque no tanto cómo lo hace mi compañero.

Pero, ahora sí, h-hablando de algo más importante...mi relación con Demencia, al menos comparando cómo era al principio, diría que ha mejorado, tanto así, que creo que ya no le molesta tanto que esté cerca suyo, eso me alegra bastante aunque no he podido hacer algo más que esa vez que la arrinconé y revelé mi interés por ella, c-creo que me da un poco de pena, aunque debo dejar eso un poco de lado, o sino no podré dar el siguiente paso con ella.

Pov Normal

Ya no faltaba mucho para que sea mediodía, y en uno de los jardines se encontraban los 2 amigos caminando de la forma más tranquila posible.

-Hermano, no entiendo cómo le haces- fue lo que dijo Sam mirando de reojo a su compañero.

-Vamos, no es para tanto, no es que no me ponga nervioso ¿No viste cómo me puse cuándo me besó en la mejilla?- preguntó el pelinegro mientras recordaba dicho momento.

-Sí, parecías un tomate viviente, pero, me refiero a que puedes tomarla de la mano, abrazarla, o hasta también darle un beso, pero yo...no he hecho nada de eso- añadió el castaño sonriendo ligeramente antes de suspirar- ¿Crees que debería intentar ser un poco más...atrevido?

-Bueno, depende de cómo reaccione ella, yo no te puedo decir sobre eso- fue la respuesta de Carlos antes de dar un pequeño salto enfrente de su compañero- Pero, estoy igual que tú, me refiero a que no soy capaz de estar con ella, y decírselo.

-Yo quiero hacerlo, pero entonces me pongo nervioso, me cuesta pensar y hablar- señaló el ojimiel mientras se tocaba detrás de su cabeza- No puedo evitarlo, por eso ahora se me viene a la mente esa frase...El que no arriesga no gana, pero, lo que no quiero es que se aleje de mí y no quiera hablarme.

Con ese pensamiento, el chico agachó un poco la cabeza, pero luego levantó la vista mostrando un poco de seriedad.

-Pero si sigo así, no sabré lo que ella piensa de mí- fue lo que dijo mientras tenía una mano a la altura del pecho, antes de quedarse un momento callado- ¿Sabes qué? Aprovecharé hoy mismo, la buscaré, estaré a solas con ella y se lo diré.

Entonces, con una sonrisa y lleno de determinación, se despidió de su compañero y se dirigió al interior de la casa.

-Jeje, tienes gran actitud hermano- pensó el de ojos marrones quedándose un rato ahi, hasta que su cerebro hizo un "click", para luego abofetearse 1 vez- ¡Y yo aquí perdiendo el tiempo!

Más tarde

Casi una hora, ese era el tiempo en el que el chico de pelo castaño había estado buscando a la chica-lagarto, había ido a su habitación, fue de vuelta al jardín, incluso salió un poco de casa, y ahora se encontraba de vuelta en la sala principal.

-Rayos ¿Ahora a dónde fue?- se preguntó estando sentado en uno de los sofás, con las manos en la cabeza- A ver, a ver, espera...¿Y si está en...?

Tras decir eso, salió corriendo, en dirección a una de las habitaciones en específico, y al llegar, abrió la puerta de golpe.