—¡Lárgate, cómo te atreves a acercarte a mi familia!
La voz de tamika era áspera, gruesa y aterradora como si el mismo demonio se hubiera apoderado de ella. Kakashi llego junto a mí, estaba sorprendido, tan rápido como pude tome a mi novia en brazos y la aleje de él, la chica de ayer también volvió, ayudo a su hermano a levantarse.
Tamika tenía las pupilas tan dilatadas que casi eran negras en su totalidad, sujete sus mejillas entre mis manos e hice que me mirara fijamente, Kakashi la abrazo por la cintura, incluso él se sentía asustado ante esta situación; ella normalizó su respiración, su cabello volvió a su tono rojizo natural y sus hermosos ojos volvían a brillar como siempre.
—¿Sakumo? –volteo a ver a Kakashi y le acaricio el cabello– amor.
Su voz volvía a ser melodiosa, se incoó y rodeo al pequeño entre sus brazos, parecía aferrarse a él con fuerza, se notaba demasiado molesta.
–Princesa –el chico volvió a hablar– enfrente su destino y venga con nosotros.
–Aléjate de mi novio y de mi hijo –estaba muy molesta, soltó a kakashi y lo coloco tras su espalda– no te he dado el derecho a mirarme siquiera.
–¡Como se atreve princesa! –la chica respondió con furia–¡Esas personas no son su familia, ese mocoso no es su..!
Antes de que terminara su oración, unas cadenas de chakra habían salido de su espalda y tomaron por el cuello a la albina, nuevamente sus pupilas se dilataron. Corrió hasta ella, el chico trato de sujetarla, pero ella lo esquivo, yo fui por el chico, trataba de protegerla, Tamika estaba enloquecida, nuevamente sus mechones se volvieron negros.
–¡No te atrevas a hablar de mi familia, maldita sangre sucia, impura sangre dragón!.
Entre esa conmoción nadie le presto atención a Kakashi hasta que grito, el chico de cabello blanco lo tenía en sus brazos, susurro algo que no alcanzamos a oír con claridad, y luego desapareció con mi hijo en sus brazos.
–¡KAKASHI!
La pelirroja gritó con tanta fuerza que me dolieron los tímpanos, su enojó no disminuyo ni un poco, a gran velocidad corrió hasta tomar a tsunade del cuello, la rubia no había tenido tiempo a reaccionar, y quedo pasmada en ese instante.
–¡Maldita princesa de las babosas! –cada vez sonaba más furiosa– ¡Por tu culpa mi niño fue secuestrado, atente a las consecuencias!
–Tamika –me acerqué a ella– amor cálmate ya, tenemos que ir a buscar a kakashi.
Trate de mantener la calma, alguien debía estar tranquilo, quería correr a salvar a mi hijo, pero debía mantener la mente fría en todo momento para que todo saliera bien; ella la soltó y corrió en la misma dirección por la cual el chico se había marchado.
La seguí de manera inmediata, corrimos por toda la aldea hasta llegar al extremo norte, Tamika destruyo una de las paredes para poder seguir avanzando, iba muy rápido, su cabello no había vuelto a la normalidad, tardamos cómo 15 minutos en encontrar una cueva con un sello extraño, supusimos que allí estaría mi hijo.
–¡No sé abrirla! –grito con desesperación– ¡carajo!.
–Está bien – intenté consolarla– Kakashi es un niño fuerte y estoy seguro de que resistirá hasta que logremos entrar.
El sello era complejo, pero luego de casi 45 minutos pudimos romperlo, Tamika había gastado demasiado chakra. Entramos a una casa casi en ruinas, recorrimos un extenso pasillo hasta que llegamos a dos puertas.
–Debemos separarnos – opiné dudativamente – si alguno encuentra algo, llama al otro.
–¿Es seguro?
–Si amor, es seguro.
No me arriesgaría a ponerla nerviosa, asintió y fue por el lado izquierdo mientras yo iba por el derecho, expectante ante todo movimiento. Llegue hasta una puerta de madera podrida, al abrirla había una habitación iluminada por antorchas y en las paredes había miles de fotos de Tamika.
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Me topé con una puerta de hierro, era muy pesada, pero pude abrirla, la chica me esperaba sentada en la silla, Kakashi estaba inconsciente en sus brazos mientras yo trataba de encontrar una manera para sacarlo de allí.
—Princesa maldita –carajo, odio ese nombre– usted no está hecha para tener familia, únase a nosotros.
–Dame al niño – traté de sonar cortante, pero estaba muy nerviosa– ahora.
–Mi señora –varias venas se remarcaban en su cuello– no sea terca.
Cualquier movimiento era crucial, no podía dudar ni por un segundo, mis colmillos se remarcaron y ella sonrió, sabía que no me detendría, saco un kunai y trato de cortarle el cuello a Kakashi, me moví tan rápido cómo pude, haciendo que se incrustará en mi mano, con mis cadenas de chakra la aleje y corrí por el mismo pasillo en el que llegue.
–¿Ma-mamá?
Estaba despertando, mis dientes volvieron a la normalidad al igual que mis ojos, lo apreté más contra mi cuerpo y seguí corriendo, envíe unas mariposas a buscar a Sakumo, debíamos correr mientras podíamos.
–Soy mamá kakashi.
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