𝗩𝗲𝗶𝗻𝘁𝗶𝘂𝗻𝗼

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𝐃𝐮𝐝𝐚𝐬




La pelirroja sintió pánico, Kakashi estaba inconsciente nuevamente y no había señales de Sakumo, Tsunade había llegado a la escena y como de costumbre le envío una mirada de desprecio; minutos después vio a su mariposa salir de allí y mucho humo en el ambiente.

En cuanto Tamika abandono aquel lugar con Kakashi en brazos, se sintió aliviada, todo había cesado, al menos temporalmente, Sakumo se había encargado de prender fuego todo el lugar, solo para que nadie encontrará evidencia de que Tamika o alguien del clan Dragón estuvo allí.

Una semana pasó volando y ya únicamente quedaba un día para el cumpleaños número 7 del pequeño Hatake. Pese a la insistencia de Kakashi por no celebrar su cumpleaños, su padre había insistido en que sería una buena forma de tratar de estar en la normalidad de su vida.

      [ 14 De septiembre, el día azul.]

Esa mañana era fría, más de lo usual, la Uzumaki estaba de compras en el mercado de konoha, se había propuesto preparar un pastel ella misma, para el cumpleaños de Kakashi, no asistiría a la academia hoy, tendría un reemplazo y usaría todo su día para prepararse.

—Miren lo que trajo el viento

Una voz familiar la hizo voltear, frunció el ceño y fingió ignorarlo.

—¿No tienes nada mejor que hacer Minato?

—Kushina no está en casa —el rubio respondió algo decaído—me aburro sin ella.

—Que mal

La chica siguió con su camino, siendo seguida por su amigo, era claro que sí Kushina no estaba, su pobre novio se aburría; al final, la pelirroja cedió y dejo que el joven la ayudará con sus comprar, mientras hablaban en el camino.

—¿Cómo van las cosas con Sakumo?

—Van... genial -su mente pervertida le recordó escenas poco aptas para sí misma, cosa que su amigo noto de manera inmediata —todo genial.

—¿Te acostaste con él?

—¡Minato!

El grito de Tamika resonó en el lugar, llamando la atención de muchas personas, sujeto a su amigo del brazo y lo arrastró hasta un callejón; el susodicho se mantenía sonriente y calmado.

-Fue solo una pregunta -respondió con sarcasmo- la respuesta es obvia.

—Nosotros... él —ya ni sabía que decir, no quería mentir, pero tampoco le contaría su intimidad al Namikaze— cállate.

Al otro lado del callejón, una rubia la observaba atentamente, hacía días que quería interrogar a la Uzumaki respecto al inocente de los días pasados. Manteniendo su distancia y escuchando atentamente.

—Oye, Tam -— el rubio apartó la mirada incómodo— Esta noche hay luna azul.

La pelirroja evitó la mirada, incómoda ante aquel recuerdo, la última luna azul había sido un desastre. Una vez cada cinco años había luna azul, y aquellos idiotas trataban de hacer "hechizos mágicos", que terminaban fatal, siendo perseguidos por insectos y demás animales peligrosos.

—Tranquilo, esta noche no haré nada raro, ahora estoy con Sakumo.

-Kushina no va a estar, ¿puedo cenar con ustedes?

—Oh, yo realmente creí que me pedirías hacer un ritual.

—Si claro —hablo con sarcasmo -porque quiero que me persigan arañas como la última vez.

—Bien —la chica salió del callejón riendo de su amigo —puedes cenar con nosotros, mañana es el cumpleaños de Kakashi, tengo que preparar todo, envié algunas invitaciones a sus amigos y compre globos.

Conforme Tamika parloteaba sobre sus planes de cumpleaños, Minato la escuchaba con mucha atención, aunque no lo admitiera, sentía apreció por la mejor amiga de su novia. Tsunade los seguía atentamente, seguía desconfiando de la Uzumaki, ante sus ojos, ella no era más que una asesina.

—Tsunade —Jiraiya apareció junto a su compañera —¿espiando?, y el pervertido soy yo.

—Cállate, que nos escucharán

La rubia no quería ser descubierta después de todo odiaría la idea de ser avergonzada frente a la mujer.

—Estás dramatizado, déjala en paz.

—Es un peligro para la aldea, y lo sabes.

—La masacre al clan pasó hace años y no sabemos que sucedió realmente —Eso era una mentira Jiraiya si sabía que había pasado esa noche— Tal vez ni siquiera fue ella, pudieron haberla inculpado.

—oh si, pobre jovencita —su amiga volteó a verlo con enojo— algo me dice que ella es una mala persona, y yo jamás me equivoco.

—Tsunade —el albino suspiro con frustración, su amiga era tan terca — esto no es sano, deberías dejar que Sakumo sea feliz.

—Yo soy feliz.

La voz de Sakumo a sus espaldas los sorprendió, el Hatake mayor sonreía con amabilidad, siempre tenía esa expresión serena en el rostro, desvío un poco la mirada y se topó con el rostro de la pelirroja.

-Sakumo nosotros...

—¡Tamika!

Ignorando a todos, corrió hasta quedar junto a su novia, en esos últimos días, ambos habían estado más unidos que de costumbre.

—Sakumo —sonrío antes de abrazarlo— creí que nos veríamos en casa.

—La verdad debo decirte algo primero.

—La verdad debo decirte algo primero

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||𝙁𝙖𝙢𝙞𝙡𝙞𝙖 || Sakumo HatakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora