Capítulo 2: El chico de los ojos verdes

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Capítulo 2: El chico de los ojos verdes

Luego de lo que me parecieron horas de sufrimiento, una mano cálida tomó la mía ¿Ya me morí? Que rápido pasó todo, ni siquiera me dolió, ni siquiera vi una luz blanca como todo el mundo cree... Pero no, no me sentía muerta, así que abrí los ojos. Unos grandes y preciosos ojos verdes me miraban con curiosidad. Era un chico, guapísimo, el pelo castaño oscuro lo llevaba largo, hasta el cuello y de forma descuidada un mechón caía tapándole la mitad del ojo izquierdo, su nariz tenía pequeñas pecas, seguramente por el sol y su boca... Era una boca que daban ganas de besar.

Me sonrió con ternura al verme en ese estado tan penoso, me tomó en sus brazos sin ningún esfuerzo, como si yo no pesara nada y me sacó de la fuente. Me sentó en una banca que había cerca de la fuente y se sentó junto a mi. Yo no podía parar de tiritar, mis dientes sonaban fuertemente al chocar entre sí. Traté de calentar mis manos, frotándolas y soplándolas, pero nada, estaba helada. Lo miré, curiosa, no lo podía creer, el chico más guapo que había visto en mi vida acababa de salvarme la vida y ahora se estaba acercando. Me tomó de los hombros y trató de calentarme con su tacto.

"Vamos a mi casa, queda cerca de aquí, te presto ropa seca y después te vas a tu casa, te vas a morir de hipotermia aquí"

Era una propuesta muy tentadora, pero me daba un poco de miedo, no lo conocía, no sabía si era un asesino serial o algo peor, pero aunque mi madre me ha dicho muchísimas veces que no confíe en desconocidos, no podía hacer otra cosa más que confiar en él.

Luego de un rato de silencio, en el cual él no dejó de mirarme, logré tomar las fuerzas necesarias para hablarle. "No se, no te conozco, ¿Cómo se si no eres un traficante de mujeres, y me raptas y después me vendes como prostituta?" Él me miró divertido, "Esa película la vi, Taken, ¿No?"

-"Sí, pero no me respondiste" -"Vas a tener que arriesgarte entonces"

Aaaaaaaah!! Era demasiado guapo, demasiado lindo, demasiado misterioso y además tenía un acento británico que me mataba, así que decidí arriesgarme. "Vamos"- le dije- "Tomaré el riesgo"

Él sonrió cálidamente, de una forma que entregaba confianza y al instante empezó a caminar. Íbamos a mitad de camino cuando le pregunté su nombre.

"Averígualo, no te lo voy a decir"

" Entonces yo tampoco te voy a decir el mío"- le dije, con una sonrisa.

"¿Quién dijo que lo quería saber?"

Me enojé, me di la vuelta y empecé a caminar hacia mi residencia, pero antes de que avanzara un metro, me cogió del codo, me dio la vuelta y me atrajo hacia él. Nuestras bocas quedaron a pocos centímetros de distancia, pero me obligué a concentrarme en sus ojos, esos ojos verdes y profundos que me acordaban a la naturaleza, a ríos rebeldes que corren hacia el mar, sin nadie que les diga lo que tienen que hacer, a bosques verdes y frondosos que esconden mil secretos bajo sus ramas y a nubes tormentosas que llenan el cielo de intriga.

Nos quedamos así, mirándonos a los ojos durante horas, o por lo menos eso es lo que me pareció, quizás fueron segundos, quizás días, pero no podía despegarme de su mirada, estaba hipnotizada. Empecé a tiritar de frío una vez más, el lo notó y apartó sus bellos ojos. Tomó mi mano y me condujo hacia su casa. Yo lo seguí, obediente, sin poder pensar, era como un títere guiado por sus ojos, sus ojos verdes como el petróleo.

Al abrir la puerta de su apartamento, noté que se sonrojaba un poco, aunque no entendí muy bien el por qué. Me señaló con las manos para que pasara, y una vez dentro pude apreciar la belleza del lugar. Pese a que estaba sucio y desordenado, se veía un ventanal enorme con vista directa a mi fuente, las paredes eran muy altas y el sol entraba de una forma que daba la sensación de estar bajo el agua. Él entró a una habitación, supuse que era la suya y salió con un montoncito de ropa. "Espero que te quede bien, parece de tu talla"- me dijo, mientras me la tendía. Le di las gracias y me guió hasta el baño, me dijo que me duchara si quería y que me sintiera en casa.

Entré al baño, puse el tapón y mientras esperaba que se llenase la bañera, me puse a investigar la ropa que me había dado. Curiosamente había un sujetador con unas braguitas a juego, un pantalón de pijama a rayas y una remera de un equipo de fútbol que no conocía. Me pregunté por qué tenía ropa interior de mujer, pero no se me ocurrió nada. Claramente era un tipo raro, pero por alguna razón, sabía que no era malo.

Me metí al agua y estuve chapoteando por horas, porque pese a lo caliente que estaba el agua, el frío no se me iba. Mi cuerpo seguía agarrotado y tenso. Cuando por fin logré relajarme, salí de la ducha, tomé una toalla y me puse la ropa interior que me dio. Él tenía razón, era de mi talla y me quedaba perfecta. Rápidamente me puse el pantalón y la remera, pero cuando salí del baño, él ya no estaba.

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Hola a todos! ¿Les gusta la historia?. Estoy muy emocionada, ya que es la primera vez que publico una historia, siempre me las guardo para mi sola.

Si es que quieren que les dedique un capítulo, díganme por inbox! Eso :)

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