Capítulo 8: Pensar en el presente
Me desperté confundida. No sabía dónde estaba. Me di cuenta de que no estaba sola, al contrario, había un chico durmiendo conmigo, en la misma cama. Y no sólo eso, mientras que mi cabeza estaba apoyada en su pecho, Theo, con sus dos brazos me abrazaba firmemente la cintura. Y ahí empecé a recordar todo lo que había sucedido anoche...
Luego de que le dijese que iba a tener que pasar la noche con él, mi chico de ojos verdes había sonreído entre tímido y pícaro. Yo, asustada por lo que se podría haber imaginado, me apresuré en explicarle el estricto horario de mi residencia. Él me miró comprensivo y me dijo que no era ningún problema, que claro que podía quedarme con él.
Cuando terminamos de comer, Theo recogió todo, me tomó de la mano y volvimos a la arena. Una vez ahí, el se sacó su traje de agua, quedando completamente desnudo, excepto por unos bóxers apretados que hacían que su físico se viera aún mejor. Yo, ante tan impresionante cuerpo, no pude dejar de mirarlo bobamente, su ancha espalda, sus musculosos brazos, sus abdominales naturalmente marcados. Sin pensarlo, me acerqué a él, y guiada por un impulso repentino lo besé, lo besé como nunca antes había besado a nadie y él me respondió de la misma forma. Lentamente, pasé mis dedos por su pecho, por su abdomen, por su espalda, sentí cada músculo de su torso. Su cálida piel me producía chispazos en los dedos, pero no podía dejar de tocarle. Él, contagiado con mi tacto, me desabrochó el traje, y tras un momento de forcejeo logró quitármelo, dejándome en sujetador. Sus manos recorrían mi espalda de arriba hacia abajo, produciéndome incontrolables escalofríos. Seguimos besándonos de esa manera apasionada, incontrolable, cuando tomé conciencia de la situación. Un poco avergonzada de mi misma me separé de Theo, dejándolo tan perplejo como lo estaba yo.
"Lo siento"- me dijo, mientras tomaba su camiseta de un bolso y se la ponía.
"No es tu culpa"-le dije-"Yo..."- ¿Yo qué? ¿Qué le iba a decir? ¿Yo también quería? ¿Querías que? Nada, no quería nada-"Yo.."-No sabía qué decirle, Gean Stoke nunca había perdido el control de esa manera, yo nunca había permitido que un chico me dejara en sujetador, y menos uno que acabo de conocer, era verdad, por mucho que Theo me gustara, apenas le conocía, no podía dejar que sucediesen esas cosas, por lo menos no de nuevo.
-"Ya se"-dijo Theo, interrumpiendo mis pensamientos-"Eres virgen"-Su comentario me dejó impresionada, ese era un tema que realmente me molestaba, todas mis compañeras ya se habían acostado por lo menos con uno. Yo era virgen. Pese a que ya había tenido novios, nunca me había acostado con nadie, y no porque ellos no quisieran, es más, no sabía cuál había sido más insistente en el asunto. Pero yo me mantuve firme con mis emociones, si no estaba preparada, no lo estaba y punto. Theo me había herido con su comentario, odiaba que se me notase, odiaba que la gente siempre lo terminara adivinando. No era tan obvio ¿O si?. Miré el suelo, no quería que se diera cuenta de mi repentino estado de angustia ni de el color de mi cara, que para estos momentos ya estaba escarlata. Él, cariñosamente me tomó la barbilla y me obligó a mirarle. "Hey pequeña, no estés así, no quería ofenderte, no tiene nada de malo ser virgen, al contrario, ahora me gustas un poquito más, si es que eso es posible"- me dio una sonrisa sincera. Yo lo miré atónita-"¿Te gusto? ¿De verdad?"- fue lo único que atiné a decirle. Theo me miró a los ojos, sus preciosos ojos verdes me miraban con ternura. -"¿Qué si me gustas? ¿Bromeas? Me encantas, Gean, nunca me había pasado esto con nadie, nunca había sentido algo tan fuerte como esto"- Tomó mi mano y me la puso en su corazón-"¿Lo sientes? Cada vez que me tocas se me acelera el pulso, se me corta la respiración"- Volvió a tomarme la barbilla y me besó tiernamente. Yo respondí a su beso feliz, enamorada, nunca nadie me había dicho algo así, algo tan lindo.
Theo terminó de ponerse su ropa y yo hice lo mismo. Me cogió de la mano y nos subimos a su coche. Estaba agotada, realmente había sido un día muy largo. De un momento a otro me quedé dormida en el auto, apoyada en el vidrio de la ventana. Me desperté cuando Theo me tomaba en sus brazos y me llevaba a su cama. Me hice la dormida mientras esperaba que él se acostara al lado mío, pero el chico de los ojos verdes no llegaba. Me levanté y lo vi durmiendo en el sillón. Se veía tan lindo, con su pelo tapándole un ojo y con su boca semi abierta que me dio pena despertarlo, pero no lo iba a dejar durmiendo en el sillón. Lo desperté, y pese a sus quejas lo obligué a dormir en la cama, le dije que no iba a permitir que durmiese mal por mi culpa, pero en realidad esa era la excusa, porque me moría de ganas de dormir con él.
ESTÁS LEYENDO
Tras sus ojos
RomansaGean por fin cumplió su sueño, viaja a Londres. Pero lo que ella no se esperaba es que se iba a enamorar perdidamente de un chico con unos misteriosos ojos verdes..