Capítulo 6 - Los sentimientos de Killua

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-Killua aún sigue en su habitación de tortura?-, interrogó un hombre adentrándose en la sala común, ahí donde se encontraba la mayoría de miembros de la familia Zoldyck.

-Sí, y encadenado-, informó Kikyo, sonriendo al anciano recién llegado, recibiendo una confirmación posterior por parte del más joven de todos aquellos presentes, quien disfrutaba de una taza de té, desafortunadamente envenenada, como la mayoría de alimentos en aquel hogar y que se derivaban al consumo de la familia presente.

-No se ha mostrado arrepentido ni un poco-, rechistó Milluki, siendo completamente ignorado por los presentes.

-Pero gracias a Illumi, Killua ha regresado-, alegró la mujer-. Kil será un sucesor espléndido, pues él es un niño especial. Si tan sólo estudiase un poco más...

-¡Es muy engreído!-, se quejó el ojinegro, levantándose de su respectivo lugar, dejando de lado aquellos dulces que estaba por devorar.
-Coincido-, declaró Illumi seriamente-. No comprende bien las cosas.

Todas las miradas ahora se enfocaron en el azabache, a quien no le importó en lo más mínimo la repentina atención de sus familiares.

-¿Y eso es debido a qué exactamente?-, pidió Zeno, aproximándose al joven adulto, sus azulinas orbes enfocándose con curiosidad hacia el hermano con más edad de la última generación de la familia de sicarios.

-Cuando regresó esto es lo que dijo:

"Quiero ser amigo de Gon, ¡ya no quiero seguir matando! Tan sólo quiero jugar como un niño normal."

La habitación se inundó de risas, los adultos sin poder creer la ridiculez en las palabras del joven heredero.

Más allá, en la lejanía de aquella sala, a través de aquellos fríos y desolados pasillos, Killua nuevamente cuestionaba el por qué debía seguir ahí. Killua no deseaba acabar ocupando el puesto de su padre. Pero también falló el examen de cazador, ¿a quién más iba a seguir decepcionando? ¿A sí mismo? Ya era tarde para preocuparse de eso.

-No está cualificado para ser un asesino-, dijo Milluki-. No puedes llevar al éxito a la familia Zoldyck si andas por ahí queriendo hacer amigos.

-Tampoco si eres gordo-, intervinió el joven Kalluto, levantándose del suelo, sacudiendo ligeramente su furisode. El ofendido hermano mayor volteó para reprochar al niño con rabia.

-Kil es demasiado débil emocionalmente-, habló Illumi, poniéndose en pie al fin abandonando el lugar. Milluki reía complacido al saber que alguien compartía su opinión, al menos no estaba del todo sólo.

-Esto es mi culpa, ¿verdad?-, se escuchó a una voz femenina preguntar, las miradas disparándose en dirección a la portavoz de semejante frase-. Están diciendo que mi amor no fue suciente, ¿verdad?-. El ojinegro trató de negar los pensamientos de su madre velozmente, sin embargo, esta volvió a intervenir-; ¿estás diciendo que no debería haber puesto ácido cianhídrico en su ración semanal de alimentos? ¿¡Estás diciendo que no tendría que haber incluído Amanitas Phalloides en sus raciones de líquidos!? ¡Esto es todo por su bien!-, exclamó respirando alteradamente, no podía creer que sus propios hijos le estuviesen traicionando de esta manera. Negar sus decisiones a pesar de que son lo mejor para todos...

-Está bien, cálmate-, pidió Milluki.

-Parece ser que este niño... ¿Gon? Viene hacia aquí, ¿verdad?-, preguntó Silva, al fin adentrándose en la palabra familiar tras haberse mantenido en silencio todo este tiempo.

-Sí, pasó la Puerta de la Prueba-, respondió Kalluto.

-Abrirla en tan sólo dos semanas no está nada mal-, opinó Zeno-. Quizás...
-¡No!-, interrumpió desgarradamente la mujer presente-. ¡No les pienso dejar ver a Kil! ¡De ninguna manera! Ahora que al fin regresó a casa... ¡está en una fase crucial en su vida!-, gritó-. En este momento no pienso dejar que contamine con caos el corazón de Kil-, declaró, su voz sonando repentinamente relajada, para después volver a alzar la voz histericamente a medida que abandonaba la habitación.

La pesadilla de ZoldyckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora