CAPÍTULO 1. Hijos de Fatherland

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     Alguna vez, alguna vez, ¿se han puesto a pensar en lo hermoso que es el cielo?, azul, brilloso, con cada hora que pasa cambia su color de un celeste vivido, pasando por un amarillo brilloso, a un naranja que me hacía recordar al color de melocotones en primavera, hasta por fin llegar a una oscura manta negra que lo cubre todo y de no ser por la Luna estaríamos totalmente en la oscuridad. Mi sueño siempre ha sido el de estar en lo más alto que pueda lograr alcanzar, donde no tenga que escuchar a una sociedad enferma que cada vez va más en decadencia, allá arriba, donde ni siquiera las nubes negras de infamia se atreven a subir. 

     Es por eso que por consiguiente desde muy pequeño me empecé a interesar en los aviones, recuerdo el primer avión que alguna vez aprecié, estaba en la casa de verano de mis padres en el campo cuando de repente vi un avión tipo biplano pasar por encima de mi justo cuando estaba viendo a una mantis comiendo a otro insecto (bastante raro porque en este continente solo hay una especia de mantis), sin desviarme más del tema pude ver que se trataba de un vehículo militar debido a que portaba a su lado pintado la X de Hierro, el símbolo militar más fácil de reconocer del ejército de Fatherland y no era casualidad que un avión militar pasara por esa zona y es que no estábamos en la casa de verano solamente por descanso de la ciudad por lo menos una vez al año, sino que mi padre muy recientemente se le había asignado por altos mandos el custodiar el campo de entrenamiento de tropas del que en aquel tiempo era de la 127th división del ejército de Fatherland.

     En ese mismo viaje aún recuerdo la vez que mis padres, Martha mi madre y Faber mi padre se acercaron a mí para hablar conmigo de asuntillos especiales que se dan en la vida, me explicaron poco a poco cada detalle del por qué les pareció una excelente idea el que yo tuviese un hermano o hermana, mi madre estaba embarazada lo cual me sorprendió mucho y más siendo aún solamente un niño (y eso que no soy mucho de sorprenderme por cualquier cosa), esto fue en el año de 1933 yo para aquellas fechas tenía una edad de 6 años. 

     Todo podría haberse esperado que esto no trajese ninguna complicación y que todo fluyera como era de esperarse, pero no fue así, justamente a momento de nacer la que sería mi nueva hermana, mi madre falleció por complicaciones de parto, donde solamente se podría haber salvado ella o mi hermana, mi padre nunca se ha caracterizado por mostrar sus emociones, sin embargo, sé que esta era una noticia desgarradora para él, si antes era serio y firme, a día de hoy es una total piedra, mi madre en sus últimos momentos antes de irse le susurró al oído a mi padre el nombre de Emma, ella quería que se llamase igual a su madre.

     Mi padre, con el transcurso de la guerra que se daba en el continente de Aurora, no podía darse el lujo de estar en casa, por lo que a partir de ese momento, justamente el momento que falleció mi madre, se arregló el uniforme y camino desde la sala de operaciones improvisada a la puerta para que nunca lo viese de nuevo. No digo que mi padre nos haya abandonado, nos dejó a cargo de su hermana Erika (mi tía) para cuidarnos por el resto del transcurso de la guerra.

     Aún recuerdo la última escena, donde alguna vez le hablé, yo estando en la escalera, viendo en primer plano con mi hermana entre brazos, como él poco a poco caminando, como el caballero que era hacia la salida, de la incertidumbre y preocupación grité:

–PADRE!!!, ¿a dónde te diriges?

     Él simplemente se detuvo un momento y me observó de reojo para posteriormente decirme:

–Axel, ...

     Con una pausa que se sintió eterna, con un frío silencio de la noche más helada y lluviosa que jamás allá presenciado, para lo largo que fue esa pausa, imagino que estuvo pensando cuidadosamente en lo que me diría, esperando una respuesta a lo que acababa de suceder debido a que ¿qué tipo de hombre se retira inmediatamente sin decir nada justo cuando su mujer había fallecido?. Yo a punto de volver a gritar fui interrumpido súbitamente por él finalmente diciendo:

–Espero algún día verte en el frente de esta guerra que acabará con todas las guerras. Cuida de Emma.

     Yo, en estado de casi shock por todos los sucesos que acababan de suceder, empecé a respirar más hondo y viendo borroso, las piernas temblándome y los ojos bien abiertos, presenciando como un padre se aparta de sus hijos cerrando la puerta sin mirar atrás. Casi por accidente soltaba a Emma de la falta de fuerza de voluntad que me quedaba, por suerte una sirvienta de la casa alcanzó a atraparla en el aire, lo que provocó que posteriormente tuviera unas cuantas lesiones en las rodillas debido al duro piso de piedra luego de haberse lanzado.

     Luego de este episodio traumático de mi vida, ahora hoy en día en el año de 1945 al fin teniendo 18 años es mi turno de defender Fatherland, todo en lo que cabe de la palabra normal se podría esperar que al ser una guerra que ya duró más de una década solo los jóvenes valerosos de la GRAN FATHERLAND participarían en la guerra, solo que aquí el detalle es que aquella casa de verano fue prácticamente borrada del mapa junto con otras grandes ciudades y propiedades nuestras como nuestra casa principal en la capital, además de que no solo yo fui forzado de haber entrado en esto, sino que también Emma tuvo que ponerse el uniforme de un soldado de Fatherland para que no estuviera lejos de mí y nos protegiéramos en este mundo distópico los unos a los otros. Ya hay no hay una Fatherland, solamente sus restos y tenemos que huir de aquí lo más rápido que podamos antes de que nuestros enemigos vengan a por nosotros. Mi nombre es Axel, tengo 18 años ahora, soy un valeroso soldado de Fatherland y esta es mi realidad. 

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