CAPÍTULO 11. Más Que Dimes y Diretes

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     Luigi, por su parte, se encontraba de camino hacia un pequeño puerto para embarcaciones de la pequeña ciudad de Austria. Caminaba de forma confiada por las calles aun llenas de gente como si la guerra no hubiera llegado aun a ese lugar (no significa que no estuvieran preparados), Luigi demostraba confianza al caminar como cualquier otro ciudadano corriente de la zona, solo que dentro de su cabeza se encontraba muy tenso y desconfiado de cada persona que pasaba a su lado o detrás de él, era probable que ya la KGBM supiera de su rostro, nombre, misión o lo que fuera necesario para así estar un paso más cerca de los chicos, el refugiarlos en la catedral se podría considerar que fue la mejor de las ideas u opciones que pudieron haber tomado en ese momento, solo que los refuerzos era incierto su llegada exacta, podrían ser hoy mismo, mañana, pasado mañana, dentro de una semana o inclusive dentro de un mes, todo era incierto y bien dicen que para que algo te salga bien debes ser mitad bueno en lo que haces y mitad de la suerte que tengas. 

     El pequeño puerto el cual se dirigía Luigi, era básicamente un pequeño lugar en el cual podrían estacionar el bote por unos cuantos días, únicamente que él no esperaría más de una semana en ese lugar, muy arriesgado dejar demasiada evidencia en un lugar sumamente publico, por lo que al llegar inmediatamente era necesario quemar documentos, tirar la radio u otros electrónicos que no se pudiesen llevar tirarlos al río en partes, la compañera de Luigi para esos momentos ya tendría que estar borrando evidencias como huellas dactilares y demás en puertas, ventanas, la sala de operaciones para cuando llegue. 

     Solamente daría Luigi una semana para seguir adelante por su cuenta si es que no llegaban, lo cual sería un caso bastante extremo debido a que sería ir en cuenta propia rio arriba hacia los Alpes, pero no había de otra, o esperar en un poblado cercano. 

     Luigi llegó. 

Oriana, soy yo 

–Luigi, ya casi termino de deshacerme de todo 

–Bien, ¿cómo está Anna? 

–Se ha estado recuperando rápido, según Mr. Alessandro puede que despierte mañana o pasado 

–Ya veo, ¿no te mencionó algo de cuándo va a volver a caminar? 

–Bueno dijo que a caminar, no correr para nada en un mes y medio o dos, ya si es que se necesita que se mueva a como solía hacerlo antes por lo menos 18 o 22 meses tienen que pasar para que la herida sane por completo, así que necesitaríamos llevarla en cama hasta Roma, pero como es una chica necia y ruda, puede ser que camine antes de lo esperado con su voluntad y muletas 

–Ok, hay que apurarse 

–¿Cómo la llevaremos hasta allá sin llamar la atención? 

–Bueno a Alonzo lo podemos llevar fácilmente, así que te lo encargo a ti, podremos pasarlo a él desapercibido, solo que ella el problema es que está aún inconsciente, puede ser que tengamos dos opciones 

–¿Cuáles son? 

–El que se quede aquí hasta que despierte entre hoy y mañana, lo cual es lo peor debido a que cualquiera puede venir y aunque alguien se quede a cuidar puede ser emboscado fácilmente 

–¿Y la otra manera? 

–Conseguir un carro, de preferencia una ambulancia y llevarla hasta un callejón y de ahí para abajo a las alcantarillas, dejando la ambulancia escondida lejos de ahí ya devuelta al hospital a que corresponde 

–De acuerdo 

–Solo que el problema es que tendré que robar la ambulancia 

–Iré contigo 

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