Capítulo VII

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— ¿Puedes poner esto en el cesto? — Nat tomó el pañal sucio y lo tiró.

— ¿Cuántos de esos usa al día? — me reí de su expresión.

— Más de los que te imaginas — ella negó divertida.

— Steve dice que pronto las visitará... él también pregunta por ustedes — asentí.

— ¿Cómo está? — ella me vio con pena.

— Terrible... digo es Tony, pero últimamente está insoportable. Creí que íbamos a deshacernos de él después de lo del Ultron, pero no sale del complejo — Morgan me veía con sus increíbles ojos chocolate.

— Yo también creí que me desharía de él, pero resulta que Morgan es su copia — Nat me sonrió con tristeza.

— Se parece mucho a él — asentí.

— Linda casa... pero no es la que Stark te dio — negué.

— Nat él tiene mi dirección, puede ver a su hija cuando lo desee. Pero no iba a quedarme en la casa que él me dio, necesito algo que sea mio y de ella — asintió.

— Y convenientemente está a menos de quince minutos de Clint — me reí.

— Laura me salva la vida... a veces siento que quiero llorar junto a Morgan — ella negó.

— Lo estás haciendo de maravilla, Morgan es preciosa y está muy sana. Eres una gran mamá — le sonreí.

— Gracias Nat... ¿Podrías hacerme un favor? — ella asintió.

— Cuida de él — me abrazó.

— Claro, tú cuida de ti — asentí y correspondí a su abrazo.

— ¿Hay alguien en casa? — Clint entraba junto a Nathaniel y Laura.

— Trajimos a Nat para que juegue con Morgan — inmediatamente mi bebé levantó la cabeza.

— Mira Morgan ¡Vino Nathaniel! — mi hija sonrió.

— ¡Son tan tiernos! — Nat fue por su ahijado.

— Son casi de la misma edad, espero que sean buenos amigos — dijo Laura y yo asentí.

— Yo espero lo mismo — Clint sostenía a Nathaniel y Nat a Morgan.

Me levanté y le hice señas a Laura. Ambas los dejamos solos.

— ¿Cómo te sientes? — siempre la misma pregunta.

— Igual... ¿Es normal estar tan cansada? — asintió.

— Lo sé, es tan agotador. Si no tuviera a Clint esto me superaría — sonreí. Ella se dio cuenta de sus palabras.

— Lo lamento... yo — negué.

— Todo bien, eres afortunada — ella cambio de tema.

...

Morgan no dejaba de llorar, ya había revisado todo.

— ¿Qué pasa corazón? ¿Qué necesitas? — estaba a punto de ponerme a llorar con ella.

Tocaron a la puerta, debía ser Clint. Quedamos en que me ayudaría con el aire acondicionado.

— ¡Gracias al cielo! Llegas justo a tiempo... no sé que le pasa a Morgan — entonces unos ojos chocolate me vieron detenidamente.

— ¿Ella está bien? — no sabía que decir.

— Clint... yo... vine a arreglar su tractor, escuché el llanto de Morgan — asentí.

— No sé qué tiene... ya revisé el pañal y le ofrecí comida, no tiene fiebre — asintió.

— ¿Puedo? — le di a la niña.

— ¿Qué necesitas mi amor? — la niña dejó de llorar y lo vio a los ojos.

— Te ves tan grande... estas creciendo muy rápido — ella lo veía atenta a todo lo que decía.

— Pasa, no te quedes en la puerta — le dije, el asintió y entró.

Se sentó en el sofá y acomodó a Morgan en sus brazos.

— Creo que ya se calmó — me vio directo a los ojos, sentí mi pulso acelerase.

— Eres bueno con los bebés — me sonrió.

— Eso no es cierto, el bebé de Clint me odia — me reí.

— Morgan parece hechizada por ti — vio a la bebé.

— Es al revés, ella me tiene hechizado a mí — besó cada una de sus mejillas.

— ¿Podrías quedarte un rato con ella? Quisiera tomar un baño decente — él asintió, quería darles tiempo a solas y aprovechar que alguien podía ver a Morgan.

Los dejé solos.

Hace semanas que no tomaba un baño tan relajante y hasta el momento Morgan seguía tranquila. Así que todo estaba bien, terminé de ducharme y me puse el pijama. Total, en un rato íbamos a acostarnos.

Cuando bajé escuché a Tony hablando con ella, me quedé en las gradas.

— Ella me odia... no tienes que recordarlo con ese ceño fruncido — dijo sosteniendo lo que parecía ser un biberón.

— Si hago esto bien... tal vez no me heche — mi hija comenzó a reírse.

— ¿De qué te ríes pequeña Maguna? ¿Te parece gracioso lo patético que se ve tu papá? — mi hija seguía riendo.

— Tu papá... ¡Dios Morgan! Mírate, eres tan perfecta, tan ella... no te merezco — la besó y la abrazó fuerte a su pecho.

— Te amo más de lo que puedo demostrarte, te amo con la misma intensidad que a tu mamá. Por eso papi no se puede quedar, porque papá quiere que mamá sea feliz y mamá es feliz sin papá — esto último me hizo estrujar el corazón.

— Ya sé... parece complicado, es complicado. En verdad espero que me perdones por no estar aquí siempre, y que nunca tengas dudas de lo mucho que te amo — besó su cabecita y terminó de alimentarla.

Decidí que necesitaban otro rato a solas, subí de nuevo a la habitación.

Fierecilla [Tony Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora