˶ primero : prólogo extenso ˶

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ᕦ༼ el rey busca nuevo juguete ༽ᕤ

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El sol descendía conforme la luna se alzaba en el cielo, acompañada de sus mejores amigas las estrellas.

Yoongi, más conocido como el rey de Corea, descendió del carruaje con su dorado cabello ondeando al aire y una figura tras él. El lugar estaba bastante aislado, en la cima de una montaña, así que la nieve y el viento no faltaban. Él se ajustó el abrigo de piel de oso a sus hombros, calentándose conforme se adentraba en la cabaña de madera que tanto conocía.

El interior parecía más amplio, pero conservaba una calidez otorgada por la chimenea. Min observó el lugar indicándole a su segundo que cerrase tras ellos. Pocos segundos después de escuchar el golpe de la puerta, un hombre, alfa, salió de las sombras de un estrecho y corto pasillo.

──¡Mi rey!, que alegría verlo de nuevo ──saludó.

Yoongi observó al de canas acercarse hasta quedar a un metro y después reverenciar su presencia con rodillas, manos y cabeza hasta el suelo.

──¿A qué debo el honor? ──preguntó entonces, alzándose para poder mirarlo de forma natural.

Lejos de intentar ser cordial, él se acercó con una mandíbula tensa y unos puños apretados a cada lado de su cuerpo. El otro alfa era mayor, pero más bajo de estatura.

──El omega que me diste, era un farsante ──masculló el rey──. Usaba algún tipo de perfume natural, pero era un asqueroso beta ──gruñó al acordarse del chico que había condenado.

El hombre de canas se estremeció y alzó sus manos frente al rostro, defendiéndose ante cualquier posible ataque. Su aroma era de puro miedo.

──¡Disculpe majestad!, le juro que lo desconocía, mis productos son de calidad ──farfulló, temblando.

Yoongi lanzó al aire una risa sarcástica, seca, y avanzó hasta empujarlo con su hombro.

──No me importan tus disculpas o justificaciones, lo que quiero es un omega ──gruñó de nuevo, buscando algo en el suelo──. Y esta vez sin pagos.

La última y única vez que se había presentado allí, había memorizado el lugar donde escondía sus adquisiciones, así que no le costó mucho encontrar la trampilla bajo una alfombra de piel.

──Por supuesto, déjeme acompañarle ──susurró el canoso, yendo tras él.

Tanto el rey como el súbdito bajaron las oscuras escaleras de madera que crujían bajo sus pies, dejando a la mano derecha del monarca vigilando la entrada.

Allí abajo olía a humedad y suciedad, pero Yoongi no podía esperar nada mejor de un lugar como aquel, donde se vendían esclavos por menos de un saco de monedas.

En realidad, podía obtener a cualquier noble, omegas, gammas, deltas... Pero por algún motivo todos ellos le aburrían. Prefería súbditos, sirvientes o esclavos sumisos a su rey, personas sin nada que perder salvo su virginidad.

Aquel lugar era perfecto para capturar a sus presas.

Mientras descendían la luz de la chimenea superior se iba perdiendo, pero las velas del lugar adquirían fuerza. En aquel sótano apenas iluminado habían, por lo menos, veinte o treinta jóvenes, todos atados a las paredes con una cadena oxidada alrededor de sus tobillos.

Yoongi paseó la mirada por allí en el segundo escalón, percibiendo algún que otro aroma. Dando por hecho que todos estaban disponibles, despertó a su lobo.

❝ El rey y el esclavo 𝄄 𝒀𝑶𝑶𝑵𝑴𝑰𝑵 ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora