2. Discipline School

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CAPÍTULO 2

Sí la partida de alguien no doliera entonces la ausencia no tendría sentido.

Max

Un año más en el Discipline School, casi un año de su partida, y aún no hay nadie tras las rejas. Sí no fue el monstruo de Palacios, como tanto asegura mi madre, entonces ¿quién? ¿quién más tendría razones para quererlo muerto? Era un ser de luz, que no haría daño a nada ni nadie, no sin una provocación.

Todas las vacaciones me las pasé entrenando, leyendo, informándome, buscando en la base de datos del colegio de manera ilegal, pero no encontré nada, nada más que lo que ellos quisieron ocultar hace veintiún años, Darck Players se hacían llamar, jugadores oscuros, portadores de la muerte. Todos ya los han olvidado, los han convertido en una vaga leyenda, mística e increíble. Mi padre me dijo que los derrotaron, los asesinaron y los que quedaron fueron enviados a un reformatorio para después cumplir la condena que les correspondía por asesinos en una cárcel...pero ya pasaron veintiún años, y lo que muchos creen leyenda puede estar de regreso.

—Gaia como siempre, y tan hermoso que estaba el día. Sabía que te encontraría aquí, al menos tú te libraste del alboroto —resoplo Erick al tiempo que azotaba la puerta de la azotea. Desde que mi padre falleció de manera misteriosa, me gustaba venir aquí, me relajaba, podía pensar a gusto y aislarme del bullicio. Erick era el único que sabía que me gustaba venir aquí, pero casi nunca subía, porque le daba flojera subir escaleras hasta acá, y porque sabía que sí venía aquí era porque quería estar solo.

—¿Ya llego? —pregunte mientras lo miraba por encima de mi hombro.

—¿No la has visto desde aquí? Llego en nada más y nada menos que un Audi, junto a Brenda y Glenda. Y adivina de qué color era.

—Rosa— me gire a verlo en cuanto puso una mano sobre el barandal.

—Ahora adivina lanzando qué a su paso...— hizo una mueca mientras me veía.

—No lo sé, dinero tal vez...— dije encogiéndome de hombros.

—Eso sería ser humilde, la niña arruino mi placentera plática con un par de chicas muy guapas por cajas con la edición limitada de break hearts, los collares esos de diamantes negros que modela su mamá, todas se volvieron locas y corrieron hacia Gaia solo para tener un estúpido collar— bufó.

—Para ella eso es como caridad, compartir a lo que pocos tienen acceso, o algo así, ya la conoces, su forma de ser humilde no es tan...humilde.

—Humilde será el día en que no use ropa de Chanel —dijo en un tono sarcástico.

—Sabes que jamás lo hará, y ya no sé de qué te quejas, al fin y al cabo pudiste huir del alboroto, seguro que las chicas con las que estabas te buscan al rato —dije al tiempo que pasaba una mano por mi cabello.

—Yo no hui, solo protegía mi seguridad integral de una loca que tiene una amiga que se muere por ti, lo menos que quería era que me bombardeará con preguntas sobre ti, aunque ya hablando en serio bro, ¿Cuándo llegará el día que te enamores? —y aquí íbamos otra vez. Erick piensa que para superar la muerte de mi padre lo que necesito es enamorarme, pero yo no quiero ni dar ni recibir ese tipo de sentimiento, lo que yo quiero es...el dulce sabor de la justicia, o la venganza.

—No empieces maestro, ¿sí? —lo frene en seco — que lo que soy yo no me pienso enamorarme de ninguna loca, y los dos sabemos que eso es lo que aquí más abunda.

Lo menos que quería era terminar aceptando a alguien a mi lado solo para pasar y de paso perder mi tiempo, que es lo que hacen todas las parejas de este colegio.

R-D : Discipline and Revolution [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora