12. parte uno. lovers who dont love

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—◬—

d í a    t r e s c i e n t o s   u n o

Newt le zarandea del brazo. Alice no lo ha oído entrar. Quizás se haya quedado dormida.

—¿Algún cambio? —pregunta el chico en voz baja, casi un susurro, dirigiendo sus ojos oscuros a la silueta que está tendida en la cama de delante.

Algo desorientada, pasea la mirada por la habitación. Las ventanas están teñidas de negro, y delante de ella, el pecho de Alby sube y baja con irregularidad y su piel ha palidecido tanto que parece estar apunto de desvanecerse. Se incorpora un poco de la silla.

—No.

—Ve a descansar —le aconseja Newt— Mañana será un día largo.

Alice acepta la servicial mano que el chico le ha tendido. Siente un desagradable hormigueo que le entumece todo el cuerpo. Está muy cansada.

—¿No hay ninguna posibilidad de evitar el juicio? —recuerda ella, al filo de la puerta— Thomas no ha hecho nada malo.

Newt se deja caer con agotamiento en la silla que ha ocupado Alice. Su mirada se ensombrece al hacer una pausa en el maltrecho cuerpo de Alby. Aprieta los labios.

—Ya hemos hablado de esto. —Le hace un gesto para que se marche con la mano— hasta mañana.

Alice decide no insistir. Se despide y cierra la puerta con cuidado. Pestañea ante la oscuridad que tiene delante, y avanza por el rellano a tientas, guiándose por el endeble haz de luz que se cuela por la puerta contigua, que arroja suficiente claridad como para vislumbrar parte del descansillo, hasta atisbar el inicio de las escaleras.

Se asoma efímeramente a la abertura por la que se cuela la luz. Elith está arrebujada debajo de un par de mantas, hecha un ovillo, con las mejillas descansando sobre sus manos, durmiendo con la tranquilidad de que la lamparita eléctrica que hay sobre la mesita mantendrá a cualquier monstruo que habita la oscuridad lejos. Al otro lado, la otra chica permanece inmóvil en su cama, congelada en el tiempo.

Retrocede con sigilo y avanza hasta las escaleras.

Abren una puerta a su lado. Hay una débil luz en el interior, que desciende hasta el final de las escaleras, proyectando una larga sombra sobre ellas, producida por la silueta recortada que acaba de emerger del interior.

Minho tira de ella al interior de la habitación. Los pies de ambos deambulan con torpeza y rigidez sobre los tablones de madera, entre risitas de picardía de quien hace lo que no debe, segando el silencio de la Hacienda, que se vuelve a instaurar tras un estrepitoso golpe seco.

—Se supone que íbamos a dormir ahora que Elith está en la Hacienda. Dormir —Alice susurra en voz baja, aparentemente molesta, lo cual le genera una sonrisa vacilante en Minho, que la mira atentamente.

—Te estaba esperan...

Lo interrumpe tapándole la boca con la mano para que guarde silencio. Minho pone los ojos en blanco y se libera de sus dedos.

—Habla más bajito. Vas a despertar a todos. Y Newt está en la habitación conti... —Alice pierde el hilo cuando Minho se inclina sobre ella, le aparta con delicadeza el pelo para descubrir su cuello y lo besa, desarmándola por completo.

Inconscientemente echa la cabeza hacia atrás, golpeándose nuevamente con la puerta, que profiere un atronador estruendo. Minho suelta una risa hueca. Su aliento cálido le eriza la piel.

—¿Podrías hacer el favor de ser menos ruidosa? —murmura en voz baja, pegado a su oreja, antes de proseguir su ardua tarea justo donde la había dejado.

SHE || MAZE RUNNER (MINHO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora