14. secrets

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d í a  t r e s c i e n t o s  d i e z

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d í a  t r e s c i e n t o s  d i e z

Elith era una niña diminuta, huesuda y silenciosa cuando emergió de las entrañas del suelo. Parecía que fuera a desaparecer en cualquier momento, a desvanecerse en el aire. No pronunció una sola palabra hasta transcurrir el primer mes y no fue hasta el segundo que dejó de esconderse detrás de Newt.

Ya no queda ni rastro de ese menudo ovillito tembloroso. No es que haya emergido del suelo, sino que la tierra le ha escupido fuera, queriendo deshacerse de ella cuanto antes. Se le ha afilado la lengua y lejos de inspirar lástima, ese pequeño demonio de moralidad dudosa resulta intimidante. Es un desparpajo. A su escasa edad controla absolutamente todo lo que ocurre dentro del Área. Ha creado un imperio.

Minho sabe que no va a sonsacarle nada a la niña, pero está desesperado. Ha transcurrido casi una semana desde que Thomas se incorporó como corredor, nadie está respondiendo a sus preguntas y se está quedando sin amenazas que lanzar al aire.

—Algo tienes que saber —le apremia en un susurro, exasperado, ya que pronto empezarán a despertarse los demás.

Los pies de Elith cuelgan sin alcanzar el suelo. El banco del comedor aún le queda grande, al igual que la mesa, que le llega por encima del pecho. Está pelando patatas con un cuchillo afiladísimo y haciéndolas rodar a un cubo.

Cuando alza la mirada de las patatas, sus ojitos negros parecen lanzar una infame amenaza al pobre desdichado que ha osado a interrumpirla.

Minho traga saliva. Elith tiene una mirada con la que parece estar juzgando tu pecado más oscuro. Se arma de paciencia antes de hablar.

—Minho, querido. Soy una mujer ocupada, ¿entiendes? —comenta, esgrimiendo el cuchillo y enumerando con sus diminutos deditos—. Tengo dos trabajos. Me levanto a primera hora de la mañana para dar de comer a estos animales y por si fuera poco luego tengo que cuidar a la novata. Estoy agotada y me duelen los pies. Tengo los tobillos hinchados por el calor. Si hubiera algún adulto aquí os denunciaría por explotación infantil, pero no puedo, así que me aguanto, que es lo que tienes que hacer tú. Aguantarte.

—Porfi, Elith.

—Eres un cotilla.

Las palmas de Minho impactan contra la superficie de la mesa con frustración. Ella sigue pelando patatas.

—No puedo evitarlo —susurra, pasándose las manos por el pelo con exasperación—. Trabajo con ellos dos todos los días. Si pudieras verlos, lo entenderías. Son una bomba apunto de explotar.

El cuchillo rebana la superficie de la piel con suavidad y danza en los dedos de la niña como si fuera una extensión más de ella, actuando con propiedad, certero, proyectando una irrefutable seguridad de quien se guarda un as bajo la manga.

—Si explotases la bomba no tendrías que arrastrarte a mí —comenta con calma—. Pero hoy me siento diligente, corredor, no lo suficiente para darte información gratis, pero sí para hacer un trato.

SHE || MAZE RUNNER (MINHO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora