EPÍLOGO

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TRES AÑOS DESPUÉS...



Era viernes, ceca de las 2:00 a.m., después de un largo día de trabajo en la clínica, donde atendió a muchos pacientes y efectuó una delicada intervención quirúrgica, que se extendió por un lapso de seis horas, Daniela por fin llegó a casa, exhausta; deseando darse una ducha caliente, besar a su pequeño y acostarse a descansar, al lado de su esposa.

Minutos después, allí estaba, muy cerca de la cama donde María José la esperaba. Daniela se acostó a su lado y besó su hombro con ternura. Con voz de sueño, María José le preguntó cómo había estado su día, mientras le pedía que la abrazara.

Daniela apretó el abrazo y besó de nuevo su hombro, al tiempo que en sus labios se dibujaba una enorme sonrisa. Su esposa lo notó y dijo.

-Mi ángel.., ¿por qué sonríes?

-Porque es hermoso llegar a casa después de un día tan largo como el de hoy, ver a nuestro hijo durmiendo como un angelito y darle un beso en la mejilla; y después, llegar aquí, a nuestra habitación, sabiendo que aun medio dormida esperabas por mí; meterme a hurtadillas debajo de las sábanas, mientras me preguntas, con voz de sueño, cómo estuvo mi día y me pides que te abrace, justo como ahora. Eso es felicidad mi amor, por eso sonreí.

María José dijo, también con una sonrisa.

-¡Te amo!

Apretando aún más el abrazo con el que envolvía el cuerpo de María José, Daniela respondió.

-Y yo te amo a ti mi amor. ¿Sabes? Pensé que con el pasar del tiempo la chispa se iría, que nuestra vida caería en algún tipo de rutina; pero han transcurrido tres años..., cuatro, si los contamos desde que nos conocimos y la chispa sigue allí, intacta. Sigo enamorándome de ti, cada día.

-a cuadrado, más b cuadrado...

Daniela se echó a reír.

-¿Lo ves? Eso fue justo lo que descubrí; eres tú, mi amor, la absoluta dueña de esa formula, quien con tu increíble manera de ser, con tu alegría, con tus detalles, logras que la llama no se apague. A veces pienso que me hechizaste para tenerme así, tan enamorada, loca por ti.

-¿Hechizarte? Mi amor, ni que yo fuera maga.

Daniela volvió a reír por la ocurrencia de María José, iba a responder, pero ella agregó con picardía.

>>-Aunque ahora que lo pienso, creo que si tengo en común con un mago muy famoso. Al igual que él, también "viví" y tengo una cicatriz en mi rostro para mostrarlo..., aunque no poseo una varita mágica.

Sin dejar de sonreír, Daniela dijo con doble sentido, acercando sus labios a su cuello.

-Varita mágica, no; pero manos mágicas, sí... y ¡mmm!.., toda tú; por eso estoy loca por ti.

Mientras Daniela pronunciaba esas sensuales palabras, María José notó como se erizaba todo su cuerpo, al sentir la respiración de ella... tan cerca de su piel.

-Mi ángel hermoso, es imposible que la llama se apague; incluso en mi estado actual, tu presencia, tus palabras, tu esencia, causan estragos en mí, no sólo en mi cuerpo, también en mi espíritu, en mi alma...; tal como el primer día, eso nunca cambiará.

-Lo sé mi amor, eso es justo lo que me ocurre a mí... -Acariciando con sutileza el vientre de María José, Daniela agregó-. ¿Cómo te has sentido hoy?

-Gorda -respondió María José, asomando una sonrisa en sus labios.

-Estás loca mi amor.

-Sí, por ti. Pero tú me amas así.

El Amor Va Por Dentro [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora