El pánico de llegar a perder a una persona que amas no se compara a ningún dolor existente.
Pero en tiempos de guerra evitar que esto pase es casi imposible, ella lo sabe, sabe lo que tiene que hacer, su papel en esta historia, aun así, el miedo con...
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Me removí incomoda en la cama, me duelen los ovarios, volví a moverme hasta que escuché el ruido sordo de alguien cayendo al suelo.
― Au ― se quejó Fred mientras se sentaba en el suelo, me olvide que vino a dormir conmigo.
Sonreí divertida al ver como se rascaba los ojos tratando de despertarse.
― Cada día tus amorosas maneras de despertarme me sorprenden más ―.
― No trataba de despertarte, pero ya no podía seguir durmiendo ― prefiero omitir la parte del motivo.
― ¿Pesadilla? ― me preguntó, la verdad es que no tengo pesadillas cuando duermo con Fred, son menos frecuentes.
― Agonía ― dije mientras me ponía de pie ― ¿Te duele la cabeza? ― sí, pero el motivo no es el usual.
― Solo diré que los hombres deberían agradecer el ser hombres más a menudo ― ellos no pasan por suplicio cada mes por días indeterminados.
En mi caso cinco.
Cinco días de calvario.
― Yo agradezco ser hombre, sobre todo uno tan guapo ― pero recordemos que yo soy la vanidosa ― Yo también agradezco ser hermosa ― deje un beso en la mejilla de Fred antes de abrir mi baúl.
― ¿Qué hora es? ― preguntó mientras se pasaba las manos por la cabeza, su pelo ahora está más corto que antes, ya no hay que despeinar, pero el hábito de hacerlo se quedó.
― Casi las cinco ― dije sin interés ― Te amo, pero termino cansado todos los días y odio levantarme temprano ― me reí, pero siento algo de culpa.
― Ve a dormir, yo ya no creo poder ―.
― No hay que puedas tomar para el dolor o lo que sea ― se nota su preocupación en la voz, pero es normal este dolor, al menos para mí.
― Tomare algo, pero tu vete a dormir ―.
― Lo hare, mandona ― todos me lo dicen como si fuera un insulto, pero es casi mi naturaleza, no puedo negarme a ella.
Yo nací para mandar.
Mi mamá es mandona, aunque parezca que mi papá es el que da las ordenes.
Fred se quedó parado mirándome y yo camine hacia él ― Soy alta, pero no tanto ― mi novio se agacho y deje un beso en sus labios.
― Bien, ahora si me voy ― habló contento desapareciendo por la puerta de la habitación.
Nembus me miro y abrió sus alas, quiere salir un rato.
― Deja que me cambie y te saco ― ¿Qué es lo que se usa para limpiar?
No me puedo poner mi ropa usual porque la arruinaría.
Me puse unos shorts que Sirius me compro y un polo sin mangas encima, luego agarre uno de mis abrigos largos para poder salir afuera.
― Vamos ― le abrí la jaula a mi lechuza que salió hasta posarse en mi hombro.