¿Quién despertará a Midoriya?

Acercamiento.

Pasaron los días sin piedad. Aunque ese espacio vacío fuera desgarrador, al tiempo no le importaba. Todo debía seguir siendo como antes. Clases, deberes y entrenamientos.

Si bien me sentía un poco angustiado y preocupado, no había nada que podía hacer.

La atmósfera de la clase A, los primero días, no era animada. Era de predecir.

¿Quién estaría alegre y seguiría con normalidad después de ver a un compañero ser apresado?

En esos días, en la noche, Shigaraki Tomura visitaba mi habitación. Todo para darme un beso que, inesperadamente, funcionaba como un tranquilizante.

Con aquel acto podía seguir de pie cada día, con un poco de angustia y preocupación, cómo lo mencioné. No obstante, había algo que bloqueaba casi por completo esos sentimientos, y era ese sentimiento de ser cubierto en un manto cálido. Era paz.

¿También es un efecto de la habilidad del villano?

Realmente no lo sabía, sin embargo, era lo más probable.

Algo que también he notado, es el cambio de trato de Shigaraki...

Antes me trataba como una basura...

Antes no le importaba si me lastimaba...

Ahora, es todo lo contrario.

Quizás no sea muy expresivo.

Quizás no lo exprese abiertamente.

- Pero... ha cambiado...

Estaba muy sumergido en mis pensamientos que simplemente dejé pasar el día hasta llegar la noche.

Se me hizo una costumbre esperar como un niño por el premio del día por haberme portado bien.

En realidad, ese "premio" sería como una medicina para mi.

Así, un portal apareció y desapareció. Dejando a la persona que entregaría el regalo.

- Mocoso.

- Shigaraki Tomura...

- Veo que ahora esperas impaciente.— Sonrió atrevidamente.

- Me siento tranquilo y en paz cuando lo recibo... Si no lo hago, creo que me hundiría en la culpa...

- Tienes razón.

- Entonces, por favor... — Dije con una mirada suplicante.

- No puedo hacer nada cuando veo esas expresiones en ti, mocoso...

El mayor se acercó y sujetó la barbilla de Izuku.

Juntó sus labios y se hundió en el deseo.

Como un mendigo desesperado por consumir el agua que encontró luego de mucho tiempo de agonía por la sed, disfrutaba de la dulzura que se formaba al combinar nuestros labios.

- Ngh... Más...

Él no pudo evitar reírse con picardía al escuchar mi petición.

Entonces, aumentó la intensidad del ósculo y comenzó a acariciarme la entrepierna.

- Ugh... E-Eso...

"Estoy muy sensible"

- Eres insoportablemente adorable...

- E-Eh?...

- E incentivas mi lujuria...

- Ugh!... Ahm...

Rápidamente me cubrí la boca para evitar ser escuchado.

- Será incómodo.—Dijo el mayor— Abrázame el cuello y apoya tu cabeza en mi hombro.