06- Conociendo a Viper.

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꧁ঔৣ☬✞ 6 ✞☬ঔৣ꧂

—Que mal, a mí nunca me dan nada— comentó la chica fuera de la habitación.

Solo miré al conejo en mis manos, tenía unos ojos tan rojos que provocaba sacárselos. Lo acariciaba lentamente mientras este se dejaba bastante tranquilo.

Quería hacerle daño, nada me lo impedía, pero no me animaba. Sentía la necesidad de abrirlo y ver sus órganos.

De repente todo se volvió ruidoso, voces que provenían de todos los lados empezaron a molestarme.

Mátalo.

No es importante.

Quieres hacerlo.

Esas eran algunas de las cosas que lograba entender. Pero entre todas ellas una se coló interrumpiéndolas:

—Cuando te vayas, vete sin remordimientos y déjame aquí— dijo la chica.

—¿Es lo que quieres?

—Sí.

Volví a mirar el conejo, las voces y el entorno pronto empezaron importarme menos, y con la vista fija en sus ojos, le torcí el cuello. No sentí remordimiento o culpa al hacer eso.

Solo una increíble sensación en mi pecho que me hizo sonreír.

El conejo agonizaba, así que doble una de sus patas, la cual crujió. Pronto escuché a Biel volver y miré como se abría la puertecilla.

—Se me olvido la comida del animal— fue lo que dijo.

En respuesta y sin ganas le tiré el conejo casi muerto afuera.

—No la quiero, vuelve a desaparecer— dije con desdén.

Hubo silencio por un largo rato, yo solo miraba hacia donde se notaban sus zapatos, ya quería que se fuera esa luz me molestaba.

—¿Me odias?— preguntó de la nada.

Reí sin gracia, tenía que replantearme esa pregunta, porque no sabía si era por el tiempo que había estado allí, que mi mente no lograba odiarlo.

Trate de pensarlo bien antes de soltar:

—No te odio, pero si tuviera la oportunidad de tirarte del techo de un rascacielos, claramente lo haría.

—Si no me odias, no quiero imaginar cuando lo hagas— lo oí murmurar.

—¿Cuándo te vas?

—Tengo que pensarlo, ya tienes un mes, si te dejo probablemente empieces a alucinar— se escuchó tranquilo y sincero.

De la nada el metal sonó y la puerta completa se abrió, molestando mis ojos un poco. Vi doble la figura de Biel, la luz así tan de repente me molestaba demasiado.

Por primera vez desde que estuve ahí, estiré mis pies por completo, los sentía entumecidos, pero no tanto por los movimientos que hacía ahí dentro.

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