AM I WRONG ;; KAVIN [F4 Thailand]

49

KAVIN HABÍA APARCADO EL AUTO FUERA DE LA CAFETERÍA EN DONDE MAYRA SE HAYABA CON SU MAMÁ, mirando ansioso la puerta y mordiendo sus uñas de los nervios, cualquier cosa podría suceder con esa señora e incluso, no le sorprendía si la mujer le hubiese ofrecido dinero a Mayra siquiera por hacerle la ley del hielo.

La vio salir con una bolsa de cartón en su mano y al notar el auto, se acercó como si fuera una espía y subió, acomodándose en el asiento del copiloto, dejando su mochila a sus pies.

—¿Qué tan terrible fue?/¿Planeas casarte?—ambos hablaron al mismo tiempo.

El silencio que se instaló fue sepulcral, ambos estaban incómodos con todo lo que les sucedía y con ello, la incómoda atmósfera que los envolvía.

—No se si planeó casarme, ¿por qué?

—Nada, solo preguntaba—miró la ventana— y fue realmente denigrante, nunca me sentí tan humillada frente a una mujer en mi vida

—¿Qué te dijo?

—Nada que no sea esperable, realmente.

Silencio nuevamente.

—¿Quieres un muffin?, la vendedora me dio unos porque le dio pena verme —le extendió la bolsa— están un poco aboyados, pero iban a tirarlos, pero luego me dijo "te ves tan devastada como estos panquecitos, te los doy para que arreglen tu día"

—¿No los compraste?

—No iba a gastar dinero en algo ahí dentro

Tomó uno y lo sacó, notando como estaba inflado de una manera deforme y las chispas de chocolate no tenían mucho protagonismo en aquel postre tan feo.

—¿Te dijo que parecías esto?—le mostró el pequeño queque, haciendo énfasis en su forma.

—Bueno, técnicamente me he descuidado un poco

—No digas tonterías—negó— si, esta feo y algo deforme, incluso, las chispas de chocolate están apagadas que le da una imagen demasido desagradable

—Oh muchas gracias por subirme el ánimo, Kavin

—¿Pero sabes qué?, aveces estos panquesitos son los más deliciosos porque son únicos de todo el lote que sacan del horno—comentó quitando el papelito para darle una mordida— está perfectamente húmedo, suavecito, esponjoso y el chocolate esta en su punto más exquisito, incluso, así, se ve mucho más agradable—lo mostró con una sonrisa a labios cerrados.

—¿Me acabas de dar la charla de "sube tu autoestima" con un muffin de chocolate?

—Acabo de hacer una comparación con esto para decirte que me gusta aunque estes toda desastrosa o "desarreglada"—suspiró.

Mayra sacó uno para proceder a comerlo, soltando algunas lágrimas mientras lo saboreaba.

—¿Podrás perdonarme en algún momento?—preguntó mientras que miraba el volante— en serio yo... todo lo que dije e hice, siempre fue honesto

—¿podemos ir a otro lugar y comprar un café?, le falta algo para poder pasar mejor la masa—y carraspeó— y saben horrible, el chocolate esta quemado, el panquecito esta duro y seco... me mentiste, otra vez.

Y Kavin suspiró, acercando el suyo a ella.

—Muérdelo

—Beso indirecto~

—Prefiero uno real, pero ese no es el punto, come el mío—y le hizo caso luego de dudar.

Y Kavin a su vez, tomó la mano de la castaña y le dio un bocado.

—Tienes razón, sabe a mierda—hizo una mueca— ¿trataron de consolarte o envenarte?

—Da igual, ambas cosas terminaron en lo mismo.

EL TRAYECTO HACÍA UNA CAFETERÍA DECENTE FUE EN COMPLETO SILENCIO, DONDE solo se oían las voces de la radio emitiendo canciones juveniles que ambos ignoraban.

—¿Entonces, qué tal tus clases en Köcher?

—Extraño mucho Khalan, no mentiré...—admitió— pero, no lo sé... siento que no merezco estar ahí

—Mereces eso y más

—No cuando se el motivo de mi beca—suspiró.

—De todas maneras, estás ahí y es lo importante.

—Supongo.

El de gafas estaba abrumado, realmente la situación le superaba bastante, le molestaba que Mayra no diera vuelta la página y no viera sus reales intenciones.

—¿Me crees lo que te dije hace un rato?

—¿Qué cosa?, haaaa... esa cosa—y se encogió de hombros— no lo sé, supongo

—¿Es un si o un no?

—No lo sé, Kavin... es tu especialidad endulzar tus palabras

—Nunca mentí cuando estaba contigo, incluso, lo dejé—admitió— estuvo mal, muy mal y me arrepiento de una forma pero, al mismo tiempo no, no te hubiera conocido

Y la castaña se quedó en silencio.

—¿Qué ves en mí?

—¿A qué te refieres con eso, Mayra?

—Que es lo que vez, no se, un animal, color o sentimiento—enumeró con sus dedos— no sé, lo primero que se te venga a la cabeza

—Rosado, corazones, cariño, amor, inocencia...—soltó sin vacilar— un dulce gatito asustado que duda de cualquier muestra de afecto, mi dulce gatito...

Se detuvo en un semáforo en rojo, volteando a verla.

—Veo a la persona que estará conmigo por el resto de mis días o, con quién tendré el peor corazón roto de mi vida, eso veo, Mayra, no veo más, ¿y dime, qué ves tu?

Y la castaña suspiró. Ambos coincidían en ello y eso era lo que más le dolía.