Creíste que unos siete días iba a ser suficiente para qué ambos enfriaran sus sentimientos y volvieran a la normalidad.
Pero no.
Habían pasado tres semanas y tú amigo se rehusaba a responder mensajes y llamadas.
Te advirtió qué la única vez que te contestaría sería cuándo estuvieras dispuesta a reconocer lo qué sentías por el.
Te había dado un ultimátum.
Lo habías perdido incluso antes de qué algo empezará entre ustedes.
Y era solitario.
Estabas acostumbrada a la soledad.
No le temías.
Pero ahora entendías lo que de verdad conllevaba estar sola.
Y dolía.
Jungkook era uno de tus soportes y te dió miedo darte cuenta de lo dependiente qué eras.
Volteaste frustrada una vez más en tu cama al no obtener una respuesta.
"Leído hace 10 min"
Nunca habías odiado tanto una palabra cómo lo estabas haciendo ahora "leído".
Sentiste rabia y coraje al mismo tiempo, una mala combinación .Usaste esos sentimientos para levantarte de la cama y salir disparada a la casa del niñato qué no te dejaba conciliar el sueño.
Te iba a escuchar.
Llegaste a su puerta y dudaste un segundo debido a los nervios.
Suspiraste y tocaste el timbre unas tres veces, pero no hubo respuesta. Pensaste que sabía qué eras tu y por eso se negaba a abrirte.
Le llamaste. Y no hubo respuesta.
Habías empezado a enojarte. Golpeaste la puerta furiosa.
— ¡Jeon Jungkook! ¡Abre la puta puerta ahora mismo! — golpeaste más fuerte — ¡no estoy jugando! Si no la abres no me vuelves a ver, ¡Capullo!
Pateaste, lloriqueaste y gritaste otra vez. Hasta qué la puerta a tus espaldas se abrió.
— ¡Eh Puta loca! — volteaste un tanto avergonzada — ¿ no te ha quedado claro las primeras diez veces qué golpeaste? Jeon no está , no hagas un escándalo o llamo a la policía.
— Va-vale lo siento .
Cerró la puerta muy fuerte provocándote un saltito. Te sentiste estúpida y frustrada.
Pero ya qué estabas aquí no ibas a irte. Tiraste tu orgullo a tomar por culo y te sentaste con la puerta a tu espalda para esperar qué Jeon se dignará a aparecer.
⛄️⛄️⛄️⛄️⛄️⛄️
Hora y media .Habías empezado a rendirte pero ante el sueño.
Te dolía el culo y la espalda. Cerraste los ojos a penas unos segundos.
O eso habías creído.
— ¿Qué haces aquí? — saltaste otra vez.
Joder, no verlo en tres semanas te afectó.
Sentiste nervios.
— ¿ No es un poco obvio? — le preguntaste mientras te levantabas y le enfrentabas — Vine a hablar contigo porque cierta persona lleva semanas ignorándome.
