True Love |KookTae| +17.

chapter fifty

Una semana antes del cumpleaños de Jungkook y Nayeon, ambos se propusieron ir a visitar a Kim Soojin por primera vez desde que todo lo acontecido ocurrió. Taehyung se sentía listo. Pasaron por una pequeña florería y compraron dos preciosos ramos de las flores preferidas de Soojin. Caminaron por un pequeño camino, siguiendo las indicaciones que Minho le dió dos días atrás. Taehyung soltó el aire retenido cuando pudo ver la lápida de quién fue su madre.

El nudo en su garganta creció de manera precoz. Dejo salir un par de lágrimas cuando el recuerdo de ella sonriente se apareció en su mente. Casi pudo oír su voz otra vez. Miró su nombre tallado en una tipografía palo seco, su fecha de nacimiento y la fecha en que partió del mundo. Jungkook dejó el ramo en el florero de mármol que colocaron, la saludó brevemente y le hizo saber, a Taehyung, que le daría su espacio. Él lo agradeció en silencio.

"Te echo de menos, mamá." Fue lo primero que le dijo cuando estuvo solo. "Todos los días lo hago. No me he atrevido a ir a casa, tengo miedo de enfrentarme con tu recuerdo, ¿Sabes? Pero iré hoy, te lo prometo." tomó una bocanada de aire "Sé que ha pasado casi un año, pero, ¿Estás bien ahora? ¿Ese dolor de cabeza te ha dejado en paz? Allá arriba, ¿Es igual de lindo como lo narran aquí?" retiró un par de hojas secas. "Por favor, sigue cuidando de mi un poco más, ¿Si? Nayeon sabe de ti y está próxima a cumplir un año, cuando esté más grande haré eso que me dijiste. Te recordaremos siempre, mamá. Recuerda, te amo hasta la eternidad." Lloró por un par de minutos, hasta que sintió la mano de Jungkook en su hombro.

Se abrazo a él con fuerza, llorando en su cuello. Realmente creía haber superado un poco lo sucedido, viniendo aquí se dió cuenta de que no. No era para menos, Kim Soojin fue quien estuvo con él toda su vida. ¿Cómo iba a dejarla ir así de fácil?

[...] Visitó la casa ese mismo día, en la tarde. Tal y como lo prometió. No le sorprendió toparse con una inmensa capa de polvo sobre todos los muebles. Limpió, porque a Soojin siempre le gustaba ver su casa limpia y con un buen olor. Con olor a hogar. Revisó su habitación, encontrándola como la última vez que estuvo ahí: papeles regados por todo su escritorio, las puertas de su armario abiertas, su cama a medio tender y un par de prendas regadas en el suelo. Sonrió nostálgico. Soojin no había tenido corazón para entrar ahí desde que lo echó de casa, lo supo de inmediato.

Fue a la habitación de su madre. Su tocador estaba lleno de polvo, su fragancia estaba a medio usar y el alajero estaba también abierto. Su cama tendida, un par de prendas sobre ésta. La fotografía de ambos perfectamente acomodada en su buró de noche, miró al suelo, viendo unos zapatos a los pies de la cama. Taehyung casi pudo verla ahí, mirando la televisión o viendo su teléfono sentada en su cama. Derramó un par de lágrimas ahí también.

Jungkook, quien estaba en el primer nivel entreteniendo a Nayeon, dejó a Taehyung demorarse el tiempo que quisiese. Sabía que iba a ser duro para él; le dió su espacio nuevamente.

Taehyung revisó su armario, no había demasiada ropa dado que ella había acoplado la habitación de abajo como suya esos últimos meses, pero la que estaba ahí estaba perfectamente doblada. La extrañó un poco más. Limpió todo, pero sin mover absolutamente nada. No era tiempo aún. Bajo por las escaleras y sin decir nada se metió a esa otra habitación. El nudo en su garganta se intensificó cuando vio el álbum de fotos sobre una pequeña mesa que había ahí. Vio la diversidad de pastillas sobre el buró, las almohadas sobre la cama y sus pantuflas.

Se fue de ahí con un dolor en el pecho, era egoísta, porque sabía que su madre ahora estaba bien, estaba descansando de esa enfermedad que le arrebató la vida; pero él la queria con él, a su lado.

[...] Los días transcurrieron y ellos partieron a ese viaje planeado. Mira a Nayeon observar todo con curiosidad, se siente feliz, pleno. Jungkook sostiene su mano y con la otra empuja la carreola, Nayeon queda a su vista para mayor seguridad. Sonríe hacia ella cuando sus miradas se cruzan.