𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟑

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—Soy un idiota.

—Hijo...

Me dirigí al carro, tenía que explicarle todo a Atenea.

***Atenea Bernal***

Estaba llorando cuando alguien tocó la puerta del departamento.

Me asomé sobre la pequeña rendija y era una persona vestida de traje.
Abrí.

—¿Atenea Bernal?—preguntó la señora mientras organizaba unos papeles.

—Sí.—Respondí confundida.

—Tiene que firmar estos documentos.—me los entregó.

—¿Divorcio?— reí —Es absurdo, apenas nos casamos.

—Así es, aveces las personas se separan por qué sus te amo ya no son suficientes o peor aún, reales.

—¿Qué?—Dije débil recordando lo que sucedió anoche, él no respondió mi te amo.

—Le paso un bolígrafo.— lo dejó sobre la mesa.— ah y también tenemos un contrato de confidencialidad.

—¿Para qué?—Pregunté muy confundida.

—Bueno, mire, usted no tiene permitido decir que fué esposa del empresario David Lascuráin por qué su condena será la muerte.

—Esto es absurdo, ninguna ley estipula tal cosa.

—Este contrato en especial, sobrepasa lo legal, es resultado de alguien peligroso y no está en mis manos señorita.

—Debo hacer una llamada— mierda, no contesta.— Disculpe pero, no puedo firmarlo sin consultarlo con mi esposo.

—No será necesario, su esposo, ya firmó el divorcio.—me mostró un vídeo de David firmando el divorcio.

Lágrimas comenzaron a salir descontroladamente.

—¿Señorita se encuentra bien?— me miró sobre sus lentes.

El aire me faltaba, la confusión me atormentaba, no era posible.

—Oiga yo, tengo que retirarme, tengo más clientes que atender y...

—Esta bien, comprendo—firmé los documentos.

—Compermiso.—Se retiró.

Cerré la puerta, me dejé caer y comencé a llorar.

—¡Eres un maldito idiota David!— me levanté con fuerza e hice una maleta con las pocas cosas que tenía en ese departamento.

Me vestí sin siquiera ducharme para salir lo más rápido posible y no toparmelo.

Me dirigía hacia él departamento donde antes estábamos mi mejor amiga y yo.
Caminé con los ojos llorosos y la mirada en el suelo, para que las personas no notarán que estaba llorando.
Y de la nada un pañuelo cubrió mi naríz hasta dejarme inconsciente.

***David Lascuráin***

Al llegar al departamento ella no estaba ahí, revisé los muebles y no había nada de ella, sólo el anillo de compromiso en la mesa.

—No...—Le marqué pero no contestaba.

Decidí llamar a Alex.

—¡David, justo ahora te iba a marcar!

—Alex necesito que busques a Atenea, no sé en dónde puede estar y...—Me interrumpió.

—David, hubo una maldita explosión en la empresa.

—¿Qué?—pregunté confundido.

—Afortunadamente no hubo muertos pero si 7 heridos y 2 en estado de gravedad.

—Por favor, haste cargo.—le colgué.

Me metí a mi auto, para ir al departamento que tenían Atenea y su amiga.

Cuando me llegó una llamada de un número desconocido, contesté.

—...—me quedé en silencio.

—David, sé que estás ahí, te explico, cuando el contrato decía que dejaría tranquila a tu familia me refería a ellos, no a dejarte tranquilo a ti, con Atenea hay una excepción, con dejarla tranquila me refería a dejarla exahusta después de un buen sexo, sólo quería avisarte jajaja.—colgó.

Di vuelta rápidamente con el carro ahora me dirigía con Ben, el amigo narcotraficante que me ayudó la vez pasada.

Llegué a su casa y me apuntaron.

—Soy amigo de Ben.— ni siquiera miré al tipo que me apuntó.

—Déjalo pasar— llegó su jefe que si me conocía.

Entre con el auto y Ben estaba besando a otro hombre.

—Cambiaron tus preferencias—Solté tranquilo.

—Uno tiene que expandirse—inhaló el humo de su cigarro.

—Necesito tu ayuda.

—La otra vez me pusiste en riesgo y a mí equipo, todo por rescatar a tu aventurilla, ohhh espera, te cásaste, ¿ahora iremos a rescatar a tu esposa?

—Es Atenea, siempre fué ella.

—No me emociona para nada está idea de ir a rescatar cosas que no me incumben.

—¿Cuánto quieres?— Dije normal.

—Escuché que tienes un palco en el club spec&al, lo quiero.—él vendía drogas.

—Hecho.

—¿Tienes información sobre dónde puede estar?—Apagó su cigarrillo.

—La tiene él.— le enseñé una foto de mi celular.—Su nombre es Ortech Vega.

—Sí— levantó la mano y se acercó un hombre.

—Dame la ubicación de este idiota, confirma si está con una chica, se llama Atenea.— me sonrió mientras se sentaba.

—No pienso quedarme a esperar.

***Atenea Bernal***

Cuando desperté estaba amarrada en el asiento de un jet privado.

—Hola preciosa.

—¡Usted!— me quedé es shock.

—¿Cómo te sientes después de tu divorcio?—le tomó a su copa de vino.

—¿Cómo lo sabe?.

—Por que hice un pequeño negocio con tu ex esposo,tu a cambio de dinero y unas cuantas propiedades, yo hubiese pedido más.

—Es mentira.—apreté mi mandíbula.

—Nos dirigimos al mejor de mis hoteles, pronto serás la reina de ahí, mía, y sólo mía.—Se acercó demasiado a mí.

—Déjeme—voltié mi cara con fuerza pero el me jaló y me besó y le escupí en la cara.

—Igual vas a terminar siendo mía.

Todos sus guardaespaldas comenzaron a reír.

Llegamos al hotel, era realmente lujoso, no me imagino que habrá hecho para conseguir tanto dinero.

—Dime, como es que eres dueño de todo esto.—tragué saliva.

—Querida, el mejor negocio es arrancar el interior—me jaló hacia él.

—Señor, estos son los nuevos pedidos.—le llevaron una lista.

—Que se encarguen de esto, no quiero fallas, ni interrupciones, esta noche es muy especial— me volteó a ver.







DIFERENTES ( TODO ES NEGOCIO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora