𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟐𝟓

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—Vamos a impedir esa maldita boda.

El yate estaba a punto de sarpar, las personas ya estaban adentro.

—¿Las armas?— pregunté por qué solo llevábamos una pistola cada uno.

—Las metió el infiltrado en una caja de comida, tal vez no las ocupemos.

—O tal vez sí— dirigí mi mirada a hombres trajeados con radio y armas más grandes que las nuestras.

—Mierda, ya mismo voy por las mías.—Se dirigió a buscar la cocina que al parecer estaba en la parte baja del yate lujoso de 3 pisos.

Lo seguí pero para buscar pistas de Atenea.

—Señor usted no puede...— la chica que le había dicho a Ben antes que no fumara estaba ahí—Usted no tenía la placa dorada cuando lo ví.

Ella estaba a punto de apretar un botón pero mi amigo se avalanzó sobre ella.

—Seria mejor que ya cerraras esa boca, que me está poniendo muy de malas con tus estúpidas reglas.—Le pasó el dedo por los labios.

¿Que carajos estoy viendo de nuevo?

—Ire por las armas, no pierdas tiempo—me fuí.

—¿Armas?—Se desmayó la chica.

—Si supieras que tu jefe trafica órganos...—Ben la llevó con nosotros al almacén.

—¿Cuál es la caja?—pregunté.

—Dijo que le había puesto un triángulo en la esquina—Buscó Ben.

—Es está— la abrí y ahí estaban.

Cada quien agarró su armamento algo discreto pero demasiado útil, el saco era de gran ayuda.

Salimos y seguí buscando a mi esposa.

—Hola... Te he estado observando... No te había visto por aquí—Una hermosa chica de vestido verde largo, cabello chino negro se me acercó y tocó mi hombro.

—No suelo venir.—Respondí cortante.

—¿Tienes acompañante esta noche?—bebió de su copa de champagne.

—De verdad lo siento, ya tengo un compromiso— bajé su mano delicadamente.— Compermiso—Me retiré.

Dirigí mi mirada hacía arriba, Atenea estaba de en la mera punta trasera del barco, con un vestido blanco mirando el mar, me acerqué lo más que pude pero estaba hablando por teléfono con alguien y escuché la conversación.

—No sabes cuánto espero estar en el Altar con él.—Me detuve.—No necesito a nadie, no me importa lo que pase, quiero  hacerlo.

Apreté mi mandíbula y me fuí de ahí tan enojado que choqué con una chica haciendo que se derramarán las botellas de cristal que llevaba en la charola.

—Lo siento.—Estaba buscando a Ben, y ahora es inútil escapar, estamos en medio del mar.

—Hay 2 muertos en el hotel, no sé que es lo que se tramaba, no le digan al señor dijo que no quería molestias, pero... Estén alerta.—Escuché eso y de inmediato me dirigí por más balas.

Abrí la puerta.

—¡Ahh! ¡Siii! ¡Más!— Ben estaba sosteniendo a la chica que le prohibía cosas de la cintura y pegándola a él.

—Ben, maldita sea, tienes que estar alerta les han advertido que pasó algo.—abrí la caja de las armas y saqué las balas rápido.

—Estaré alerta— siguió embistiendola.

Salí de ahí. Es un imbécil.

—Damas y caballeros, se les invita a la terraza del barco, al altar más romántico que verán en sus vidas a las 9 en punto.—Se escuchó en las bocinas, habían chicas en bikini en los jacuzzi con hombres asechando y drogándose.

—¿Te dije que estaría alerta no?—ben apareció a mi lado.

—¿Qué haces aquí?

—Ayudando claramente, un pequeño momento no nos detendrá.—Sacó otro cigarrillo—Además, si me muero hoy, lo haré feliz.—Sonrió y soltó el humo.

—Nadie de los dos morirá, Ben no sé que hacer, escuché hablar a Atenea por teléfono, se quiere casar.

—No seas imbécil, quién querría a ese panzón pervertido como esposo.

—Yo firmé el divorcio a cambio de que no se exibieran fotos falsas de ella desnuda, pero ella no lo sabe, no me imagino el golpe que ha de haber sentido cuando le enseñaron el documento.

—Si eres imbécil, date cuenta, seguramente Ortech manipuló la información a su favor y le lavó el cerebro a ella, venimos a algo, no a pasear.

—¿Si a follar?—Respondí gracioso.

—Jaja, ese no es el punto, ve por ella, sé que la amas, tu mirada de imbécil a otro nivel lo dice todo, iré abajo, voy a cuidar el perímetro.

Se fué y dónde yo estaba tenía claramente la mirada al altar faltaban 10 minutos y la gente ya estaba ahí charlando.

—Sí que tienes compromiso.—De nuevo la chica de vestido verde y cabello chino se acercó a mí, la miré.—Erika Forté.—tendió su mano para que la besara.

—David Lascuráin.—Besé la mano.

—Que buena vista escogiste.—Se recargó en el barandal.—muy romántica para alguien sólo.

—Yo siento que es trágica.

—¿Un altar trágico?—Sonrió, sólo si le temes al matrimonio.

—Le tengo miedo sí, no es algo que el David de antes quisiera hacer.—Empezó a sonar la canción nupcial de matrimonio.

Y allí estaba ella, de noche con vista al mar, tan hermosa, con ese vestido blanco caminando sobre el altar hacia un hombre que no era yo.
El pecho me quemaba, me llené de coraje y tristeza, ella es mía...

El padre comenzó a hablar y me quedé en shock pensando que me la estaban arrebatando.

—Oye... tu mirada...—Erika me miró.

—Ortech Vega ¿Acepta a Arena Bernal como sú legítima esposa? —Apreté mi mandíbula mi mano fue directamente dentro de mi saco para sacar el arma y dispararle directo en la frente a Ortech.

Los guardaespaldas de él se dieron cuenta que traía un arma y corrieron hacía mí.

De la nada Erika se avalanzó contra mí y me besó antes de que pudiera hacer algo.

***Atenea Bernal***

—Ortech Vega ¿Acepta a Arena Bernal como su legítima esposa?—El respondió de inmediato.

—Acepto.—Me miró pervertido.

—Atenea Bernal ¿Acepta a Ortech Vega como su legítimo esposo?— sentí movimiento en la parte contraria del barco y ahí estaba David besando a alguien más.

Lágrimas comenzaron a salir involuntariamente.

—Repito, Atenea Bernal ¿Acepta a Ortech Vega como su legítimo esposo?— miré a Ortech.


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¿Que creen que diga Atenea? 🤭
Vamos...¿a quién no le gusta el misterio?
En el próximo capítulo se sabrá.

Muchas gracias a las personitas que me leen vota y sobre todo comentan. ❤️
Créanme que los ubico por su nombre 😊

Dedicado a mis lectores que me motivan a seguir. 📖

DIFERENTES ( TODO ES NEGOCIO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora