𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟔

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¿ꜱᴜ ᴘʀᴏᴍᴇᴛɪᴅᴀ?

Nos dirigimos a mí casa.

***Atenea Bernal***

Su carro era hermoso, no conversamos para nada en el camino, yo intentaba que él no me viera la cara ya que me daba vergüenza que él se enterara de que arriesgó su vida por una chica que le tiró el celular, lo empujó y le dijo cosas feas en las escaleras.

Al llegar a su casa no sabía si sentirme protegida o en riesgo de nuevo, era grandísima, lo primero que pensé fué en qué ya me había secuestrado un narcotraficante.

El carro lo estacionó y abrió la puerta del copiloto dónde iba yo.

-¿Puedes caminar?-preguntó amablemente.

-Me torcí el tobillo cuando caí, me cuesta un poco de trabajo.-respondí pero intenté levantarme.

Él no me dejó hacerlo así que me cargó.

-¡Pero tu brazo está sangrando!-Dije preocupada.

Me sentó en un sofá grande de la sala, eran como las 4 a.m.

-Me llamo David ¿Y tú cómo te llamas?-Me miró a los ojos.

-Diana- le mentí.

En ese momento llegó el doctor.

***David Lascuráin***

-Diego.- le dije al verlo entrar.

-Vine lo más rápido que pude, ¿Qué ocurrió?.

-Un tipo intentó violarla.-los ojos de ella se pusieron llorosos en cuanto dije eso, siempre me a matado ver llorar a una mujer pero es extraño que verla a ella me cause distintas emociones .

-¿El tipo introdujo su...?

-No, gracias a David no lo hizo.-lo interrumpió.

-Bien, ¿te duele algo?- preguntó mi amigo, que se dió cuenta de mi lesión de bala y me dió una gasa con alcohol para que la pusiera en el roce de la bala.

-El tobillo- cuando yo le ayudé a quitarse el tacón ví la pulcera en su tobillo y dije su nombre.

-¿Atenea?- me miró confundida.

-¿Cómo es que sabes mi nombre?-Alzó la voz.

-¿Por qué me mientes?-apreté la mandíbula.

-¡Porqué eres un desconocido!- respondió segura.

-Este desconocido salvó tu vida.

El doctor le dió pastillas a Atenea para el dolor, le aplicó una pomada muy buena, le vendó el tobillo y se fué.

-Nadie te pidió que lo hicieras- dijo Atenea poniéndose de pie y retándome.

-No se te ocurra decir otra tontería.- yo seguía curandome la herida, me acerqué a ella y ambos quedamos de pie, pero ella es más bajita de estatura y llega a la altura de mi hombro.

-¿Para eso me trajiste a tu casa verdad? Para coger conmigo.-en cuánto dijo eso aventé la gasa y a ella la aventé al sillón bruscamente.

-Sí yo hubiera querido-me acomodé en el sillón arriba de ella y pasé mi mano por su pierna- ya hubieras sido mía, sólo es cuestión de- la apreté de la cintura y soltó un débil gemido- en ese momento escuché que alguien más llegó.

-Hola ¿Hay alguien en ahí? - Dijo mi padre llegando a la casa.

La miré y me alejé de ella, me senté a su lado, no sabía cómo reaccionar ya que él me había dicho que me comprometiera y meter a ella a la casa esa algo indebido.

-David- mi padre se quedó inmóvil al ver a ella sentada a mi lado.-¿Quién es ella?

-Padre-Le ofrecí a Atenea mi mano para que se pudiera levantar.-Ella es mi prometida Atenea.

Cuando dije eso ella volvió a caer al sillón impactada y la volví a levantar.

-¿estás bien?-le pregunté y me miró confundida.

-Si, es sólo el dolor de mi tobillo.

-Buenos días- Dijo mi padre.

-Buenos días señor- Dijo ella en shock y mirándome a mi super confundida.

-Papá, si nos disculpas estamos muy cansados y heridos así que iremos a dormir- cargué a Atenea en mis brazos, cuando iba a subir las escaleras para ir a mi habitación él me interrumpió tocando mi hombro.

-¿Qué les pasó?-preguntó.

-Ya sabes, quisieron asaltarnos.-ahora sí, subí a mi habitación y cerré la puerta.

***Atenea Bernal***

-¿Tu prometida?¿Qué demonios?- le dije una vez que cerró la puerta.

El se sentó en la cama sin decir una palabra.

-¿Me estás usando? ¿Por eso me trajiste a tu casa? YA SÉ, TU PLANEASTE TODO.-Le grité.

-Guarda silencio, ¿crees que yo querría casarme contigo? Eres una bailarina del Club nocturno ¿Y crees que un empresario como yo sé casaría con una persona así?

-Esta bien, ¿sabés que? Iré a desmentir tu mierda de mentira por que eres un idiota.-estaba a punto de abrir la puerta pero él me detuvo.

-Espera, no lo hagas, por favor, sólo finge esta noche.-Me dijo mirándome a los ojos, que vaya que hermosos ojos tiene, una mirada tan intensa que te hace pequeña pero yo no demostraba que el tenía ese poder de seducción ante mí.-por favor.

Sonreí.

-Esta bien,no diré nada, sólo por qué me salvaste la vida, pero, yo duermo en la cama- cuando me iba a meter en las sábanas él me agarró de la mano.

-No dormirás con esa ropa en mi cama.-abrió la puerta de lo que parece ser un vestidor y después de un rato salió con una playera azul.

-¿Planeas que use tu ropa para dormir?-Alcé una ceja.

-O puedes dormir en el sofá si no quieres.

-Bien, pero, no me veas.

-He visto demasiadas chicas Atenea, no eres especial para mí.-Se cruzó de brazos.

-¿Estás seguro?-Dejé caer el vestido lentamente y llamé su atención.

-¿Qué haces?-Preguntó confundido.

-Nada en especial, sólo... -me acerqué a él, pasé mi mano por su pecho y bajé lentamente por su abdomen muy marcado por el ejercicio para tocar su entrepierna.

Sentí un jalón brusco, él me acercó a su cuerpo tomándome de la cintura con una mano.

-Te recomiendo no meterte conmigo pequeña, ya pasé por todo lo que intentas hacer.

-Pero... Apuesto a que ninguna te había exitado tanto como yo- lo miré a la cara y me mordí el labio.

DIFERENTES ( TODO ES NEGOCIO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora