Capítulo XIII

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⚠️Advertencia previa: Este capítulo contiene un poco de spicy, así que si no te gusta solamente pásalo. De lo contrario disfruta este capítulo.

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Lía

Presente

Nunca creí que ver una simple flor cuando me despertara casi me daría un infarto. Claramente Keigo me mintió ¿Cómo se atreve a acercarse al palacio? Si alguien lo ve la desgracia se desatará.

Por suerte todo ha estado muy callado hoy, no he escuchado rumores o algo que me haga sospechar que lo hayan descubierto. La preocupación es inevitable formándose en mi pecho al ver el encantador lirio blanco, pero ver una me trae demasiados recuerdos nostálgicos; era la flor favorita de mi madre.

A pesar de la distancia, los días que transcurren y el tiempo que tarda en llegar una simple carta. Cada semana trato de escribirle a los señores Smith para recibir noticias sobre la vida de mi pequeño hermano. Una carta puede ser nada prácticamente, pero es el único medio en el cual podemos comunicarnos. Una semana envió una carta junto con el dinero que logro reunir para las necesidades o lo que mi hermano necesite. A Gil se le dificulta escribir, ya que por su enfermedad le es complicado ir a una escuela como todo niño de su edad. Envía una carta contándome de las historias o pequeñas cosas que le emocionan.

Lo que me rompe el corazón, es que en cada carta que recibo escribe que quiere verme, preguntando que día iré a verlo. Que mas quisiera yo que estar con él. Al momento solo puedo seguir forzando mi cuerpo en mis tareas diarias.

No sé cuántas veces he pasado el cepillo en la estúpida mancha de lodo aferrada a la alfombra. Es inevitable dejar salir un grito de frustración mientras arrojo el tonto cepillo; que al final no sirvió de nada, mas bien robo mi tiempo retrasándome en mis quehaceres. Con el dorso de mi mano quito el rastro de gotas de sudor sobre mi frente. Creí que no sería tan difícil, tocará cambiar la alfombra en su totalidad; me llevara una eternidad.

El leve sonido de la manilla girando me sobresalta. La puerta se abre, dando al pasillo donde me encuentro. Unos ojos azules se enfocan en mí.

Sus labios se entre abren para decir algo, no suelta ni una sola palabra, sus labios se vuelven una línea recta continuando su camino; dando pasos lentos con elegancia junto a mí.

Retomando mi trabajo tomo los utensilios de limpieza que utilicé, mi mano queda en el aire quieta a centímetros del cepillo que deje volar ante mi frustración, cuando escucho que sus pasos se detienen a mi espalda.

—Regresamos al palacio en unos de días —menciona, hace una pausa luego continua—, que alguien te ayude con eso.

Claramente tenía que contestarle algo como "Sí, mi señor" o una tontería así, aunque nada de eso salió de mi boca, y milagrosamente él tampoco dijo nada al respecto.

"Regresar"

Esta palabra golpeaba mi mente sin parar, enviando mil pensamientos hasta formarse una ola de estrés y ansiedad.

Hay cosas buenas en esto, pero de toda cosa buena siempre habrá indiscutible "el contra". Regresar al palacio significa que tengo cerca el pueblo donde se encuentra Gil, haciendo lo imposible podre solicitar un permiso de un día o unas horas para poder ir a verlo. También significa que tengo que estar en un lugar donde tengo que soportar a Miranda junto al Emperador, estar solo con Ansel es tedioso, pero ver a los tres en un mismo lugar es una pesadilla.

Feather Crown || Takami Keigo (HAWKS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora