Capítulo 2: They

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–¿Por qué?

–E-es que mi padre es un tanto anticuado. No entiende de estas cosas.

Kai frunce más su entrecejo por lo absurdo que le parecía el asunto, estaba conteniendo sus ganas de carcajearse en la cara del lindo rubio frente a él. En cambio fingió una sonrisa comprensiva.

–Ya se nos ocurrirá algo, precioso. Realmente quiero salir contigo, así que no me rendiré tan fácilmente.

Jimin experimenta un salto alegre en su pecho que le hace afirmar con su cabeza repetidas veces, despidiéndose del atleta con un beso en la mejilla, rápido y tímido, que hizo reír a los amigos de éste una vez el bajito se marchó a la biblioteca.

–¿Tanto te importa salir con ese niño enano y bonito?

–Haría cualquier cosa por salir con Park, Cheng – contesta con suficiencia, cogiendo la paleta que guardaba en el bolsillo de su chaqueta del equipo deportivo, viendo a lo lejos a cierto pelinegro que iba acompañado de un pelirosa con lentes. Aporta con un murmuro socarrón: –. Tengo más que un sólo motivo, en realidad.

Por su lado, Yoon continua su charla con Seokjin, enseñándole unas fotografías de arte que tomó en su última visita al museo central. Una de las ventajas de ser el alumno favorito del profesor Kim, es que él le enseñó cómo usar de forma decente una cámara profesional.

–Amo la manera en la que te apasionas por el arte y los libros. Seguramente conquistarás la universidad, Yoongissi.

–Ni me hables de ello, el tema me tiene algo estresado desde lo que pasó con mi padre esta mañana – farfulla ante el agrio recuerdo –. Lo único que me quita el dolor de cabeza es que al menos logró persuadir al principito con su estrategia.

–Tu padre es bastante inteligente, lo admito –señala con gracia –. Ahora dime una cosa, ¿Qué pasaría si quieres salir con un chico y le das pase accidentalmente a tu hermanito para que haga lo mismo?

El otro resopla con total diversión, como si la simple idea fuese más que absurda.

–No va a suceder.

Jin se encoge de hombros.

–Nunca digas nunca. Aún viene el baile de graduación y...

–Cada que lo mencionas me da escalofríos, no lo hagas – corta con una mueca asqueada. En su periférico se cruza el idiota de Jong-in, el cual lo escanea con superioridad en lo que devora una lollipop desde las bancas. Gruñe para sus adentros y da una negativa para agregar con decisión: –. Definitivamente, Jimin tendrá que resignarse a ser el único de su clase que no sale aún en citas. Ni muerto salgo con alguno de los adolescentes sin neuronas de esta escuela.

Taehyung había repetido el diálogo cientos de veces en su cabeza, lo ensayó en casa e idealizó mil escenarios al respecto sobre el curso que tomaría la conversación. Ahora, frente al ojos miel que le sonreía un tanto confundido ante su silencio, estaba sufriendo de un masivo bloqueo mental que le hizo lucir como un torpe virgen más del escaso montón, al menos en aquel instituto.

–Y... ¿Hola?

–E-eh, hey, ¡Hola, Jimin! – reacciona finalmente con una sonrisa nerviosa, volviendo a recuperar su cerebro del lapsus mental. Con torpeza, señala la silla frente al recién saludado –. ¿P-puedo sentarme aquí?

–Ah, claro, es una mesa pública – acepta con una risita, aún extrañado por la repentina visita del ojos café –. ¿Cómo estás, Taehyung?

Inevitablemente, siente un revoloteo en su interior al oír su nombre siendo pronunciado por el opuesto. 

10 Things I Hate About You [YoonKookGi] EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora