Déjalas vivir

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Amanda estaba feliz nunca había experimentado esa libertad al actuar por su cuenta siguiendo su corazón y no motivada por el miedo que le tenía a su padre, era extraño para ella sentir esa emoción pero la hacía sonreír y a su esposo lo hacía muy feliz sentir a Amanda toda suya y sin la presión de sus familiares, después de una boda fugaz y de compartir con la hermana de Amanda y su esposo, cruzaban la puerta de su nueva casa y aunque le faltaban cosas por terminar, era un palacio para Amanda.

-- ¿Sabes qué mi amor? -- Es hora de que conozcas la parte salvaje de mí -- Le dijo Amanda a su esposo sorprendiendolo con su reacción, la tímida Amanda parecía haber encontrado su nuevo yo entre sus temores y arrastraba dulcemente a su esposo hasta la habitación matrimonial.

A Lucas se le olvidó que tenía hambre y dejó la comida que habían comprado en la mesa y siguió a su esposa tomado de su mano más que feliz de la propuesta que le había hecho.

Muy pronto descubrió en un beso a que se refería Amanda y muy contento cerró la puerta de la habitación dejando su hambre afuera y devorando suavemente a su maravillosa esposa.

Mientras ellos se amaban y reían felices estar juntos por fin sin que nada los separara, un padre furioso tocaba la puerta de los padres de Lucas.

-- ¡Tu hijo es un miserable, no tuvo la decencia de darle a mi hija una ceremonia de matrimonio normal! Con invitados y en una Iglesia -- Si no tenía dinero para una ¡No tenía que fugarse como si fueran amantes! -- Estoy seguro que fue tu idea ¡viejo miserable!

El padre de Amanda estaba haciendo un escándalo en la entrada de la casa de los padres de Lucas, los vecinos curiosos empezaron a salir por sus puertas para observar el momento dónde el padre de Amanda un hombre grande y muy fuerte se lanzara sobre el padre de Lucas un hombre delgado y de carácter tranquilo, más educado y culto que el padre de Amanda.

-- ¡Fue tu culpa! -- Nuestro hijo no se habría llevado a Amanda si no hubieras tratado como trataste a tu hija Melody y a su esposo -- Crees que ellos habrían tomado esa decisión si no le hubieras casi ordenado a Amanda quedarse a vivir con Lucas en tu casa -- ¡Ellos querían privacidad! -- ¡Lejos de ti y de nosotros!

La madre de Lucas que al principio se había opuesto a la decisión de su hijo, defendía ahora sus acciones, le pareció más que acertada después de meditar por horas lo que había hecho su hijo y fue ella la que predijo lo que haría el padre de la muchacha.

-- Ahora están casados y ni usted ni nosotros vamos a intervenir en sus decisiones -- Le decía con firmeza

-- ¡Eso lo veremos señora! -- Ustedes serán unos blandengues con su hijo, pero Amanda hará lo que yo le diga ¡y al terminar el día a su hijo le pesará haberse llevado a mi hija!

Dando la media vuelta salió furioso caminando a toda prisa por la calle.

-- Te lo dije y no me creiste -- Él es así y como viejo testarudo tendrá que aprender por las malas que sus hijas ya crecieron y no puede obligarlas a hacer lo que él quiere -- ¡Ya son mujeres! Esposas y prontamente madres, por que estoy segura que Lucas tiene suficiente hambre como para poner diez hijos en un día..

Al oir a su esposa el padre de Lucas se empezó a reír y besando la mejilla de su esposa le dijo: ¡Igualito a mí! -- Primera vez y nuestro primer hijo, prepárate mujer que de Lucas tendremos más nietos que de nuestros otros hijos -- La mirada divertida de su esposo le trajo tantos recuerdos a ella que se sonrojo al recordar detalles de su luna de miel.

-- No te gustaría repetirla, ¡estamos solos! -- Le decía el hombre

-- ¡Y muy viejos! -- Le respondió la mujer

-- Sí, pero eso lo hace más divertido, te conozco tan bien, que sé que te gusta y por dónde empezar -- Le decía -- ¡Aún podría sorprenderte! -- Le respondió su esposa

Riendo rodeó a su esposa con sus brazos y la besó apasionadamente y diciéndole a su oído: ¡Sorprendeme! Entraron a su casa abrazados y cerrando la puerta nunca se enteraron que sus vecinos lo habían visto todo.

Las miradas críticas de sus vecinas se perdían entre las miradas de envidia de sus vecinos varones que se imaginaban lo bien que la estaban pasando sus vecinos de frente a su calle.

Mientras los padres de Lucas disfrutaban de rememorar viejos recuerdos y de experimentar nuevos, el padre de Amanda daba un portazo haciendo que a su mujer se le cayera un plato.

-- ¡Eres igual que tus hijas! -- ¡Torpe! Estúpida y descuidada, crees que las cosas no valen.. ¡No trabajas y yo sí! -- Me parto el lomo trabajando para ser rodeado de mujeres sin cerebro, que no sirven para nada ..

-- ¿Y tus amantes sí? -- ¿A ellas no les importa que las trates con rudeza? ¿O es que pagas muy bien como para que les importe? -- Crees que soy igual que mis hijas, pues ¡gracias! -- Son listas y valientes y saben poner primero lo que realmente vale, deciden bien y aman mejor, en eso me llevan la ventaja -- Supieron elegir, yo tuve que aceptar y callar, porque mi padre jamás me habría permitido volver a casa con dos niñas, yo habría dado mi vida para que nada les faltara -- Pero me quedé contigo -- Un hombre agresor, que pretende que nací para ser su sirvienta y tomarme cuando le plazca ¡lo desee yo o no!

-- Un hombre ciego que cree al igual que muchos hombres que las mujeres somos objetos de diversión, de uso cuando están tensos o quieren placer y nos ven como seres inferiores o incapaces de valerse por sí mismas sin la compañía de un hombre -- ¡Pero te equivocas! -- Yo me valgo por mi misma y tengo mis propios ahorros, dinero que me he ganado bordando y tejiendo mientras tú te dabas tus escapadas con -- Ya ni me importa con quién..

-- ¡Me cansé hace mucho de llorarte! -- No me importa -- ¡Haz lo que quieras! -- Al igual que mis hijas, tomé mis decisiones y me quedé contigo, porque el hombre fuerte que finges ser, ¡Es más débil de lo que cree! -- Eres inseguro y temes quedarte sólo, por eso dominas, pero tus hijas tienen derecho a ser felices y lo son lejos de aquí -- Dejalas vivir..

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