Luigi' s.

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- Has sacado muy buena nota en tu examen, acabo de corregirlo y estoy muy orgullosa de ti.

- Entonces, ¿qué te parece si lo celebramos en el restaurante mas lujoso de la ciudad? Con el dinero que me dio mi tia, creo que podré invitarte esta noche a cenar en La Tagliatella. ¿Nos vemos allí a las ocho?

- Allí estaré, te quiero.

- Y yo a ti - respondí con el tono mas dulce que pude.

Las horas pasaron eternas pero llegaron las ocho y estaba allí sentado. En cuestión de minutos, tendría junto a mi a la mujer mas hermosa del mundo, la mas inteligente y... también la mas atrevida, todo sea dicho.

Pasaron unos veinte minutos y el camarero quiso atenderme pero le dije que no, que esperaría.
Llamé a Valery por teléfono y no respondía.

Cuando no tienes contacto con la persona que amas a veces la cabeza es muy peligrosa y te genera ideas que aunque sabes que no son ciertas, te provocan inseguridades. Es una mierda.

Seguí esperando pero llegaron las diez y el camarero me pidió por favor que abandonara mi mesa, que la necesitaban para otras reservas. Y tuve que largarme de ahí.

Cuando ya salía del restaurante, un taxi se detuvo en la puerta y de él, salió Valery con un hermoso vestido de color morado oscuro que hizo que me sonrojara al máximo.

En cuanto salí, ella vino corriendo a mi.

- Se que quedamos a las ocho pero se me hizo tarde corrigiendo los examenes y se me olvidó avisarte. Lo siento mucho, dejame compensartelo.

- Eh, no pasa nada. Todo está bien, comprendo que estuvieras ocupada. No tienes que compensar nada.

- Si, y lo haré ahora mismo. Ven, conozco un restaurante increible para cenar. Invito yo.

- Eso ni hablar, preciosa. Aquí el que paga soy yo.

Ella me llevó de la mano a Luigi's. Un restaurante italiano donde servían buena comida, pero donde no habían invertido tanto en el aspecto por lo que apenas entraba gente. Pero Valery era clienta habitual porque le encantaba la comida de aquel lugar.

Cuando llegué, le dije a Valery que iba al baño, que había estado esperandola en La Tagliatella y que no había podido ir antes. Ella asintió y yo, en lugar de ir al servicio, busqué a Luigi, el dueño del restaurante.

Estaba en su oficina revisando unas facturas cuando yo le interrumpí y le comencé a hablar en susurros:

- Necesito que hagas algo por mí. Necesito que bajes las luces del local, o que las apagues y nos sirvas la cena con velas.
- ¿Y a que se debe esta extraordinaria idea si puede saberse?

Saqué una pequeña cajita de mi bolsillo.

- A que voy a pedirle a Valery que se case conmigo.

Luigi se quedó sin palabras y luego se levantó de su silla y corríó a abrazarme.

- Muchacho, llevo viendoos juntos mucho tiempo y tenía una corazonada de que este día llegaría. Pero lo que nunca imaginé es que tendría el honor de ser vuestro anfitrión.
Por supuesto no dudes que haré lo que me pides, y haré mucho mas que eso.

- Luigi, ¿estás llorando?

- No, solo es un poco de humedad ocular. Todo bien. - dijo mientras se secaba las lágrimas y aspiraba sus mocos hacia dentro.

- Debería volver para que ella no sospeche nada. ¿Que tienes hoy de menú del dia?

- Tengo pasta amorosa en salsa de tortolitos recién casados.

-  Creo que estará genial, como siempre.

Luigi salió a saludar a Valery y nos tomó nota. Ella pidió vino y yo pedí un mosto. Entonces él se metió para la cocina.

Agarré la mano de Valery. Dios, no me explico como consigue tener la piel tan suave.

- Cielo, me encanta este sitio. Creo que has tenido una idea espléndida al traerme aquí. Además, ¿que pintamos dos locos enamorados en un restaurante caro al que la gente en su mayoría acude para aparentar?

- Dices eso porque no hemos cenado allí, sino lo estarías disfrutando más y lo sabes.

- Contigo disfrutaría hasta comiendo en un callejón, cariño. - La besé.

Me comenzó a hablar de aquel vestido, y de lo cómoda que estaba con él, de lo bonito que era y me preguntó si me gustaba y yo dejé salir mi entusiasmo y mi emoción al verla a ella vestida de forma tan increíble.

- Pareces realmente una Diosa.
- Quizá lo sea porque se que te tengo a mis pies. - me dijo al oído.

Y entonces las luces se apagaron y Luigi salió con dos platos y los demás camareros con velas y las bebidas. En unos pocos segundos nuestra mesa estaba preparada y entonces los camareros se fueron.

Luigi se quedó junto a nosotros.

- Espero que mi cena especial sea de su agrado, tortolitos.

- Seguro que si, Luigi. - dijo Valery

- Espero también que ese no sea el único "si" que digas esta noche.

- ¿Perdón?

Cuando Valery se giró para mirarme, comenzó a llorar de emoción, pues no esperaba encontrarme de rodillas frente a ella con una cajita abierta y un anillo brillando en su interior.

- Señorita Valery López. Profesora. Cariño mio. Muchas cosas han pasado desde que eras solo una profesora suplente entrando a mi clase por primera vez. Hemos vivido muchos buenos momentos juntos y realmente muy pocos malos, pero aún así los que han habido no han logrado separarnos el uno del otro. No he dejado ni un solo dia de amarte, mi vida. De pensar en tí. Antes me has dicho que siempre me tienes a tus pies y es totalmente cierto. Por eso, a esta Diosa que me tiene loco, yo esta noche le pregunto: ¿Quieres casarte conmigo?

Valery rompió a llorar desconsoladamente al tiempo que asentía con la cabeza y me abrazaba.

Nos besamos y comenzamos a cenar. Después llegamos a su casa, donde yo vivía junto a ella y comenzamos a hacer el amor apasionadamente.

Tiempo después nos casamos y fue mucho mejor.

Valery López era una puta Diosa en la cama y el dia de nuestra boda me folló como nunca lo había hecho antes.

My hot teacher | Wayne WickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora