Cuando llegamos, fuimos directamente al Hospital Central, dejando todas las maletas en los coches.
Mis padres fueron los únicos a los que dejaron pasar para evitar demasiada concurrencia de gente. Valery y yo nos quedamos abajo.
La hermana de mi padre fue siempre muy buena conmigo. Recuerdo cuando de pequeño siempre me daba unas galletas que ella hacía.
Valery me agarró la mano y me susurró: "Todo va a estar bien".
Después de estar allí un rato esperando, salió mi madre.
- Dicen que una transfusión de sangre la salvaría.
Nos aliviamos un poco.
- El problema es que se necesita que sea B negativo y todos somos A positivo...
Nos quedamos mirando sin saber que decir.
- Tenemos que encontrar a alguien. Alguien habrá en la familia que pueda ayudarnos.
Mamá se encogió de hombros.
- No tengo ni idea pero tu padre está destrozado porque quiere ayudar y su sangre no es compatible. Me ha pedido que le deje a solas, que llore lo que nececiste.
Valery abrazó a mi madre y le dijo:
- Teneis que ser fuertes, ya veréis como todo sale bien. ¿Quieres sentarte un poco y tomar un café? Yo voy a la máquina a por uno para mí.
Mi madre asintió y se sentó junto a mi observando a Valery entrar al Hospital rumbo a la máquina.
- Ella es una buena chica, hijo. Es mayor que tú pero es maravillosa.
Por supuesto que lo era.
Valery en efecto se dirigió a la máquina expendedora pero no la utilizó.
En su lugar se deslizó sin que la viera nadie por el lateral para doblar la esquina y acercarse a los ascensores, y una vez conseguido esto subió a la tercera planta.
Con sigilo fue observando habitación por habitación desdela puerta de cada una hasta que vio a mi padre sentado llorando.
Eso le partió el alma mas de lo que esperaba. Se fijó en el número de la habitación: 327.
Luego retrocedió hasta el mostrador de información de la planta 3.
- Oiga, ¿donde se encuentra el doctor al cargo de esta planta? Necesito hablar con él, sobre una paciente.
- Ha salido a tomar un café y ahora viene. Mientras tanto, puede esperar sentada fuera.
- ¿Está en la cafetería, entonces?
- Si, pero...
No le dio tiempo a acabar la frase antes de que Valery echara a correr escaleras abajo. Lo de esperar al ascensor ya le daba igual.
Salió por la puerta trasera del Hospital para no ser vista y llegó a la cafetería casi sin aliento.
Cuando entró, todos se la quedaron mirando.- Estoy buscando al doctor a cargo de la planta 3.
El hombre se acercó.
- Soy yo, ¿se encuentra bien, señorita?
- Perfectamente. Ya tiene usted una donante de sangre para la paciente de la 327. Por favor, hagámoslo cuánto antes y ahorremosle mas sufrimiento a esa familia.
El doctor se quedó mirandola unos segundos en silencio.
- Martín, ponme el café para llevar. Tengo unas cosas que hacer.
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My hot teacher | Wayne Wick
RomanceNunca imaginé que llegaría a tener una profesora así... y mucho menos lo que llegaría a hacer por ella.