Los días pasaban y la relación entre Guillermo y Samuel iba mejorando. Tal vez no estaba tomando el rumbo adecuado, pero al menos el más joven volvía a sonreír.
Poco a poco, Samuel recuperaba sus memorias, trocito a trocito. Reconoció a sus padres después de varias visitas y a sus abuelos, los cuales habían viajado desde lejos solo para verle. Su esposa empezaba a aparecer en su mente en algunos momentos de su vida, pero Guillermo, aquel joven que pasaba con él día y noche, seguía siendo un punto blanco en su cerebro. Lo peor de todo era que, por más que Samuel se interesaba por saber detalles de su relación, como desde cuando se conocían o si eran muy cercanos, Guillermo acababa cambiando de tema o disculpándose para salir de la habitación. Samuel no entendía por qué él hacía eso, ¿es que acaso no quería que lo recordase? ¿No quería que recuperaran su amistad?
Todo era tan extraño... Su mujer, Elena, pasaba pocas veces a la semana para visitarlo porque, según decía ella tenía mucho trabajo. Tal vez eso debería entristecerle, pero le daba completamente igual. En cambio, cuando Guillermo se ausentaba, aunque fuese por un par de horas, sentía una incómoda presión en el pecho, algo que no desaparecía hasta que sus ojos volvían a encontrarse con los de aquel chico.
Guillermo, por su parte, cada vez daba más por perdida su relación. Samuel recordaba a todas las otras personas, pero su mente se negaba a reconocer a Guillermo. Si en algún momento pensó que los recuerdos volverían a la mente de Samuel, todas sus esperanzas se habían ido al garete con el pasar de los días. Realmente se sentía harto, asfixiado hasta el cuello.
Pero lo único que podía hacer era quedarse allí y no hacer nada. Como siempre.
Él pensaba que Samuel no se daba cuenta, pero éste se percataba cada vez que veía sus ojos rojos, o cuando su voz estaba más apagada que de costumbre. Todo eso le entristecía, quería arreglarlo, pero Guillermo no le contaba absolutamente nada. Aunque el mayor insistiese, sus labios siempre estaban sellados en lo referente a ese tipo de temas. Era por ello que sus conversaciones se basaban en cosas triviales, nada de emociones o sentimientos. Nada sobre ellos, nada que le pudiera interesar de verdad.
Samuel comenzaba a sospechar, sabía que algo extraño ocurría entre ellos dos. No sabía qué era, pero podía asegurar que su actual relación no estaba bien. Decidido a descubrir más cosas sobre Guillermo, le cogió el móvil un día que se quedó dormido sobre su regazo. Sí, aunque pareciese frío por su actitud y todas esas contestaciones bordes, Guillermo siempre apoyaba su cabeza en las piernas de Samuel para dormir. Nunca le había dicho la razón, simplemente lo hacía sin pedir permiso alguno, aunque tampoco es como si a Samuel le molestara. De hecho, tuvo que reprimir sus ganas de acariciarlo más de una vez, lo cual le tenía terriblemente confundido. ¿La gente normalmente acariciaba a sus amigos?
De una forma u otra, consiguió el código de desbloqueo del móvil, y así fue cómo empezó a navegar de aplicación en aplicación del aparato. Leyó los mensajes, vio la lista de llamadas, revisó los contactos encontrándose a sí mismo y, entonces, dio con un pequeño rectángulo violeta encerrando una "O" blanca debajo del cual se podía leer "On-Chat". Curioso, pulsó encima y esperó a que la aplicación se abriese, bajando el volumen del móvil para no despertar a Guillermo de su ensoñación.
Una pequeña página con tonos violetas se mostró. En el lado derecho, diferentes apartados: principal, perfil, amigos, configuración... En el lado izquierdo, los contactos conectados y los mensajes sin leer. Examinó cada sección de arriba a abajo, fijándose en cada detalle para conseguir algo de información. Lo único que descubrió fue que era un amante de los videojuegos, pero nada más que eso.
Fue entonces cuando, casi en el momento en el que iba a tirar la toalla, sus dedos pulsaron una conversación que tenía con un tal "Vegetta777".
Ese nombre... Un dolor agudo cruzó su cabeza y se extendió por todas sus extremidades. Contuvo un quejido, apartando el móvil por un momento de sus ojos y cerrando éstos a continuación. Notaba su corazón palpitar, lo escuchaba retumbar en su cerebro.
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On-Love (Fanfic, Wigetta)
FanfictionCuando todo lo que vemos es oscuridad, cuando la más profunda soledad nos asola, un fino rayo de luz puede salvarnos la vida. Tal vez deberíamos aferrarnos a él, pero hemos recibido tantos golpes que nos asustamos y nos alejamos. No queremos ser her...