Capítulo 1: Un año desde mi peor tragedia.
"Cuando una persona muere no deja de existir... Deja de existir en el momento en que los recuerdos de ella desaparecen".
Hoy, 20 de mayo de 2010, me levanté a las 8:00 AM tomé mi toalla y me dirigí a mi sencillo baño donde simplemente hay: una taza azul cerca de la puerta de madera blanca, un lavabo del mismo azul que el retrete posicionado al lado izquierdo de la taza, una regadera justo al fondo del lado derecho del escusado, un espejo pegado en la pared justo arriba del lavabo y obviamente cosas personales.
Me miré en el espejo donde noté mis ojos color miel más ojerosos que nunca y mis párpados hinchados; todo por la noche de ayer, mi cabello café alborotado y feo. Y mi rostro demasiado pálido. Quité de mi cuerpo todas mis prendas, abrí el agua caliente y me adentré en el agua intentando olvidar todo lo malo, cosa que no logré, puesto que mi madre —una mujer casi idéntica a mí, solo que de piel bronceada, ojos más grandes, mayor y más guapa— había fallecido un día como hoy pero hace un año.
Después de mi larga ducha de 20 minutos, me cepillé los dientes, para después salir del baño y dirigirme a mi armario de madera donde saqué: mi ropa interior, una blusa negra, unos jeans negros y unas calcetas blancas; luego me vestí y tomé mis casuales —inseparables— tenis negros con agujetas blancas y me los puse. Tomé mi cepillo, para consiguiente desenredarme mi cabello lacio café, me miré en el espejo de mi armario, cogí mi actual lectura "Delirium" para después bajar a la cocina. Ahí comí un cereal —especialidad mía—, luego me dirigí a la sala, me acosté en el sofá grande blanco para seguir mi lectura.
Al dar la 1:00 PM llamó mi papá con tono de amargura diciéndome que no iba a llegar a la hora de la comida, para que me fuera a "McDonalds" a comer. Yo tomé mi celular, las llaves de la casa y dinero para dirigirme al más cercano de los locales.
Caminé y caminé pasando por un parque donde estaban familias felices disfrutando del día, y ahí iban; las primeras lágrimas de hoy. Caminé muy rápido hasta llegar a "McDonalds", al entrar vi todo igual a cualquier otro aparcamiento de esta franquicia, fui directo a la fila —en la cual no tardé porque sólo habían 3 personas adelante de mi—.Cuando tocó mi turno ordené unos nuggets de pollo y unas deliciosas papas a la francesa, pagué y caminé hacia una mesa sola.
Mientras comía lloraba al recordar que a este sitio veníamos —mi mamá, mi papá y yo— juntos... Como una familia feliz —la cual éramos—, extraño a mi mamá, a mi familia feliz y a mi vida de antes; ahora lo único que me queda son las heridas de la muerte de mamá, mi padre se ha olvidado completamente de mí, su única hija.
En cuanto terminé me fui al baño, donde observé mi rostro desfigurado por las lágrimas, me eché agua y salí, primero del baño y luego de "McDonalds".
Caminé llorando —sin importar las miradas de lástima que me lanzaban— hacia el parque, al llegar a este; me senté en una banca y derramé todas las lágrimas que pude.
Sin darme cuenta obscureció, entonces revisé la hora en mi móvil, 20:40 marcaba este, así que volví a mi hogar. Al llegar vi a mi padre —un hombre alto, de 34 años, pelo café, ojos grises, de mi misma tez de piel— alcoholizado, llorando a mares, en el vil suelo, también pude notar que tenía una fotografía de mi madre y le susurraba "Regresa por favor, Sally". Fui a junto con él, me senté a su lado y lloramos juntos, hasta que llegó el amanecer. El primer acto amoroso que hacíamos después de un año.
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el amor supera todo
Teen FictionEsta es la historia de Mackenzie Mikesmall, una joven con un cuerpo delgado, con cabello café, ojos color miel y de clase media. Su sueño es ser tan hermosa y valiente como las protagonistas de sus libros, pero sin darse cuenta de que ella también t...