parte 2

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Capítulo 2: Otro día normal

"La vida es terrible, cuando sólo piensas que todo es común y no vives para que cambien las cosas"


Desperté ante el sonido constante de la gotera ubicada en la cocina, algo que se suponía que mi padre tenía que haber reparado hace más de un mes —claramente no lo había hecho—. Recorrí la sala lentamente con la mirada y todo estaba como lo recordaba, la sala color arena, las paredes blancas e insípidas, los mismos muebles heredados de la abuela, el mismo lugar y la misma yo, la única cosa que no encajaba era aquella persona totalmente desmayada al lado mío —mi padre—. Después de muchos intentos pude lograr llevarlo a su cuarto, taparlo y regresar la foto de mamá a su lugar. Caminando lentamente y con pesadez regresé a mi cuarto tras una vista rápida a mi reloj noté que pasaban de las 2:00 AM, era hora de descansar si mañana quería —y tenía la intención de— ir al colegio. Tras varias vueltas a mi cama e intentos de cubrir el sol mañanero con la almohada, desperté con la intención de hoy regresar a clases.


Tras mi monótona rutina de aseo y desayuno revisé la habitación de mi padre y como lo esperaba el seguía dormido, no lo culpaba sabia que ayer había sido un día difícil para ambos y lo menos que podía hacer por él era dejarlo dormir, así que sin más que hacer en esa casa tomé mis cosas y mi libro actual.


Sin muchas ganas me dirigí a la parada del autobús, caminé lenta y sin preocupaciones no tenía nada que hiciera sentirme con un motivo suficiente para caminar diferente, mi madre había muerto hace un año, mi padre se había olvidado por completo de mí, su única hija. Solo soy una chica simple y sin sentido alguno.


—Oye chica despierta— miro para ambos lados sin lograr encontrar de donde a venido esa voz. —¿Vas a subir o no?—sin notarlo el autobús ya había pasado algunos metros adelante de mi, la suerte que el conductor se había convertido en un gran amigo mío. —¡Buenos días, Mack! ¡Bienvenida!—, sabía que Mike entendía que era sentir la pérdida de un ser bastante cercano, ya que el también había perdido a su esposa días antes de que yo perdiera a mi madre.

—¡Hola, Mike!— saludé sin ánimos de seguir la conversación —al menos no ahora—.


Sabía que todos me miraban al pasar por el pasillo, quien no me miraría siendo la chica más pálida del colegio. Normalmente las chicas desean este tipo de atención por sus habilidades y hermosura —claramente a mí no me miraban por ninguno de esos motivos—. Logré encontrar un lugar vacío al final del autobús, mi lugar favorito al menos ahí podía pasar desapercibida y mejor aún podía leer.


—Hemos llegado jóvenes. Todos abajo—llamó Mike desde su cabina.


Sin mucho entusiasmo guardé mi libro y me dirigí a la salida.


—Mack, si necesitas platicar con alguien sabes dónde encontrarme— era bastante increíble que tuviera como amigo a Mike, el chofer del autobús de la escuela, eso decía más sobre mi nada interesante mundo social.

—Gracias Mike—le respondí.


—Hola, señorita castaña—oí gritar fuerte y claro a Selena a varios metros de donde yo me encontraba, esa chica sí que era efusividad —uno de los tantos motivos por los que me gustaba estar con ella—, me aportaba esa alegría diaria en la escuela, esa alegría que muy pocas veces concebía.

—¡Buenos días, Selena! ¿cómo estás?

—Bien Mack ¿quieres algo de desayunar? yo invito—sabia que Selena hacia esto como un modo de alegrarme el día, porque siendo una de mis mejores amigas conocía muy bien lo que el día de ayer se había significado para mí.


Después de un cóctel de manzana, plátano y miel continuamos con nuestra obligatoria vida escolar. Las horas pasaron lentas y contundentes como lo hacían desde hace un año, siempre había llevado buenas calificaciones toda mi vida y por alguna extraña razón desde la muerte de mi madre mis calificaciones —las cuales se esperaba que bajaran— se mantuvieron y en algunas hasta llegué a subir. Concentrada en mis propios pensamientos, escuché el timbre de la última clase otro día escolar por fin había terminado.

el amor supera todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora