NARRA DEAN
El muchacho me parecia demasiado familiar. Esos ojos grandes, asustados y de color miel me recordaban muchisimo a la expresion que Becca constantemente solia adoptar, pero deduje que mi inconciente debia estar jugandome una mala pasada. Desde aquella confesion no he logrado sacarmela de la cabeza. Me amaba, o por lo menos alguna vez lo hizo. No sabia como sentirme al respecto, estaba distraido, pero por fortuna tenia la marca de Cain por la cual preocuparme y ocupar mi mente en otra cosa.
Pierce bajo las escaleras detras de nosotros y contemplo el lugar durante un par de minutos. Note que Sam tambien lo escudriñaba, pero al instante desistio y retomo la lectura de un libro gordo y bastante aburrido que contenia todo tipo de simbolos y marcas, aunque no habia logrado encontrar la mia.
-Bien, siéntete como en casa- dije palmeando el hombro del chico. Era extraño, pero aquel desconocido me irradiaba una confianza bastante inapropiada en mi. Pero supuse que eran sus aires de inexperto lo que facilitaba mi trato hacia el.
Galilah volvio a llorar por decima octava vez en el dia, y la levante de la cuna que habiamos trasladado al salon principal para escucharla. La levante y la agite de un lado al otro, le ofreci una mamadera, un juguete, le hice caras raras pero no resulto.
-Sam, tu turno.- le entregue a mi hermano a la bebe, mientras Pierce nos observaba con cierto nerviosismo.- de acuerdo, hablame del caso que mencionaste hace un rato- me sente y el me imito cuando le hice un gesto con la mano.
-Bueno, veras..- Pierce no paraba de dirigir la mirada a Galilah, quien parecia chillar con mas impetu cada vez.- un amigo mio me conto sobre...la chica que.. emm...¿me permites?- el muchacho se levanto y le quito a Galilah de los brazos de Sam, quien le respondio con una expresion confundida y molesta.
Pierce apoyo a Galilah en su pecho y se balanceo con total suavidad de un lado al otro, sobando la espaldita de mi hija hasta que esta, como por arte de magia, se calmo. Se la volvio a entregar a mi hermano, cuya molestia se habia transformado en asombro.
-Esque...tengo una hermana menor, y asi es como solia calmarla.-se volvio a sentar frente a mi.
-Pues eres muy bueno en esto. Gracias.-a Sam comenzo a simpatizarle con solo ese simple gesto, y debo decir que a mi tambien me dejo un poco anonadado. No es muy comun que los hombres tengan experiencia con niños, y en especial si se trata de bebés, pero bueno, en todos lados existen excepciones.
-¿Decias?
-Ah, si. Un amigo mio me llamo hace un par de dias y me conto que a una chica del lugar se le habian reventado los labios y fallecio desangrada. Lo mas raro de todo esque su novio aseguro que nunca le habia hablado de una operacion. Pero todo el pueblo culpa al unico cirujano del lugar, quien parece tan confundido como el resto y niega haber intervenido quirúrgicamente.
-¿Tu amigo es cazador?- pregunto Sam sentandose a mi lado y entregandonos a cada uno una cerveza que habia ido a buscar a la cocina.
-No, pero sabe a lo que me dedico y le fascina. Siempre dice que se unira a mi en cuanto termine su carrera de arquiterctura. En fin, la cuestion es que lo unico que pudo averiguar sobre la chica fue que un par de horas antes habia ido a una tienda a comprar ropa, y regreso con ese cambio.
-Entonces la respuesta esta en ese lugar.- le dije dandole un sorbo a mi bebida.
-Dean- exclamo Sam tomandome del brazo- Becca esta alli.
-¿Estas seguro?-dije poniendome de pie con nerviosismo y agarrando mi celular.
-¿Puedo usar el baño?- exclamo Pierce interrumpiendonos. Asentimos a la vez y le indicamos en donde quedaba. Se dirigio alli a paso lento hasta desaparecer, mientras Hermes lo olfateaba y perseguia.
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Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)
FanficMe llamo Rebecca Maddison. Tengo 25 años, no tengo ni me permito hacer amigos y toda mi vida se esfumo de un dia para el otro debido a mi endemoniada profesión. Nunca estuve conforme con lo que mi madre me enseño, pero cuando se fue me di cuenta de...