NARRA BECCA
Me desperte con un aire renovado bastante vigorizante, y una idea pervertida rondando mi cabeza.
Aquel hombre cuya desnudez apenas se disimulaba por la sabana envuelta entre sus piernas dormia placidamente junto a mi, con un brazo sobre su cabeza y la boca entreabierta. Y era todo mio.
Me habia confesado su amor apenas recobre la cordura luego de aquel intenso y exquisito orgasmo, y durante las horas que nos quedamos despiertos no pudimos dejar de revelarnos cuan loco estaba uno del otro.
Me desperece y estire, con una sensacion de plenitud recorriendo mis extremidades. Y sin pensarlo dos veces me dispuse a llevar a cabo aquel deseo erotico que se me habia ocurrido apenas lo vi aquella mañana. En realidad la idea no era del todo mia: lo habia leido en una Cosmopolitan hacia un par de meses, y se me habia quedado grabado a fuego por lo extraño y excitante que resultaba.
Lo primero que hice fue quitarle la sabana, destapando aquel miembro que tantas veces me habia hecho temblar. Me sente entre sus rodillas, y sigilosamente, tome su amiguito entre mis manos y lo comence a masajear con movimientos suaves y casi imperceptibles. Él se removio un poco, pero no dio señales de despertarse.
Le di mas impulso a mis manos, aumentando la presion de los dedos y acompañando con mi boca aquel acto de "violacion". Note que su respiracion se acelero hasta convertirse en pequeños y profundos jadeos. Me parecia increible que aun no hubiera abierto los ojos.
Dean comenzo a gemir cuando su miembro se enterro en mi garganta, y me parecia lo mas sensual que alguna vez hubiese presenciado.
Él generalmente intentaba reprimir un poco sus gestos y señales de excitacion, como todo hombre que pretende demostrar que tiene todo bajo control. Y verlo de esa manera, tan entregado y balbuseando incoherencias como yo hacia cuando él intervenia en mi cuerpo, simplemente me daba vuelta el mundo.
Se enderezo cuando el climax finalmente lo alcanzo, con los ojos abiertos al igual que platos, una expresion completamente desorientada, y gimiendo agitado como si acabara de correr una extensa maraton.
Se aferro a mi cabello cuando las ultimas oleadas de placer lo terminaron por desmoronar, y con una sonrisa de oreja a oreja me acoste nuevamente a su lado.
-Eres....una....depravada-dijo entre pequeños jadeos, y un segundo después estaba atacando mi boca.
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Mi adolescencia nunca fue normal. La soledad era frecuente, y el amor completamente improbable.
Cada vez que me cruzaba con alguna parejita joven me reia con disimulo de la imagen patetica que daban, y que por supuesto, no parecia interesarles.
Tomados de la mano, abrazados, mirandose, compartiendo sus helados, rodeados de piropos cursis y sentimientos asfixiantes. Porque, no importaba que tan estupido sonase la comparacion de tu belleza con la de una flor amarilla y sin gracia, de todas maneras tu te lo creerias, y pensarias que tu amado podria convertirse facilmente en el sucesor de Shakespeare.
Ahora me tocaba morderme la lengua y pasar aquellas burlas con agua, porque si alguien nos hubiera visto aquel dia, hubiese pensado igual que yo.
Con Dean no dejabamos de acariciarnos, de mirarnos, de apreciarnos. Sam lo habia notado, y sonreia en silencio.
Que loco, ¿verdad? Hasta hacia solo unas pocas semanas me parecia imposible la posibilidad de volver a estar con él de aquella magnifica forma. Pero la cosa se dio vuelta: lo que en ese momento me parecia imposible era lograr separarme de él.
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Lo que está prohibido me hace feliz (Supernatural- Terminada)
Fiksi PenggemarMe llamo Rebecca Maddison. Tengo 25 años, no tengo ni me permito hacer amigos y toda mi vida se esfumo de un dia para el otro debido a mi endemoniada profesión. Nunca estuve conforme con lo que mi madre me enseño, pero cuando se fue me di cuenta de...