Moon

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Era una noche de luna llena. Las favoritas de Levi, pues en esas noches cuando la marea estaba alta podía ver aunque sea de lejos la vida en la ciudad.

Aunque la vida actual no se parecía mucho a la vida que conoció, pues desde que había hecho aquel trato con Poseidón habían pasado ya varias décadas.

Levi seguía manteniendo el mismo aspecto del día en el que firmó con su sangre el pacto, con la única diferencia que ahora en lugar de piernas tenía una hermosa cola de sirena o mejor dicho de tritón.

—Levi me parece increíble que después de tanto tiempo sigas deseando regresar con los humanos— Dijo Poseidón mientras se acercaba a él apoyando sus manos sobre los hombros de Levi.

—Que te importa, eso solo es asunto mío — respondió secamente el tritón, sin hacerle reverencia alguna o siquiera mirarlo.

—Deberías aceptar ya tu naturaleza y dejar atrás tu vida como humano, después de todo la razón de que aceptaras hacer un trato conmigo fue por un humano que tiempo después te reemplazo por alguien que si podía caminar a su lado— Susurro Poseidón al oído de Levi, disfrutando como con cada palabra la tristeza y el dolor volvían a invadir al joven.

Poseidón podía ver en el reflejo del agua el rostro triste de Levi, pero él se negaba a llorar, no quería darle el gusto de conseguir aquellas hermosas perlas en las que se convertían sus lágrimas al contacto con el agua del mar.

—Bien, si no piensas darme algunas perlas para mis joyas será mejor que me valla— sentenció el Dios mientras se daba media vuelta y de un vistoso salto se sumergía en las profundidades marinas.

Entonces a pesar del riesgo que implicaba el nadar en aguas poco profundas se acercó a la playa lentamente, sintiendo como el viento secaba un poco las escamas de su cola cuando estas quedaban sin la protección del agua

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Entonces a pesar del riesgo que implicaba el nadar en aguas poco profundas se acercó a la playa lentamente, sintiendo como el viento secaba un poco las escamas de su cola cuando estas quedaban sin la protección del agua. Volvió a sentir en su piel lo que era estar en la fresca noche pero entonces vio algo que llamó su atención, parecían un montón de luces andantes algo que le recordó más a un pino navideño que a una persona, pero en realidad era un chico con muchos collares y pulseras de luces parpadeantes.

El chico caminaba tambaleándose mientras seguía bebiendo de una lata que llevaba en la mano. El viento le llevó a Levi el aroma del licor y la cerveza lo cual le indicó que el joven tambaleante estaba completamente ebrio. Se quedó observándolo tranquilo mientras las olas mojaban su cuerpo manteniéndolo húmedo, recordando los días en los que podía caminar y recorrer las calles de la ciudad como un humano más, hasta que el chico cayó al agua y después de algunos torpes intentos por regresar a la playa el mar comenzó a llevárselo.

Levi entonces cayó en cuenta que los humanos en su mayoría son muy torpes en el agua, por lo que fue a buscarlo. No le costó trabajo encontrarlo gracias a los collares y pulseras luminosas que portaba. Lo acerco a él y pudo ver que sus ojos eran de él verde más puro como un par de esmeraldas, así que se quedó mirándolo fijamente hasta que recordó que los humanos no pueden respirar bajo el agua, entonces decidió llevarlo a la superficie, donde el chico dio varias respiraciones profundas y tosió bastante.

Enseguida Levi lo llevo a la playa sin importarle el hacerse daño a sí mismo pues la playa estaba repleta de conchas y guijarros que hacían pequeños cortes en su piel al momento de arrastrarse. Entonces pensó que así como a él le parecían torpes los humanos al estar en el agua, el sería un completo inválido en tierra firme.

Dejo al chico a una distancia considerable del mar. De pronto comenzó a llorar, al darse cuenta de qué tal vez jamás volvería a ver a aquel chico de ojos esmeralda, y que muy seguramente el chico no lo recordaría, ya que en su estado difícilmente tendría memorias de lo sucedido.

—Tal vez hubiese sido mejor llevarlo conmigo así al menos podría estar con él por un tiempo hasta que el mar descompusiera su carne y solo quedaran sus huesos, pero eso sería aún más triste pues aquellos brillantes ojos se opacarían rápidamente— murmuró para sí mismo. Mientras notaba que el chico había quedado rodeado de hermosas perlas a causa de sus lágrimas y el agua de mar que empapaba su ropa.

Decidió dejarle las perlas como un recuerdo suyo. Comenzó a recorrer el camino de regreso al agua, el cual se le hizo largo y duro de recorrer, no por el hecho de tener que arrastrarse sino por qué tal vez nunca volvería a ver al chico de hermosos ojos verdes.

Al estar ya a una profundidad adecuada para él se dio la media vuelta para observar un poco más a aquel chico hasta que los primeros rayos de sol le indicaron que debía irse. Pero a pesar del riesgo que corría se quedó un poco más hasta que otro humano de cabello rubio llegó a buscar al chico de ojos verdes.

—Eren, hasta que te encuentro— el chico de cabello rubio se arrodilló al lado de su amigo.

— ¿Armin?, ¿En dónde estoy?, tuve un sueño muy extraño, creo que nunca más voy a beber "aguas locas" estoy seguro que eso tenía algo raro— Eren se comenzó a incorporar y noto las perlas a su alrededor. — ¿Y estas perlas?—

—No lo sé, lo mismo iba a preguntarte— Armin tomó una de las perlas y la observo a contraluz. — parecen valiosas—

—Recógelas y las llevaremos a valuar con el joyero, tal vez si valen algo podamos al fin reparar el barco y volver al mar a pescar— Eren se comenzó a incorporar lentamente hasta quedar sentado en la arena, la cabeza le dolía bastante y ahora lo único que quería era dormir y ver si aquellas perlas le darían el suficiente dinero para poder reparar su barco.

El pescador y El tritonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora