Perls

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Armin comenzaba a resentir la falta de perlas, pues aunque la pesca había mejorado considerablemente las ganancias no eran cercanas a las que conseguía con la venta de las perlas. Pero desde la ausencia de Eren las perlas no habían vuelto a aparecer en el barco. Incluso el joyero le había preguntado por las perlas pero él no había podido responderle más que con un:

"No hemos encontrado más"

Aunque ni el mismo conocía el origen de las perlas y desde que Eren se ausentaba ya no habían aparecido más perlas. De hecho ellos ya casi no pasaban tiempo juntos, pues según lo que la madre de Eren le había dicho, su amigo se había mudado a otra ciudad con su actual novio y solo iba a visitarlos de vez en cuando. Pero que él podía seguir usando el barco para ir de pesca.

 Pero que él podía seguir usando el barco para ir de pesca

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Mientras tanto...

Eren y Levi pasaban sus días tranquilamente en el mar cuidando del saquito que contenía a su primer hijo, el cual cada día se hacía más grande y transparente.

—Pronto llegara el día en que este pequeño salga de su saco. —Levi observaba como el saquito ahora ya tenía más del doble de su tamaño inicial, y el "Pececito" que nadaba dentro ahora estaba más grande y se movía más que antes, además ahora si ya tenía la forma de una sirena o tritón, aunque esto solo lo sabrían hasta que saliera del saco.

—Ya quiero que llegue ese día y poder por fin tenerlo en mis brazos. —Dijo Eren mientras colocaba un par de burbujas en la almeja para reponer las que ya se habían reventado.

La escena hizo que Levi soltara algunas lágrimas pero esta vez no eran de tristeza o soledad, sino de alegría, por lo que en lugar de ser negras esta vez fueron del blanco más puro.

—Levi por favor no llores, pidió Eren mientras lo abrazaba con fuerza. —

—Es que esto es demasiado hermoso. —Respondió Levi aun llorando. —Sabes nunca pensé que algún día podría enamorarme de nuevo y mucho menos que ese alguien me correspondiera. —

—Pero a mí no me gusta que llores por que te haces daño, mira nada más cuanta sangre te ha salido. — Eren se alejó un poco de Levi y limpio la sangre de su rostro con la yema de sus dedos para enseguida besar sus párpados y volver a abrazarlo.

—El afortunado soy yo al encontrar a alguien tan especial y mágico, amoroso, tierno y hermoso como tú. —Susurro al oído de Levi.

Después de un tiempo Levi se calmó y junto con Eren recogieron las perlas que habían quedado esparcidas en la arena de la habitación.

—Nunca había llorado perlas blancas, siempre eran negras. —Dijo Levi colocando el montón de perlas en un caracol.

— ¿Crees que nuestro hijo también produzca perlas, como tú?— Pregunto Eren mientras ambos salían de la habitación de su pequeño.

—No lo sé Eren, solo algunos Tritones y Sirenas podemos hacerlo, aunque yo espero que no sea así para que sus ojitos no se lastimen cada que llore. Yo preferiría que tuviera unos ojos tan hermosos y expresivos como los tuyos. —Respondió Levi mientras colocaba el caracol junto a otros tantos más repletos de perlas. —Si quieres, la próxima vez que visitemos a tus padres podemos llevarles algunas perlas, también deberías darle algunas a tu amigo con el que solías ir a pescar.

—Sí, sería bueno dejarles algunas, pero aún me siento culpable por haberlas vendido ya que te causa mucho dolor el crearlas—

—Pero ya están hechas así que no hay problema con que las regales, es mas a él puedes dejárselas cuando venga a pescar, así como yo te las solía dejar antes. —Sugirió Levi mientras recordaba los días en que iba a ver a Eren y le dejaba algunas perlas.

—Levi, he pensado en regalarle el barco a Armin pues realmente nuestra vida está aquí en el mar, en la superficie tengo el dinero suficiente para poder vivir tranquilamente gracias a tus perlas. Y si necesitamos más dinero podemos obtenerlo de los naufragios, vendiendo antigüedades y demás cosas. —Propuso Eren.

—Pues si crees que eso es lo mejor está bien, pero también podrías conservarlo ya que finalmente no sabes si alguno de tus hijos le va a gustar la pesca o vivir en tierra firme. —Dijo Levi. Pues él era quien más continuamente pensaba en como serie su futuro.

—Tienes razón, podríamos usar el barco para viajar y les podría enseñar a los niños a pescar y demás cosas que se pueden hacer en la superficie. —Dijo Eren mientras ambos tritones descansaban en su hogar esperando la hora en que su pequeño rompiera el saco.

El pescador y El tritonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora