Kelp

307 33 0
                                    

Los días iban pasando y la relación de Eren y Levi se volvía cada vez más cercana.

Eren le había mostrado toda su casa llevándolo en brazos como si fueran recién casados, aunque a decir verdad Eren estaba muy enamorado de Levi, quien a pesar de tener mucho tiempo sin estar en una casa reconocía la mayoría de los objetos que Eren tenía en cada habitación. Ya que la mayoría de ellos los había visto descompuestos o rotos en el mar, pero ahora gracias a Eren descubrió cual era el uso de cada uno de ellos.

Levi disfrutaba mucho de todas las comodidades de la casa, pero lo que más le gustaba era pasar tiempo con Eren en la tina de hidromasaje, pues era donde él se sentía más cómodo, y podía lucir su hermosa cola de tonos verdes tornasol, ya que consideraba que fuera del agua se veía bastante fea y "escurrida".

—No recordaba que la superficie fuera tan interesante, —Dijo Levi agitando suavemente su cola.

—Supongo que es por qué no conocías muy bien estas cosas, pero con el tiempo todo esto se vuelve monótono, aunque verte a ti disfrutando tanto de todo esto me recordó la felicidad que yo mismo sentí alguna vez. Ahora, tengo curiosidad por conocer tu hogar en el mar. —Eren se acercó a Levi tanto que pudo notar que sus ojos no eran grises sino que tenían un poco de azul, observo también lo clara que era su piel y sus labios aunque finos tenían un hermoso color rosado que le recordaba al helado de fresa, por lo que sin pensar demasiado lo beso, apenas un roce, pero esto fue suficiente para darse cuenta que ambos sentían lo mismo, lentamente aquel roce se convirtió en un beso apasionado aunque torpe. Entonces se dieron cuenta que ambos estaban enamorados.

Ambos se sentían felices pero Levi sabía que no podría vivir en aquella tina, ni siquiera en la alberca. Por más que quisiera quedarse el color de las escamas de su cola y antebrazos le indicaban que no podría postergar su regreso al mar por mucho tiempo ya que sus escamas lucían más opacas con cada día que pasaba.

Pero por ahora no quería pensar en nada más que no fuera Eren, aunque curiosamente fue Eren quien le hizo ver que las escamas de su cola se estaban opacando. Así que Levi se vio obligado a contarle la verdad, que necesitaba regresar al mar pero tampoco quería estar lejos de él.

Eren tampoco quería estar lejos de Levi por lo que en esos momentos lo único que ambos chicos podían hacer era abrazarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eren tampoco quería estar lejos de Levi por lo que en esos momentos lo único que ambos chicos podían hacer era abrazarse. Así pasaron muchísimo tiempo pues ninguno de los dos se quería apartar del otro.

Entonces mientras el cuerpo de Eren descansaba de espaldas sobre el de Levi, este recordó algo que su amiga Hange le había contado hace mucho tiempo atrás.

Pues antes de que ella lograra convertirse en una sirena, consumía unas algas que ella misma cultivaba y que según lo que le había contado dichas algas las había encontrado creciendo sobre el caparazón de una enorme tortuga que encontró una vez desovando en la playa.

Hange había salvado a la tortuga de unos cazadores y cuido de ella hasta que las heridas que le habían causado sanaran, así que mientras cuidaba de ella analizo las algas que crecían en su caparazón. Pero Hange no era una científica "normal" sino que durante su investigación ella misma consumió las algas, y así fue como encontró las "Algas Sirena" las cuales pueden convertir a un humano en sirena por un periodo de 12 horas exactas.

El pescador y El tritonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora