Groove

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La temporada de pesca continúo. Pero día con día el número de embarcaciones que salían a pescar era menor, pues por alguna extraña razón ningún pez caía en las redes y tampoco ningún crustáceo entraba en sus trampas.

Los pescadores desesperados comenzaron a buscar una explicación a lo que estaba pasando, pero por más que buscaron, no encontraron razones lógicas a lo que les pasaba y en su lugar comenzaron a buscar soluciones un tanto inusuales, como rezarle a sus actuales deidades y hacer procesiones por la playa y calles cercanas, llevando en hombros gigantescas estatuas de sus deidades.

Los pescadores desesperados comenzaron a buscar una explicación a lo que estaba pasando, pero por más que buscaron, no encontraron razones lógicas a lo que les pasaba y en su lugar comenzaron a buscar soluciones un tanto inusuales, como rezarle a ...

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Pero nada de esto funciono ya que solo aumentaron la ira de Poseidón pues le hacían ver que tan solo un puñado de humanos lo seguían considerando un dios. Por lo que la orden de no permitir que los humanos consiguieran algo del mar se intensificó, así que las redes y trampas continuaron vacías hasta que finalmente la única embarcación que salía diariamente al mar era la de Eren y Armin. Pues aunque sus redes y trampas siempre salían vacías, encontraban a diario un envoltorio con perlas en su barco.

—Esa fue la última trampa— Dijo Levi mientras liberaba un cangrejo, el cual apenas estuvo libre fue a ocultarse en una de las grietas creadas por órdenes de Poseidón recientemente.

Los otros pescadores comenzaban a sospechar sobre Eren y Armin, pues no entendían como era que cada día ellos salían en su embarcación aunque sus redes y trampas salían del mar tan vacías como las de ellos, pero parecía que día con día sus finanza...

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Los otros pescadores comenzaban a sospechar sobre Eren y Armin, pues no entendían como era que cada día ellos salían en su embarcación aunque sus redes y trampas salían del mar tan vacías como las de ellos, pero parecía que día con día sus finanzas mejoraban.

Aunque el más intrigado era el joyero pues quería saber de dónde sacaban aquellas valiosas perlas, pues ya había pensado varias veces en extraerlas el mismo y aumentar sus ganancias. Por lo que decidido a revelar los secretos de aquellos chicos un día comenzó a seguirlos a una distancia prudente desde su Yate, fingiendo que tan solo quería relajarse y despejar la mente para poder continuar con su trabajo.

No perdió de vista a los chicos ni por un instante pero a pesar de sus esfuerzos no logro descifrar el misterio de las perlas. Decepcionado, regreso a su casa al mismo tiempo que los chicos. Ya por la noche mientras trabajaba en el engarce de las ultimas perlas que les había comprado, cayó en cuenta que solo tuvo la vista de un lado de la embarcación, mientras que el otro lado siempre estuvo fuera de su vista, por lo que decidió que al día siguiente en lugar de quedarse en el barco bajaría de este y pondría en práctica sus conocimientos de buceo. Entonces comenzó a preparar todo lo que necesitaría al día siguiente.

Una vez más siguió a los chicos y cuando estos se detuvieron él se colocó su equipo de buceo pensando en que si alguien le llegaba a cuestionar lo que hacía, diría que simplemente estaba buscando inspiración en el mar, para poder crear sus joyas.

Ya en el mar fue descendiendo y buscando el origen de las perlas, pero por más que busco, lo único que encontró fueron innumerables grietas en las que supuso que las criaturas de mar podían esconderse de sus depredadores.

Busco a conciencia en aquel lugar el posible origen de las perlas pero no encontró nada, ninguna pista de donde provenían.

Decepcionado, comenzó el camino de regreso hacia su embarcación pero mientras se dirigía a esta, logro ver a una criatura que jamás había visto pues aquel ser parecía mitad humano, mitad pez, la cual le estaba entregando a un pulpo un saco de tela, enseguida el pulpo lo tomo con uno de sus tentáculos. El pulpo salió de la vista del joyero para volver en unos instantes ya sin el saco.

—Una sirena— pensó, pero como era posible, esos eran solo cuentos infantiles, además ninguna historia hablaba de Sirenas que daban regalos, mucho menos que fabricaran perlas. Decidió acercarse un poco más para verle mejor ocultándose detrás de unas rocas. Así se dio cuenta que aquel ser no era una Sirena sino un Tritón pero a sus ojos le pareció el ser más hermoso que había visto.

Con esa simple mirada decidió que aquella hermosa criatura marina debería ser suya, sin importarle en absoluto lo que tuviera que hacer para tenerlo.

Entonces como un depredador que acecha a su presa se fue acercando a él notando que no era muy grande por lo que podría someterlo fácilmente. El único problema sería subirlo a su embarcación pero eso ya sería problema para después, por ahora solo deseaba capturarlo.

—Trevor ¿notas algo raro en el agua?— Pregunto Levi al pulpo que ahora se encontraba entre sus manos.

—Sí, siento que alguien nos está observando, será mejor que nos vallamos—

El pulpo y Levi comenzaron a nadar hacia las profundidades y fue entonces cuando su atacante se revelo, intentando alcanzarlos nadando lo más rápido que podía.

—Levi nos persiguen— Trevor estaba asustado al ver que un buzo los seguía y soltó su pantalla de tinta, la cual les dio el tiempo suficiente para poder entrar en una de las grietas.

—Te debo una Trevor— Comentó Levi algo agitado, por lo rápido que habían nadado aunque ahora ya se encontraban a salvo.

—Mi tinta solo nos dio tiempo, lo que realmente nos salvo fue la grieta y tu habilidad para usarlas de portal— Respondió Trevor mientras ambos se dirigían a su hogar en MermaidCity.

El pescador y El tritonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora