5; borracho.

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Sinopsis: En el cumpleaños de Horacio, Gustabo se emborracha y eventualmente le drogan. Le siguen un par de malentendidos.

》Intenabo. También hay volkacio, pero tan solo un guiño.

》Gus y Jack están casados.

La fiesta de Horacio es siendo suave, extravagante y caótica. Se mezclan todos los condimentos que hacen brillar al joven de cresta como el alma libre que es, quien ahora mismo se ve rodeado y abordado por una cantidad incierta de personas y que Gustabo prefiere evitar.

En su lejanía, junto al cubata en su mano, puede observar con cariño las interacciones del menor con sus amigos; quiénes para sorpresa de nadie, son de diferentes gustos y nacionalidades. Y en esos pequeños minutos de paz que consigue, se da cuenta de la atracción irremediable que tiene Horacio, llamando con su amabilidad a todo aquel que le rodea. Sonríe mientras toma un sorbo, absorto en la escena frente a él; tan orgulloso como enternecido. Unos segundos donde se permite saborear la paz y tranquilidad que hay dentro de él –cosa que no ocurre con frecuencia–.

En pocos minutos se ha terminado el cubata y extiene el brazo para llamar al hombre de la barra. Con apenas una mirada ya le está preparando otro ron con Coca-Cola.

—Gracias —dice cuando el contrario le ofrece la bebida. No está muy seguro de cuantos lleva, quizá cuatro o cinco.

—No hay de qué, cariño —los ojos del contrario son celestes y la sonrisa pícara hace que brillen aún más. Le está coqueteando, evidentemente.

Si Gustabo llevara un par de copas menos, le mandaría a la puta mierda. Sin embargo, está borracho y se ríe mientras se lleva el vaso a los labios. No se siente mal, el alcohol que por ahora lleva le hace sentirse contento y en paz.

—¡Perro! —de repente un grito hace que su atención se desvíe y mire al emisor. No es ni más ni menos que Horacio, quien se separa de la multitud para acercarse a él. No parece haber bebido demasiado, porque corre y revolotea como si nada—. Estás aquí solo, ¿no quieres acercarte?

La suave sonrisa del heterocromático hace que sonría de vuelta.

—No me apetece, la verdad —toma un trago de su bebida—. Estoy cómodo aquí.

Su amigo le observa atentamente para después dirigir su mirada al hombre de la barra y fruncir el ceño.

—Es mi cumpleaños y me gustaría pasarlo con mi hermano —un puchero aparece en sus labios—. Y no me gusta dejarte aquí solo...

—No te preocupes por mi y disfruta, 'joputa —le palmea el brazo mientras sonríe con calma—. Me tomaré otra ronda y llamaré al viejo, ¿vale?

Horacio frunce el ceño.

—¿Seguro? Yo... —una voz les interrumpe con un fuerte '¡Horacio!'; los invitados están reclamando al cumpleañero.

—Venga, ve y diviértete. Estoy bien, disfruta esto, ¿vale?

Y si al menor le ha quedado alguna duda en si quedarse o no, el abrazo que Gustabo le proporciona sin previo aviso hace que sus dudas desaparezcan. Pese al tiempo que llevan juntos, las muestras repentinas de afecto por parte del rubio le siguen sorprendiendo sobre manera.

—Bien, pero avísame si necesitas algo, ¿vale?

—Que sí, que sí, vete a comerte un buen culo u algo —ríen mientras el otro se aleja hacia la multitud.

—¡Sabes que soy fiel al ruso!

Cuando su hermano se pierde de su vista toma de nuevo la copa y se recuesta contra la barra.

Incansable; IntenaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora