Lan Wangji volvió a la ciudad de Caiyi, escaló paciente y metódicamente los inmaculados escalones que los discípulos Lan menos afortunados se encargaban de limpiar religiosamente a diferentes horas del día y finalmente, ingresó a través de las barreras de entrada y pudo respirar en paz.
Algo que las personas no solían contar sobre vivir en una montaña como lo hacían los Lan era que al bajar, el aire era ligeramente sofocante.
En el caso de Yunmeng, el aire se había sentido directamente salido del horno.
Había dejado una bolsa de monedas en manos de la anciana dueña de la casa al salir de allí. El desayuno había sido una cosa incómoda que preferiría no repetir jamás. Estaba seguro de que había visto el rostro de esa señora antes, pero Lan Wangji no podía por su vida decir dónde. Quizás ella hubiera vivido brevemente en la ciudad de Caiyi en algún momento. Las visitas a esa ciudad no eran algo que Lan Wangji hiciera regularmente, pero si iba a reconocer a una persona no cultivadora, definitivamente tendría que ser allí.
La ropa blanca arruinada por la suciedad había resistido su travesía hasta la primera pequeña ciudad que encontró. Encontró túnicas blancas y un repuesto de color azul claro para su velo casi hecho jirones.
Su espada y guqin llamaron la atención, pero nada a lo que Lan Wangji no estuviera acostumbrado.
Con el pasar de las horas viajando, las cosas en la mente de Lan Wangji se iban aclarando poco a poco. No lo suficiente como para saber exactamente que había hecho durante el gigantesco vacío que era la noche de su llegada a Yunmeng, pero sí para saber que en algún momento se había cruzado con Jiang Wanyin.
Había una imagen muy clara de él apuntando con una espada al rostro conmocionado del líder de secta Yunmeng Jiang que no podía ignorar.
No tenía ni la menor idea de cómo había llegado a esa situación, pero sí sabía que no era algo de lo que su tío estaría contento. El hermano tampoco, y Lan Xichen era fácilmente una de las personas más difíciles de disgustar.
Lan Wangji se había despertado rodeado de animales en un granero después de haberse introducido en algún momento de la noche sin el conocimiento de los propietarios. No era difícil atar los cabos.
Había hecho un lío en Yunmeng.
Uno terrible.
La vista de los ordenados edificios blancos que conformaban su hogar lo reconfortaron más de lo que creía posible.
No es como si sintiera una alegría incontenible retumbando en su pecho y arañando por salir. Pero la familiaridad de la costumbre lo asaltó sin aviso. Las marcas de quemaduras que recordaba antes de recluirse ya no estaban allí, en su lugar se había pintado y reemplazado el negro dejado atrás por los Wen y una nueva pureza inundaba el lugar.
Faltaban algunos árboles, pero se habían plantado otros que en unas cuantas décadas serían lo suficientemente grandes como para cumplir con el papel que habían dejado sus predecesores.
El velo azul claro había sido desechado antes de entrar a la ciudad de Caiyi, porque definitivamente no quería que nadie asociara su identidad con la que no recordaba del todo pero estaba seguro de haber hecho en Yunmeng.
Los discípulos a su alrededor le lanzaban mirada furtivas mientras continuaban con sis deberes matutinos. Lan Wangji había llegado lo suficientemente temprano como para admirar la claridad del cielo, pero lo suficientemente tarde como para no alcanzar el desayuno.
Sus pasos vacilaron cerca de la entrada del estudio de su tío.
El hermano y el tío solían reunirse a esas horas después de desayunar para revisar ciertos itinerarios y tareas del día concernientes a la secta. O al menos eso había sido antes de que se recluyera. Lan Wangji ya no estaba seguro de qué o dónde podría estar su hermano a esas horas.
ESTÁS LEYENDO
El odio en tu mirada - ZHANCHENG
Fiksi PenggemarJiang Cheng está cansado. Muy cansado. Han pasado tres años desde la caída de Wei Wuxian y las cosas no van tan bien. Reconstruir una secta, ser tío soltero y lidiar con sus propios demonios ha resultado ser muy difícil. En resumen, todo es un des...