Mi África [Cha Eun Woo y tú]

Capítulo 18.

— ¡No te voy a abrir! ¡Para eso tienes llave!— gritó el mayor desde dentro del departamento.

— ¡Abre, MJ!, ¡Yo siempre te abro la puerta cuando llegas tarde!— alegó el pelinegro.

— ¡No es cierto! ¡La otra vez me dejaste hasta las dos de la mañana tirando en el pasillo!

— ¡Habías llegado a la una y media!

— ¡¿Y?! Me dejaste media hora afuera y tenía ganas de hacer pipí, le dejé un regalito a la planta de la vecina— ella soltó una risita, y le puso una mano al hombro del menor, que estaba dispuesto a seguir gritándole al pedazo de madera frente a ellos.

— ¿MJ?— dijo la chica— Soy T/N, ¿Puedes abrir, por favor?— sólo bastó ésto para que en un tiempo récord, el mayor se encontrara parado en el marco de la puertecilla con los ojos muy abiertos observando de pies a cabeza a la joven que tenía en frente.

— Así que tú eres la famosa T/N— sonrió— Mucho gusto, soy MJ, pero creo que ya sabías mi nombre— se estrecjaron las manos— Adelante, pasa— hizo un ademán de bienvenida y se adentraron al departamento.

— ¿Por qué cada que me miras te vuelves a presentar?— le comentó, riendo.

— Formalidad ante todo.

— Apenas así me abres, verdad— el menor rodó los ojos al cielo.

— Pues me hubieras aclarado desde un inicio que la morra que te gus...— iba a seguir pero EunWoo le peló los ojos a más no poder para que no siguiera hablando— Tu compañera de trabajo— corrigió— Estaba afuera contigo, una disculpa por hacerte esperar, linda.

— No te preocupes— le sonrió.

— T/N pasará una temporada aquí, espero y no te moleste.

— ¡Pff!, no, qué va, por mí encantado, a no ser que no te guste la Mashonzha— advirtió señalándola con el dedo índice— Porque ahí sí tendríamos problemas.

— Amo la Mashonzha.

— Eres perfecta, ya sé novia de Nunu, por favor, quiero ser el padrino de pisto de su boda— ambos rieron con un leve sonrojo.

— Qué babosadas dices, T/N y yo sólo somos amigos— se acercó para darle un codazo a su rooming.

— Sólo acuérdense de mí cuando estén casados y tengan unos hijos cagones— caminó lejos antes de volver a ser agredido— Quiero bautizar al primero— gritó, dándoles la espalda dirigiéndose al baño— Me daré una ducha, ¡Estás en tu casa, cuñada!— se pudo escuchar cómo le ponía seguro a la puerta por seguridad propia.

El pelinegro se sentó en el sillón frotando su cara con amabas manos con evidente vergüenza.

— Perdón, siempre se comporta así cuando es el peor momento.

— A mi me pareció muy gracioso— se sentó a su lado— Es un chico agradable y en cierta forma, me recuerda a Sanha— rió sentándose a un lado de él.

— Trabajan juntos, deben de ser dinamita pura en ese lugar.

— Conociendo al tarado de mi primo, ya le debió de haber enseñado groserías en afrikaáns.

— Con razón la otra vez entre los dos me dijeron una sarta de cosas que no entendí, pero se miraban muy divertidos cuando me las estaban diciendo— se carcajearon— ¿Quieres algo de comer?

— La verdad es que no.

— Vamos, a medio día solo picaste la comida que tenías en el plato, no puedes estar así toda la vida, tienes que comer algo.