— No, MJ, no puedes hacer eso.
— ¿Por qué no?
— Porque tú sólo sabes comerla y no hacerla.
— ¿Y? Puedo aprender.
— Nadie va a comprar Mashonzha hecha por un extranjero.
— Pero sí sería buena idea poner un restaurante de sólo Mashonzha.
— Mejor pon uno de comida mexicana, sería todo un éxito, piénsalo.
— Mi corazón dice "Mashonzha, vende Mashonzha"— susurró.
— O inventa una línea de desparacitante.
— Si no me vas a apoyar mejor cállate.
— Es que cuando te dije que consiguieras trabajo no me refería a que vendieras comida.
— Pero es que es lo único que se me ocurre.
— Yo tengo una.
— ¿Qué?
— Pedir trabajo en la reserva.
— ¿Limpiando popó?... gracias, pero no gracias.
— Piénsalo; te pueden contratar como veterinario ahí y pues, para eso estudiaste ¿no?
— No me pienso quedar aquí toda la vida ¿sabes?
— Pues tú sabes lo que haces, yo si lo haré.
— Tú lo que quieres es ver a esa morra de nuevo, picarón— levantó ambas cejas burlescamente.
— En parte— agachó la cabeza para sonreír— Pero yo ya tenía contemplada esa idea desde antes de conocerla.
— Lo que tú digas, Nunu, lo que tú digas.
— Pues si para eso vine, Myung-jun.
— ¿Mamá, eres tú?
— Sí, ven acá, mi amor, tienes la cara muy chamagoza— el menor se paró de su cama y lamió su dedo pulgar para correr detrás del mayor.
— Te vas a arrepentir si lo haces— amenazó cubriéndose con una silla.
— Apuesto a que no.
— Yo ya no apuesto... y menos contigo.
— Miedoso.
— Sí, ¿Y qué? ¿Y qué?
— Mejor ya vámanos que se nos hace tarde.
— Tres semanas desde que entramos y sigues llegando quince minutos antes de las siete, qué asco, qué nerd, giu.
— Disciplina y puntualidad, eso es.
— ¡Buuuuh! ¡Aburrido!
Sin decir más, el menor tomó su juego de llaves y salió del departamento.
▪•▪•▪•▪•▪•▪
— Please!— era la quinta vez que repetía esa palabra con un puchero en su boca, la dignidad del pelinegro estaba por los suelos... o quizá ya no tenía.
La recepcionista de Kruger miraba a Eun Woo como un bicho raro, llevaba rogándole más de dos horas que le diera trabajo en la reserva, alegando que la estadía era muy costosa y se le estaba acabando el dinero, que necesitaba un trabajo pronto para no estar la penosa necesidad de devolverse a México.
— Please!– volvió a repetir, esta vez gateando para sujetarse de la pierna de la muchacha— Please, Aminata!— repetía su nombre, prendido como garrapata de la larga pierna de la mujer.
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Mi África [Cha Eun Woo y tú]
FanfictionA veces -si tienes suerte- ir en busca de tus sueños te lleva a conocer personas extraordinarias... al amor de tu vida, por ejemplo. Cha Eun Woo y tú.