Tentación | Jelsa

Capítulo 17: La prueba

—Tenemos que hablar. —dice Jack una vez que Flynn y Punzie salieron del auto.

Me acomodo en el asiento, poniéndome de lado para tener una mejor vista de Jack. El hace lo mismo, lo cual me pone un poco nerviosa que tenga su atención fija en mi.

—Ah, ¿ahora si quieres hablar? —pregunto— Lo siento, Jack, pero tengo otras cosas que hacer y...

—Lo que tengas qué hacer, puede esperar. —dice, y suena más a una orden.

Se rasca la nuca, nervioso, pero no aparta la mirada ni un segundo de mi. De repente, siento mucho calor... ¿está el aire del auto puesto?

—Mira, es importante para nuestros padres que nos llevemos bien...

—¿Solo intentas arreglar las cosas para complacer a nuestros padres? —le pregunto.

Se que la respuesta dolerá.

—No solo por ellos. Yo... quiero que olvidemos todo y volvamos a ser amigos... como antes...

Casi me voy con todo y asiento para atrás al escucharlo hablar así. Amigos. Nunca fuimos amigos, ni nunca lo seremos.

—¿Cómo antes? —intento no reír— Por favor, Jack. Nosotros nunca fuimos amigos.

—Elsa, hicimos un trato de llevarnos bien, y lo estábamos cumpliendo hasta que...

—Hasta que me empezaste a evitar y se te pegó la gana de hablarme como si nada.

—Bien —suspira— Lo siento, me he comportado como un idiota.

Dejo escapar una pequeña sonrisa, divertida. Jack me mira confundido, como si me hubiese salido un cuerno de unicornio al reírme por esta situación.

—Cono un idiota te comportas siempre. Esta semana fuiste un imbecil.

Empieza a reír y echa la cabeza para atrás. Ese simple movimiento, se me ha hecho más sexy de lo que podría resultar.

—Bueno, un imbécil entonces.

—¿Por qué lo hiciste? —esta vez no bromeo— ¿Por qué me evitabas?

Jack borra su sonrisa poco a poco y se queda mirando hacia la ventanilla, observando a ma gente pasar.

—No voy a contestar a eso.

Hace un momento se estaba riendo, ¡y ahora no me puede ni ver! ¿Acaso es bipolar o qué?

—Me dices que quieres hablar, ¿pero no me quieres contestar? —indago— ¿Sabes que? Si esa es tu forma de hacer las cosas, prefiero no volver a tener esta conversación contigo.

—No me amenaces con cosas que sabes que no cumplirás. —me señala, molesto.

—¿Cuál es tu problema?

Abre la boca para responder, pero una notificación de mi celular nos interrumpe. Lo saco de mi bolso, pero Jack me lo quita de las manos sin siquiera pedírmelo.

Su expresión cambia al ver de quien era el mensaje.

—El —señala la pantalla— El es mi maldito problema.

Me avienta el celular al regazo y sin más, sale del auto y se aleja de éste.

Reviso la notificación.

Hiccup: ¿Por qué faltaste al trabajo? Te he extrañado mucho.

Otra vez volvemos al problema con Hiccup. No se que rayos le ha hecho para que le caiga mal, ¡es un osito de peluche!

Entro al centro comercial y fui a comprar la razón del por qué estoy aquí: La prueba de embarazo.

Lo bueno era que nadie me conocía aquí, así que entre a la farmacia con toda la confianza del mundo, cuidando de que ningún conocido me vea.

—¡Elsa! —me saluda Flynn, como si no nos hubiésemos visto en años.

Ah, mierda.

—¿Qué haces en la farmacia? ¿Necesitas algo?

Punzie a su lado, le da un buen mordisco a su pretzel y me mira, curiosa.

—¿Ya la vas a comprar? —sube y baja las cejas.

—¿Comprar qué? —cuestiona Flynn.

Muy discreta, Punzie.

Le hice una seña con los ojos para que no le vaya a decir nada a Flynn, y con eso de que es algo chismosa, temo a que se le escape algo de la boca. Además, no se puede enterar. Es el mejor amigo de Jack, y seguro irá corriendo a contarle lo de la prueba.

—Espera, iré contigo. —Punzie engancha nuestros brazos.

—¡Oigan! ¡Yo tambien quiero ir! —se queja Flynn, como bebé

—Al único lugar al que irás, es al área de descanso a esperarnos.

—Ustedes, chicas, son muy insoportables —se queja— Y mandonas.

—Sí, sí, somos el excremento mas horrible que hayas visto, pero ve a obedecer. —Punzie señala un area a lo lejos. Me sorprende que Flynn le haga caso, a regañadientes, pero lo hizo.

No había sentido el verdadero pánico cuando llegó nuestro turno en la fila de la farmacia.

Empecé a pensar en todo lo que podría resultar un desastre. Siento mis mejillas calientes. Mis manos sudar. Dios... ahora no...

—¡Buenas tardes! —nos saluda uno de los empleados, detrás del mostrador— ¿Qué van a llevar?

Abro la boca para contestar, pero las palabras no salen de ella. Solo escucho a Punzie crujir su estúpido pretzel.

Dios, que vergüenza. ¿Cómo voy a pedir una prueba de embarazo? Solo soy una adolescente.

—Lo siento, no la escuché, ¿qué va a llevar? —el hombre se inclina para escuchar mejor.

De nuevo, las palabras no salen de mi boca. Solo estoy haciendo el ridiculo. El hombre me mira preocupado.

—¡Ay, ya! Queremos una prueba de embarazo. Y pónganla en una bolsa... ¡y que no sea transparente! —exclama Punzie, y ello ha dicho tan fuerte, que ha sonado como eco en todo el lugar.

Las personas empiezan a mirarnos y a murmurar cosas por lo bajo. Dios, ¿por qué no me mandaste a una mejor amiga más discreta?

—Aquí tienen. Son 5 dólares en total. —el hombre nos extiende la prueba.

Le pago, sin decir una palabra por la vergüenza.

—¿Van a querer la bolsa o...?

—No, está bien así. ¡Gracias! —fuerzo una sonrisa demasiado exagerada y me llevo a Punzie de la mano.

—¡Vuelvan pronto!

—Esperemos que eso no pase. —murmuro por lo bajo. Punzie se echa a reír con la boca llena de pretzel.

¿Y ese puto pretzel es infinito?

Salimos lo más rápido que pudimos de ahí. Casi saco todo el aire de mis pulmones, cuando nos topamos con Flynn. Fija la mirada en la bolsa con la prueba, y luego me mira a mi. Mira otra vez la bolsa, y esta vez mira a Punzie.

Ella le sonríe, como un angelito. Yo quisiera hacer lo mismo, pero estoy demasiado nerviosa como para fingir.

—¿Qué llevan ahí? —señala Flynn la bolsa.

Mierda.