Siento que el párpado me tiembla de la rabia, y lo graciosa que me debía ver.
¿Por eso Jack se enojaba cada vez que Hiccup me mandaba mensajes? ¿Por eso se había ido de mi habitación cuando supo que me había llamado? ¿Por eso estuvo usando a Anna para encelarme?
¡Por eso me había estado evitando una semana!
Quería matar a Hiccup. Quería golpearlo. Solo porque rebanar cuellos no es legal. Me trueno los dedos con las manos en forma de puño. Hiccup me mira, confundido.
—¿Sabes? En realidad nunca te prometí nada. —le digo.
—¿Sobre qué?
—Sobre golpearte.
Y sin pensarlo, estampe mi puño contra la nariz de Hiccup. El golpe se escuchó como los efectos en las películas, y por un momento, solo uno muy pequeño, me sentí culpable, pero al ver que sufría, me sentí orgullosa de mi misma.
Hiccup me miro entre aterrado y perplejo, intentando parar el sangrado de su nariz. Me quite el delantal como si nada, y con todos los ojos de los clientes sobre mi, salí de la cafetería. Incluso pasé a un lado de Mike, pero el pobre no se atrevió a decirme nada.
Una vez afuera, detuve mi paso cuando alguien me detuvo por la muñeca. Pude respirar mejor cuando vi que era Jack, y estaba con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Estas bien? Es que... eso fue tan... ¡Guao! —le costaba hablar por la sorpresa.
Empiezo a reír, negando con la cabeza.
—Estoy bien, pero creo que eso deberías preguntárselo a Hiccup.
—El me importa ocho hectáreas, créeme. —dice y camina a lado de mi— Recuérdame nunca meterme contigo.
—Como si de verdad lo dejaras de hacer —me detengo— ¿Puedes llevarme a casa?
Jack pone cara de fastidio, pero al ver que empiezo a tronar mis dedos, sonríe como angelito.
—No creo que me convenga darte un no como respuesta, ¿verdad? —pregunta.
—Si quieres terminar igual que Hiccup, hazlo.
—Será mejor que te lleve.
—Respuesta sabia.
No hicimos mucho tiempo de camino. Jack tuvo la terrible idea de jugar a hacernos preguntas de que tanto sabemos del otro. Mi cara debió enrojecer al ver lo mucho que Jack sabía de mi, y lo poco que yo sabía de él.
Al llegar a casa, lo primero que hago es subir corriendo a mi habitación y sacar la prueba de embarazo del empaque. Me meto al baño y me aseguro de cerrar la puerta con seguro. Esto es lo correcto. Sé que si no lo hago ahora, nunca lo haré.
Leo las instrucciones con cuidado y siento que los párpados me tiemblan de los nervios. Bien. Tenía que orinar en la parte de la tapa y esperar por los resultados cinco minutos. Si salía una rayita, el resultado era negativo. Pero si salían dos... bueno, está de más decirlo.
Salgo de mi habitación y dejo la prueba en la mesita de noche, esperando a que el resultado se revele. Sobresalto cuando veo a Jack sentado en mi cama, igual o más nervioso que yo.
—¡Ah! —me llevo una mano al pecho— No pensé que ibas a venir.
—¿Y romper mi promesa? Te dije que no te dejaría sola.
—Me sorprende que la hayas cumplido.
—¿Cuanto hay que esperar? —se incorpora.
—Son cinco minutos, aunque ahora seguro ya pasaron como tres.
—Apenas ha pasado uno. —suspira.
Me llevo las manos a la cara.
—¿De verdad todas las mamás tienen que pasar por esto?
—Solo las adolescentes irresponsables que se acuestan con sus enemigos en fiestas. —sonríe, divertido.
Le doy un codazo ligero en el brazo y el suelta una risa. Fueron los cinco minutos más largos de mi vida. No es broma. Ni siquiera me había dado cuenta de que mi pierna temblaba, hasta que Jack puso una mano sobre mi muslo para que pare.
Después de que hayan pasado los cinco minutos, la prueba debía estar lista.
—Está lista. —me confirma Jack.
—No... no quiero mirar. —tartamudeo como idiota— De verdad, no puedo.
—Yo tampoco, pero debemos hacerlo —me mira— Sabes que no importa si sale positivo o negativo, vamos a hacer esto juntos, ¿verdad?
Asiento levemente con la cabeza. Me sorprende que me muestre tanta seguridad. Yo a su lado me siento como una inútil bolsa de patatas o algo así.
Me levanto para agarrar la prueba de la mesita, y sin mirarla, me siento a lado de Jack. Ambos compartimos una mirada y después miramos la prueba.
Una rayita.
Por un momento, se me olvidó que significaba eso. Pero por la sonrisa de Jack, sabía que salió negativa.
¡Negativa! ¡No estaba embarazada!
Me emocioné tanto, que me aventé a los brazos de Jack y lo besé, dejándonos caer en mi cama. Por un momento, no me correspondió por la sorpresa que se llevó, pero después me puso sus manos en las caderas y profundizó el beso.
Igual de desesperados, me sujetó la orilla de la blusa y comenzó a subirla para quitármela. Yo desabrocho los botones de su camisa. Enrede mis piernas en su torso mientras el atrapaba mi labio inferior.
—Te deseo, Elsa —emite con voz ronca— Te deseo completamente.
Yo también lo deseaba. Lo deseaba con todas mis fuerzas. La química que Jack y yo tenemos era increíble, inalcanzable, indestructible. Era algo que no estaba planeado, simplemente se dió, y ha ido creciendo mientras más nos conocemos.
Empiezan a tocar la puerta.
—¿Elsa? —pregunta una voz femenina desde afuera. Es Kira— ¿Puedo pasar?
Empujo a Jack lejos de mi y el se cae de la cama. Me disculpo torpemente y salto de la cama. Me miro al espejo. Mi cabello está enredado y mi labial está corrido. Me meto la blusa por arriba, nerviosa.
—¿Elsa? —vuelven a tocar.
Le echo un vistazo rápido a Jack. Su cabello está despeinado y sus labios están levemente hinchados. No se ha puesto la camisa, y eso me hace querer volver a besarlo, a pesar de que estemos en esta situación.
—Eeeeh... ¡sí! —grito como idiota— ¡Aquí estoy!
—¡Ah! Bueno, bueno. Solo quería entrar por tu ropa. Estoy recogiendo la ropa sucia de los cuartos.
La manija de la puerta se retuerce, y parece que se mueve en cámara lenta. Tenía que actuar rápido, porque parece que el gorila que tengo de hermanastro, está más ocupado mirándome las piernas descubiertas.
—¡Oye! —lo regaño— ¡Rápido! ¡Escóndete debajo de la cama!
—Bueno, bueno —levanta las manos en son de paz— Pero necesito que me hagas un favor.
—¿Cuál?
¿A quien se le ocurría pedir favores cuando estamos al borde de ser descubiertos? Ah, sí. A él.
—Cuando mi madre se vaya, tú y yo continuaremos con lo que habíamos empezado.
Me pongo como un tomate cuando me da un beso corto y se esconde debajo de mi cama. Estúpido.
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Tentación | Jelsa
FanficDespertar en una habitación desconocida a lado del chico que más odias y al que solías hacerle las bromas más pesadas en el Instituto, es duro... ¿Pero qué tal cuando recibes la noticia de que ese chico será tu futuro hermanastro? Esta es una nueva...